La fiebre de exigir todo para Valladolid y 'hacerse' el más leonesista al llegar las elecciones

Óscar Puente y Javier León de la Riva, los dos alcaldes 'pedigüeños' de Valladolid.

Jesús María López de Uribe

Era el sangrante caso del alcalde de Pucela que, doctor él (ginecólogo para más señas), pedía una y otra vez para su ciudad, y de paso para su provincia, dinero e inversiones como si no hubiera un mañana “al estar perjudicada por liderar la autonomía”. Lo que enfadaba a los leoneses como si sintieran que se habrían llevado parte de esas inversiones, y casi ninguna de las desinversiones que han soportado si tuvieran autonomía propia. El 'doctor Pucela' era el que recetaba.

Enfado irónico, porque aquel alcalde se llamaba León —aunque 'de La Riva'— y monumental, porque tenían que reconocer que los corregidores leoneses no le llegaban a la altura de las suelas de los zapatos y eran absolutamente incapaces de poner siquiera la cara ya no sólo para exigir, sino para pedir que no se fueran a Valladolid Telefónica, Retevisión, el centro logístico del noroeste peninsular y todo lo que se terminaron llevando de aquí.

Es decir, 'mister León' en esta representación hace del paciente que debe adelgazar sí o sí en pos del beneficio del resto de la autonomía, el que el 'doctor Pucela' le obliga a sacrificarse por los demás; no vaya a ser que fuera un impertinente al que abroncar por insolidario con la pobre y depauperada Castilla.

¿Pero esto era algo del pasado? Pues no lo parece. Vuelven las elecciones (el cuarto domingo de este mayo) y de repente algunos partidos políticos se marcan en Valladolid y León su particular función de 'Doctor Jekyll y Mister Hyde', repitiendo de nuevo lo mismo: “más para Pucela que las demás provincias son unas chuponas”, y el “nosotros nos indignamos más que los leonesistas porque nadie nos gana a estar moridos de amor por León”.

Cuando se creía que todo aquello había terminado, tras la retirada del cansino alcalde popular del sillón de la Alcaldía pucelana que tantos y tantos años había ocupado... y tras los gruesos abrazos de Silván con Óscar Puente en 2015 llega el alcalde socialista y, de repente —o más bien, a meses de las elecciones, qué casualidad—, le da por marcarse literalmente un 'León de la Riva' y saltar con un extemporáneo “hay que invertir muy fuerte en Valladolid para luchar contra la despoblación”.

Encima con cachondeo. ¿El alcalde socialista de Valladolid dice que para luchar contra la despoblación hay que pasar de invertir en las provincias anexas, que son las que están sufriendo mucho más la despoblación? La cantidad de expresiones poco amistosas que han provocado esas palabras son evidentes (dejemos al lector la libertad de imaginárselas), pero en León la estridencia ha llegado no sólo por parte de la Unión del Pueblo Leonés (reprobándolo como persona non grata en la urbe legionense, que es lo esperable con la UPL), sino hasta del propio PSOE, con el señor X en latín (Diez) poniéndose aparentemente como una hidra.

Hasta tal punto que el candidato a la Alcaldía de León, en vez de solicitar cosas para León con la misma potencia, lo que se dedica es a pedir a Pedro Sánchez que cese a Puente como portavoz de la Ejecutiva Federal del PSOE. Jo, qué listo: desviamos la atención y pedimos al presidente del Gobierno, que es comodín para todo, que le dé un capón al nuevo 'doctor Pucela'; que qué malo que es.

El PP, claro, contento: se la ponen a Silván como se las ponían a Felipe II. Que el alcalde socialista se marque un 'León de la Riva', pero que no sea de su propio partido le da para arrear al PSOE. Lo de darle a la Junta gobernada por el PP, la que tuvo que dejar por cuestiones del guión hace tres años (y la que no gobernará por cuestiones de que le arrasaron en las primarias), si eso para otro día. Tortas para el PSOE y a quedar lo mejor posible diciendo que es leonés y mucho leonés, y no 'enredarse' demasiado en esta escena; que queda mucha película.

