Las cuencas mineras buscan soluciones con una huelga general

I.R.

Las cuencas mineras silenciaron este lunes su actividad con una huelga general que pretende demostrar que sin la minería estas zonas que han vivido del carbón y que no cuentan con un plan alternativo se apagarán al mismo ritmo que la actividad minera, de salir adelante los Presupuestos Generales del Estado cuya tramitación en el Senado comienza hoy.

Un total de 24 municipios mineros han secundado la convocatoria de huelga cuando se cumplen 22 días desde el primer parón convocado por los sindicatos, el pasado 28 de mayo, que se convirtió en indefinido a partir del 30 del mismo mes. Desde entonces los mineros han protagonizado cortes de carreteras, de vías, concentraciones en las provincias mineras y han llevado la indignación a la capital de España para evitar que el Gobierno firme la sentencia de muerte de la minería al rebajar en un 64% las ayudas al carbón en los presupuestos de 2012.

No han obtenido respuesta favorable del ministro de Industria, Energía y Turismo, José Manuel Soria, quien con sus declaraciones ha avivado más bien el conflicto, que este lunes es protagonista por las calles de la capital leonesa de la marcha organizada por los sindicatos. La marcha ha salido de la sede de los sindciatos, en Gran Vía de San Marcos,en dirección a la Diputación de León, donde hace ya dos semanas que seis mineros se encuentran encerrados hasta que se ofrezca una solución para el sector.

La mirada estará puesta también en Madrid, en la Cámara Alta, aunque hay pocas esperanzas de que las enmiendas consigan echar atrás los presupuestos, pero servirá también para conocer cómo votan este martes los senadores populares tanto de León como de Castilla y León. En cualquier caso, los sindicatos ya advirtieron la pasada semana de que la luz verde a los presupeuestos no significa “el fin del mundo” y que seguirán peleando por su modificación.

Por ello pelean también los siete mineros encerrados en el pozo de Santa Cruz del Sil, quienes hoy cumplen su primer mes bajo tierra. Uno de ellos, Eduardo, tuvo que abandonar a los 18 días, obligado por los médicos al diagnosticarle una bronquitis que podía derivar en pulmonía.

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