Montar un festival para conectar identidades y países: la experiencia de Rihonor/Rio d'Onor

Ronda de bodegas y charanga en Rihonor/Rio d'Onor

Abel Aparicio

Rihonor/Rio d´Onor —
23 de julio de 2025 08:26 h

Hay festivales, y no son mayoría, que no se entienden sin el paisaje y el paisanaje en el que se celebran. Hay pueblos que no se comprenden sin analizar su entorno geográfico y el aislamiento al que fueron y son sometidos. Hay fronteras, que fueron y son administrativamente pero no socialmente. Hay lugares como Rihonor/Rio d'Onor (Ruidenor en su forma autóctona) y su Festival d'Onor, la localidad fronteriza de España y Portugal desde Zamora que apenas suman de forma conjunt un centenar de habitantes.

Ruidenor es un pequeño pueblo dividido en dos barrios, uno en la parte portuguesa (Bragança) y otro en la parte española (Pedralba de la Pradería). Un pueblo que durante las dictaduras española y portuguesa fue un lugar de paso, donde las personas que habitaban y habitan a un lado y otro de La Raya acaban emparejándose. Un lugar que no se entiende en la actualidad sin la dejadez de la Junta de Castilla y León y sin el abandono del Gobierno de España.

Hace cuatro años en ILEÓN publicamos un artículo sobre la autovía o vía rápida León-Bragança y nada ha cambiado. Estas semanas la comarca de Sanabria se está movilizando para que no le quiten una de las cuatro paradas que el tren de alta velocidad efectúa en la estación de Otero, porque se desconectaría una zona ya de por si aislada. El motivo, se tardarían diez minutos menos en ir de Vigo a Madrid. La España de dos velocidades. La costera y la central a una y el País Leonés con Zamora en el centro, entre otras regiones, a otra.

David Vaz, director del Festival d'Onor de Rihonor/Rio d'Onor

Volviendo al festival, que este año alcanza su séptima edición, con el parón de dos años debido a la pandemia, desde la organización tienen claro que este es un festival pegado al territorio, en el que cada paso cuenta con la opinión y la participación de los vecinos y vecinas del pueblo. “Somos diez personas en la organización, pero todo un pueblo llevándolo a cabo. Nos ceden sus fincas, nos ayudan con sus tractores, abren sus bodegas para la ruta, se involucran con los puestos, los caretos y la ruta de bodegas. Así nació y de esta forma queremos que siga”. Quien pronuncia estas palabras es David Vaz, director del Festival d´Onor. Vaz quiere destacar que “este es un festival que no tendría cabida en otro emplazamiento, no se entendería en otro lugar por lo pegado que está al territorio”.

Caretos en el Festival d'Onor de Rihonor/Rio d'Onor

Este año, y como novedad, desde la organización recibieron con satisfacción la noticia de que tanto la Diputación de León como la AECT León-Bragança colaboran con el festival. Gracias a esta colaboración, David explica con una sonrisa que por primera vez cuenta con la participación de un grupo de León, Prieto Picado. “Es muy importante la colaboración de León, tanto para el festival como para el entorno, lo mismo que Galicia y otros territorios cercanos”.

En cuanto al tamaño del festival, que cuenta con zona gratuita de acampada y de furgonetas y caravanas, desde la organización tienen una máxima: “no aspiramos convertirnos en el mayor festival de Iberia ni nada parecido, queremos que alcance el tamaño que la gente del pueblo desee, teniendo presente, claro, que nunca será un macro festival, no encaja en este entorno, como dije, buscamos otra cosa”, señala convencido David, que actualmente reside en Bragança. Para finalizar, el director del festival índice en que la cultura tiene que ser la base de este festival, y quiere dejar la siguiente idea: “a alguien del entorno que no conozca el festival le diría que viniera, para así conocerse a si mismo, porque la realidad que vemos aquí la podemos encontrar en nuestras raíces”.

La banda leonesa Prieto Picado en el Festival d'Onor
Vecino con su puesto de mascaras

Uno de los puntos fuertes es la ruta de bodegas, en la que son las propias vecinas y vecinos los que abren la suya y ofrecen su vino a aquel que compre una taza con el fin de financiar parte del evento. Siguiendo con otro de los actos que marcan el sentido de este festival, las personas asistentes al festival, siguiendo nuevamente a la charanga, acompañan al desfile de caretos, que por primera vez desde hace ochenta años recorrerán las calles de la parte zamorana. Desfile que precede al acto de reconocimiento del gaiteiro Juan Prieto Ximeno, de Ruidenor de Riba.

La dueña de un restaurante de la parte portuguesa y que prefiere mantener el anonimato, mientras atendía las últimas mesas a la hora de la comida, le dijo al que escribe estas líneas: “voy a cerrar ya para ver los caretos y el baile, que, si no, no me entero de nada. Podría abrir toda la tarde, pero eso no va con nuestra forma de ser”. Creo que no hay una forma mejor de definir este festival, el pueblo y para el pueblo. Ya saben, entre Puebla de Sanabria y Bragança, entre el País Leonés y Portugal, parte del noroeste mágico de Antonio Pereira.

Panorámica Rihonor/Rio d'Onor
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