Vamos, la eterna rivalidad, aunque hagan todo lo posible para decir que no a media legislatura, como hicieron el alcalde de León, Antonio Silván, y el de Valladolid, Óscar Puente, en octubre de 2015 escenificando un acercamiento entre las dos capitales que, al acercarse las municipales y autonómicas, ha saltado por los aires. Y es que las demandas son las demandas y el agraviado siempre suele ser León y eso en precampaña electoral es suicida no reconocerlo en la provincia epicentro del autonomismo leonés.

De Ciudadanos, poco que decir. Salvo que hace cuatro años no querían la autonomía de Castilla y León (vamos, que tampoco querían ninguna en España hasta que tocaron 'pelo') ni la Diputación de León. Así que no se sabe bien si su virus de cepillarse la institución provincial más saneada de España volverá a afectarles; aunque sería bastante esquizofrénico pedir como si no hubiera un mañana cosas para León 'moridos de amor por él' y pretender cargarse la única Administración con peso exclusivamente leonesa (en la que ya no están representados por haber elegido fatal los de Rivera a un cargo completamente metido hasta el fondo en 'Enredadera').

Por cierto, los de Podemos también tienen para sí: las palabras de Óscar Puente les sacan lo más profundo de su ser por amparar a los desfavorecidos. Para ellos son palabras “terribles”, pero claro, no se refiere a la situación de desplome de la Región Leonesa, la que más sufre la despoblación, sino a la de todos. Que ya sabemos que eso de leonesizarse para la izquierda cuesta, porque todos son iguales... menos los catalanes, vascos y galleguiños que son especiales.

O sea que al final Puente parece querer decir aquello de: entérense, el nombre de Castilla y León es sólo un placebo, un remedio sin principio activo para ocho provincias y sólo para una; es decir, en realidad reclamamos que se le ponga el nombre verdadero de forma oficial de una vez: 'Comunidad Autónoma de la Provincia de Valladolid y Anexas' y mejor dejarse de tonterías.

Si no una para Valladolid, dos veces: yendo a hacer daño

Pero es que la cosa no paró ahí, porque ni corto ni perezoso el nuevo 'doctor Pucela' se marcó de nuevo una rajada de esas que ya duelen, que se hacen 'a mancar'. Porque escuchar días después que el problema esté en que no ser oficialmente la capital de la autonomía perjudica a Valladolid no puede tener otra razón de ser que es que se esté riendo a mandíbula batiente de las anexas de la tierra de promisión que se vendía como “nueve provincias y una comunidad”.

O que esté hurgando con saña en la herida autonomista porque a 'mister León' le ha dado por abrir la boca cuando lo que tiene que hacer es morirse pacientemente en beneficio de la capital imperial de Felipe III, aunque fuera por cinco años, que aún hay clases y clases y el pringao debe callar la boca en beneficio del señorito y de todos los que le adulan.

El caso es que en la rebelde y movida León las cosas no se aceptan así como así y hasta la UPL reclama que el jefe de los socialistas en Castilla y León, el burgalés-leonés Tudanca, le ponga las pilas a Puente, 'doctor Pucela' Puente. Y éste, como no puede, no sólo ya por ser compañero de partido sino por que el docto corregidor de Valladolid tiene más influencia sobre Pedro Sánchez que él, se defiende con la consabida cantinela de que “hay que tratar de forma especial a León, pero dentro de la Comunidad”.

Y por la parte del PP y el PSOE leonés, toca no 'cortarse' a la hora de reprobar al alcalde de Valladolid en el Pleno de la capital leonesa por sus tendenciosas exigencias. Cosa que claro, es respondido con altanería por el regidor pucelano con una especie de 'mira que son paletos estos leoneses' aduciendo que “sólo reflejan un localismo desfasado”.

