Riolago de Babia rinde homenaje a su mayor filántropo, Fernando Geijo
Riolago de Babia, un pueblo de apenas cuatro decenas de habitantes, logró reunir en el acto de homenaje a Fernando Geijo a más de un centenar de personas, porque a la cita acudieron cuantos originarios de Riolago tuvieron oportunidad de hacerlo desde la diáspora, acompañando a este empresario mecenas de la localidad, porque “nunca unos pocos han debido tanto a uno solo”.
El acto se celebró en la sede de la Casa del Parque de Babia y Luna, el palacio amurallado de los Quiñones en la citada localidad construido en los siglos XV y XVI. Que hoy sería una ruina ilustre como ya lo era a mediados de los años 80 del pasado siglo, si el homenajeado, con su propio dinero no lo hubiese comprado y restaurado, con mimo, esmero y mucho rigor. Además de lograr recuperar para el Archivo Provincial los fondos del archivo de la familia Quiñones
Tal fue el esfuerzo inversor y la buena ejecución de los trabajos de restauración, que en 1989 recibió una mención especial y diploma por parte de la asociación Europa Nostra “por el gran esfuerzo personal y económico para su restauración y amueblamiento, que ha hecho del edificio un punto de visita obligada”. Según se detalla en la web de la asociación.
Fue el primer galardón de Europa Nostra concedido en la provincia de León por actuaciones relevantes en el patrimonio histórico, las tres posteriores: Botines en León, Museo de la Energía en Ponferrada y Monasterio de Eslonza en Gradefes; se han hecho con dinero público por administraciones o entidades bancarias.
Este quizá haya sido su mecenazgo más reconocido y que hoy permite al Parque de Babia y Luna disponer de una excepcional sede, que por su majestuosidad hace que miles de visitantes pasen cada año circulen por su patio y edificio.
Pero no el único, como recordaron en el homenaje, la lluvia continua de actuaciones de Fernando hace más de medio siglo que refresca y riega el patrimonio babiano. En actuaciones personales financiadas por el mismo, gestiones ante administraciones y empuje cuando las respuestas no eran satisfactorias. No solo en su pueblo, también en la divulgación del patrimonio o ayudando a otras solicitudes.
Motivos más que sobrados para este homenaje, porque como mencionó el mantenedor del evento, “por un lado, ha sido una persona pionera y visionaria en la protección del patrimonio cultural y etnográfico, entendido en un sentido integral y moderno; no solo los estudiaba y fotografiaba, sino que siempre ha dedicado su tiempo y su dinero a su mantenimiento y conservación”.
Y también quiso hacer una advertencia para general conocimiento, comentando que hoy vemos Riolago como un pueblo ejemplar, cuidado con sus edificios restaurados, plazas, fuentes, templos y buenos accesos, “como siempre hubiera sido así y, sin embargo, si no hubiera sido por Fernando, este pueblo del que estamos tan orgullosos sería otra cosa muy distinta, y permitidme decir, que no dudo sería mucho peor”.
El acto finalizó con un aperitivo y el intercambio de saludos y muestras de cariño de los asistentes hacia el homenajeado. Un aperitivo en la cantina de la sede del Parque, que es otro de los regalos al pueblo en el edificio.