Embutidos Rodríguez invertirá 14 millones en su fábrica de León para sacrificar con garantías hasta 8.000 cerdos diarios
La gran fábrica de Embutidos Rodríguez en la provincia de León, situada en la localidad de Soto de la Vega, pasará a convertirse en un centro de referencia nacional en la producción de carne de cerdo con un plan de inversión cifrado en 14 millones de euros a corto y medio plazo.
Así lo han confirmado a ILEÓN fuentes del gigante Grupo Vall Companys, propietario del cien por cien de la marca leonesa Embutidos Rodríguez desde el año 2023, compañía que por facturación ya ha desbancado a Coca-Cola, situándose en su lugar como la mayor empresa de alimentación en España.
Sus planes estratégicos han salido a la luz al conocerse que esta misma semana la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León ha emitido una declaración de impacto ambiental favorable para el proyecto de ampliación de las instalaciones de matadero y fabricación de Soto de la Vega.
Esta aprobación da vía libre a dos importantes modificaciones sustanciales de la autorización ambiental integrada (AAI) que tenía hasta ahora la factoría, cambios promovidos por el grupo empresarial una vez que se ha constatado, como la Junta asume en su informe, que entre otras cosas la actual estación depuradora de aguas residuales es insuficiente para el actual volumen de vertido. La misma documentación publicada en el Boletín Oficial de Castilla y León (BOCyL) reconoce que la fábrica, matadero, sala de despiece y elaboración de productos cárnicos está situada a apenas 160 metros del arroyo de Huergas.
La nueva depuradora se ha calculado para un volumen de sacrificio de 8.000 cerdos al día, aunque la empresa asegura que su media de sacrificio actual se sitúa en 4.200 ejemplares diarios.
En parte por ese problema que necesita ser dimensionado, y en parte también para otras mejoras de eficiencia energética y de mejora de los estándares de bienestar animal de los cerdos, el nuevo visto bueno ambiental de la Consejería recoge que el nuevo proyecto de Embutidos Rodríguez contempla como actuación principal la construcción de una nueva Estación Depuradora de Aguas Residuales (EDAR) con capacidad para tratar hasta 3.200 metros cúbicos diarios. Eso triplicará la capacidad actual. El punto de vertido de la nueva depuradora no se modificará, conectándose en la red de saneamiento actualmente existente.
Una depuradora vital
Esta infraestructura es clave para adecuar el vertido de aguas residuales al alto volumen de producción y cumplir con la normativa ambiental vigente, especialmente teniendo en cuenta la elevada carga contaminante derivada del sacrificio diario de unos 8.000 cerdos, divididos en 5.000 cerdos blancos y 3.000 cerdos ibéricos.
La documentación presentada por la empresa y que asume Medio Ambiente de la Junta indica que el mayor volumen de residuos que afrontaba la actual depuradora es de 2.700 kilos al año de hidrocarburos y 8.000.000 kilos al año de lodos de la propia depuradora, cifras ambas que “se han generado por encima de la cantidad autorizada”, admiten de manera oficial. El trámite ambiental no especifica si ese exceso ha sido objeto de algún procedimiento por parte de la administración autonómica.
Fuentes de la compañía aseguran por su parte que la depuradora actual hasta ahora ha cumplido “todos los requisitos normativos y los parámetros ambientales establecidos por la normativa” en vigor, pero ahora se plantea “una nueva tecnología para mejorar el ciclo del agua desde una perspectiva de reducción del uso y mejora de los parámetros cualitativos de vertido al colector”, entre otras cosas conseguir un 15% de recircularización del agua.
El trámite autonómico delata también que la empresa proyecta otras mejoras relevantes. Por ejemplo, la instalación de un nuevo centro de transformación eléctrica de 1.000 kilovoltamperios. La firma detalla además que se ha diseñado un parque de energía fotovoltaica para autoabastecer hasta en el 30% las necesidades energéticas de la planta leonesa. Esto ayudará al Grupo Vall Companys, afirman, a cumplir su “programa de sustentabilidad para reducir sus emisiones de CO2 en un 42% hasta 2030”.
Más espacio para miles de cabezas de ganado
El BOCyL también recoge la ampliación de las cuadras pre-morten para incrementar su capacidad de alojamiento inicial de cerdos hasta casi 2.000 animales. La firma lo enmarca dentro de una “destacable mejora en bienestar animal”, ya que con la construcción de esas nuevas cuadras de descarga previas al sacrificio de los animales, estos dispondrán de “más espacio entre animales”. Se plantea también “la incorporación de sistemas automáticos de movimiento para evitar el estrés” de los ejemplares.
Finalmente, se prevé la actualización de la gestión de residuos generados en la planta y la ampliación del espacio ocupado por la fábrica hasta cubrir toda la parcela de la que disponen, de un total de más de 91.000 metros cuadrados.
Las mismas fuentes empresariales, que no pueden detallar plazos precisos al depender su ejecución del ritmo de las autorizaciones administrativas, sí resaltan que las nuevas inversiones de un total de 14 millones van más allá de garantizar la permanencia de la fábrica leonesa de Embutidos Rodríguez. Es más, aseguran que el plan estratégico “garantiza la competitividad de la planta a través de su modernización” y ayuda a “asegurar los más de 950 empleos directos” actuales. Y es que consideran que la planta se situará dentro del grupo como “centro de referencia en la producción de carne de cerdo ibérico”. Será bajo la marca 'Finura de Ibérico', tanto de fresco como de curado.
Un 'sí' sin alegaciones
Ahora, el expediente que autoriza ambientalmente a los cambios supera los trámites de la propia Junta, explicándose que ha pasado por el período de información pública sin alegaciones y tras las consultas a las distintas administraciones implicadas, cuyos informes han sido en su mayoría favorables en general. Además, se concluye que el proyecto no afecta a la Red Natura 2000 ni a otros espacios naturales protegidos, y se considera que sus impactos son compatibles con el medio ambiente, siempre que se apliquen las medidas correctoras y preventivas previstas en el proyecto.
Entre dichas medidas destacan la impermeabilización de las nuevas instalaciones para evitar infiltraciones, la gestión adecuada de lodos y residuos peligrosos, la protección de suelos y cauces, y un estricto control sobre ruidos y emisiones atmosféricas. También se exige al promotor un programa de vigilancia ambiental y la comunicación previa del inicio de las obras al órgano competente.