Lo que viene a ser la receta de siempre: 'mister León' se puede quejar un poco, pero no mucho; se le da una declaración de homeopatía inversora y se calmará, aunque como llegan las elecciones los 'nuestros' (Diez y compañía en el PSOE) pueden gritar y hacer el paripé un poco para no hacerse daño de verdad.

Que sin esparabanes y pintas autonomistas en León los socialistas lo tienen un poco más difícil: por lo de la vergüenza ajena. Y en Pucela eso lo saben, hay que dejarles actuar un poco no vaya a ser que el tratamiento de erradicación les humille, porque con cabrearse no van a conseguir nada.

¿El paciente 'mister León' saldrá mucho peor o poco peor, 'doctor Pucela'?

El caso es que no hay remedio, el paciente 'mister León' lo único que desea es saber cómo saldrá de esta, y que sea sólo un poquito peor, no un muchito, ya que está acostumbrado a que le tomen el pelo con una de acupuntura 'pepera' y otra de soluciones holísticas socialistas.

Llegan las elecciones y siempre igual, los partidos políticos se ponen a lo suyo porque llega la época de captar votos como sea y los virus oportunistas aparecen sin control alguno. El sillón de alcalde de Valladolid lo tiene pegado en las posaderas y como se ve, cuando se calienta el sol electoral, la vacuna de la gran esperanza socialista hace que se comporte igual que el anterior el que ahora se sienta en él. Hay que pedir con todo el descaro y decir que Pucela es perjudicada, pese a que cualquier ciudadano de estas “nueve provincias o una comunidad” (o más bien de cualquier provincia anexa) sabe que la Junta de Castilla y León y el Gobierno Central han soltado pasta allí como si no hubiera un mañana.

Pero por la parte de 'mister León' tampoco es que el paciente sea del todo inocente. Quitando a la UPL —a los que por desgracia se les hace el caso justo aunque todo el mundo vea que tengan razón a la hora de especificar los síntomas de la decadencia y desaparición de la región leonesa—, los demás partidos políticos sufren de una especie de calentura leonesista inespecífica que les hace parecer a veces más autonomistas que los propios regionalistas de toda la vida.

También es cierto que esa calentura la necesitan como el comer, porque presentarse a las elecciones diciendo que el 'doctor Pucela' tiene toda la razón pues como que igual lo que provocan es que les calienten de verdad, pero los leoneses. Así que hay que tener en cuenta que entramos en ese momento cotidiano cada cuatro años en el que PP, PSOE y por primera vez Podemos prometen que toda su homeopatía leonesista funcionará. Y si hay que pinchar con acupuntura magufa, se pincha; que la gente se lo cree todo.

Lo que pasa es que ya hay algunos con el culo pelao y saben que todo esto es la cotidiana representación del caso de 'doctor Pucela' y 'mister León', el que todos pretenden esconder cuando no hay que elegirlos pero que todos le dejan salir un poco cuando llega el momento de captar votos. No vayan a darse cuenta todos los leoneses que la suya está en ruinas y la pucelana ha recibido más pasta que Dios para decidir en la tierra quién merece el mejor tratamiento contra la despoblación. No vaya a ser que el pobre sea más que el rico, que eso sólo pasa en la promesa de ganarse el cielo.

Si uno es de León es obvio que sólo queda ser paciente y aguantar promesas y promesas que no se cumplirán. Pero por eso de ser solidario con los demás, no vaya a ser que votando a quienes siempre han defendido la provincia y la autonomía para la Región Leonesa se les tache de 'abertzales' (y así intentar hacer que se mueran de la vergüenza) como ocurría hace veinte años.

Ya se sabe que 'doctores tiene la Iglesia y no buenas razones'; y que para ganarse el cielo hay que humillarse y no sacar beneficio a la leonesa. Que eso 'no toca' si no te vas a vivir a Pucela y reclamar las inversiones allí. A ver si aprendemos.

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