Se cumple un mes de encierro de los mineros en la Diputación

Mineros encerrados primer mes

Lucía Abella

Los seis mineros encerrados en la Diputación de León ya llevan un mes y los sentimientos de rabia e ira no cesan. En la sala en la que comen, duermen y reciben visitas sigue la tensión igual que el primer día, y es que los mineros “están cansados de que los políticos que los representan no busquen soluciones y sigan recriminándose lo que no les va a sacar de la crisis minera”. Aumenta la indiganción entre los presentes que junto con sus otros compañeros de lucha siguen teniendo esperanza de que el carbón prometido hasta el 2019 por los socialistas y la repentina retirada del mismo por parte de los populares se acabe y quede en una simple crisis pasajera.

La tristeza que les supone a los ''encerrados'' no poder luchar junto con sus compañeros de oficio en los cortes de las carreteras y en la marcha a Madrid se contrarresta con el orgullo que tienen los mineros del protagonismo que están teniendo sus mujeres y sus familias en los medios. Cuanto más difícil es la situación, el colectivo se muestra más unido gracias (sobre todo) a la concienciación que han ido recopilando a lo largo de los años.

El apoyo que reciben los mineros se incrementa gracias a la posible identificación que el resto de trabajadores y obreros siente frente a la acutal situación económica. Ahora tienen sus espectativas puestas en la manifestación del 11 de este mes en Madrid, a partir de ahí el futuro de los mineros será impredecible.

En la sala hay una continua espectación por las múltiples actuaciones de los mineros, tanto los encerrados en las minas como los que cortan las carreteras. Uno de los mineros encerrados, Jesús González Arraite, declara frente al futuro de la minería que ''la mina tiene mucho futuro, pero la situación terminará en desgracia segura''.

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