La Diputación de León barrerá de golpe todos los honores a Franco y a las instituciones de su régimen

El dictador Franco es aún hoy Presidente Honorario de la Diputación, Hijo Adoptivo de la Provincia y ostenta la Medalla de Oro de la institución.

Carlos J. Domínguez

El régimen franquista en su totalidad, y el dictador Francisco Franco mismo, será historia pasada, sólo un mal sueño, en la Diputación de León. Y no sólo porque el Partido Popular que gobierna la institución provincial se apresurara a anunciarlo en cuanto se enteró por una publicación de iLeon.com el pasado mes de mayo, asegurando entonces que desconocía este flagrante incumplimiento de la Ley de Memoria Histórica.

Ahora, cinco meses después, el equipo de Gobierno ha demostrado haber empleado el tiempo en hacer los deberes en profundidad, tras la orden dada por su presidente, Juan Martínez Majo, además presidente provincial del PP en León. La institución tiene listo un informe de lo más exhaustivo y amplio que prevé la eliminación de todo rastro del régimen golpista, que va incluso más allá de la retirada de los muchos honores oficiales que tenía concedidos el Generalísimo: el título de Hijo Adoptivo de la Provincia, la Medalla Extraodinaria de Oro de la Provincia y el título de Presidente Honorario de la Diputación leonesa.

Además de despojar al dictador de todo ello, promoverá la eliminación de las medallas concedidas a Falange Española (FET de las JONS), a la Sección Femenina de esta misma organización política en la que se sustentó ideológicamente el régimen, la Medalla de Oro de la Provincia a Luis Carrero Blanco, el presidente del Gobierno asesinado por ETA en 1973, y todas cuantas Medallas Provinciales del Combatiente llegara a otorgar y entregar. O sea, que el PP afronta un borrón y cuenta nueva.

El informe, de lo más completo y al que ha tenido acceso este medio, fue encargado al jefe del Servicio de Archivo e Imprenta, el historiador Wenceslao Álvarez Oblanca, y contempla además una propuesta insólita para no dejar un sólo resquicio al incumplimiento de la Ley de la Memoria Histórica que es de obligada aplicación desde su aprobación hace diez años: esta propuesta consiste en “adoptar el compromiso de que cuando cualquier miembro de la Corporación, grupo político provincial o ciudadano comunique la existencia de objetos o menciones que afecten al elenco competencial de la Diputación (...) se trate por la Junta de Portavoces para la tramitación que proceda”. Es decir, un compromiso político de que si a la institución todavía se le ha 'colado' algún honor o nombramiento oficial al régimen franquista, se valorará sin más preámbulo su retirada inmediata.

Homenaje de Franco a la Legión Cóndor de Hitler en su despedida de León en 1939.

Esta amplísima 'limpia' será propuesta ahora a todos los grupos políticos de la Diputación para su inmediata aprobación en Pleno y posterior aplicación, dejando sin efecto todas las distinciones franquistas que permanecían en vigor.

Una curiosa lista de 40 años de dictadura

El trabajo de Álvarez Oblanca ha desvelado detalles muy llamativos de la sucesión interminable de veces en que la Diputación, en 40 años de dictadura militar, honró a sus más notables representantes. Por ejemplo, entre los detalles más desconocidos, destaca la creación el 20 de marzo de 1964 de la creación de la Medalla provincial del Combatiente, la primera de las cuales recayó también en Francisco Franco Bahamonde con motivo de los fastos del “XXV aniversario de la Paz”.

Estas mismas medallas a “quienes participaron en la cruzada de liberación de la que esta paz que disfrutamos nace, bajo la capitanía, siempre certera y desvelada, del Generalísimo Franco” también se aprobaron para Agustín Muñoz Grandes, vicepresidente del Gobierno; Camino Alonso Vega, ministro de la Gobernación, “a los que León debe numerosas pruebas de afección”; a “todos los ministros, jerarquías del Movimiento con mando nacional; gobernadores civiles y militares de la provincia desde la iniciación del Alzamiento hasta hoy; y jefe de la Base Aérea de la Virgen del Camino”, eso sí, matizando que se les concedería “siempre que asistan a la imposición de las condecoraciones”.

También se previó este honor en forma de medalla al Regimiento de Infantería de Burgos nº 31, al Batallón de Tropas de Aviación, a la Guardia Civil, a la Policía Armada, al guión general de excombatientes, alféreces provisionales, requetés, marineros voluntarios, caballeros mutilados de guerra por la Patria, la División Azul que participó junto a Hitler en la guerra de Rusia o a las hermandades de retirados de los tres ejércitos. Todo ello bajo la presidencia de la Diputación de Antonio del Valle Menéndez. Todas estas medallas, unas 10.000, se entregaron en un fastuoso acto celebrado en la Plaza Mayor de León.

Con el calendario en la mano, uno de los primeros acuerdos patrióticos de los golpistas y su régimen se acordó el 29 de abril de 1938, a un año del fin de la Guerra Civil, aprobándose la creación de un Libro de Oro de todos los Gloriosos Caídos. Poco después, en septiembre de ese año, el Pleno de la institución también acordó -siempre fue por unanimidad o aclamación- “grabar el letras de oro en el salón de sesiones el nombre de los exdiputados provinciales asesinados por los sicarios de Moscú, las hienas envenenadas, los vengativos y rencorosos sin conciencia”, nombrándoles “gestores provinciales honorarios y determinando que al inicio de cada Pleno se les nombrara, gritándose al unísono a continuación ”¡Presentes!“.

En esa misma fecha de septiembre de 38 se aprobó también que al terminar la guerra se confeccionara el Álbum Patriótico Nacional “para que las generaciones venideras aprecien la parte activa de la Diputación y sus servidores en la magna empresa de la reconquista de España”.

De todos estos últimos acuerdos no consta que se llegaran a realizar, como tampoco el incipiente acuerdo del 21 de julio de 1937 de colocar una lápida conmemorativa del 'Primer año triunfal' con la inscripción “España, vencedora del Comunismo en la cruzada que levanta este día, busca la paz del Imperio, por la Unidad, por la Grandeza y por la Libertad, en el signo de Franco, el Caudillo, ¡Arriba España!”. Esta placa, remarca Álvarez Oblanca, sí se instaló en la fachada del Palacio de los Guzmanes, desconociéndose hoy su paradero.

Todos estos acuerdos, al no saberse si se han aplicado, se propone que queden al margen del acuerdo que sí retira los restantes honores mencionados arriba.

Pero destaca, por olvidado hasta ahora, el acuerdo del 28 de diciembre de 1973 concediéndole a Luis Carrero Blanco, a título póstumo, la Medalla de Oro de la Provincia, tras el famoso atentado mortal sufrido en Madrid a manos de la banda terrorista vasca.

También el PP, con el informe en la mano, propondrá revertir el acuerdo del 30 de diciembre de 1936 (apenas un mes después de ser fusilados por el Franquismo el presidente democráticamente elegido de la Diputación, Ramiro Armesto, y dos diputados provinciales republicanos) por el que se creó “una Medalla que perpetúe la memorable fecha en que los cuerpos armados de nuestra guarnición han tenido el bello gesto de sumarse al Movimiento Nacional”.

A la derecha, Ramiro Armesto, presidente de la Diputación de León republicano fusilado en 1936 junto al alcalde Miguel Castaño (derecha).

Ahora se sabe que dicha distinción nacida bajo mandato de Enrique González Luaces -presidente accidental de la institución tras haber sido alcalde accidental de León- le fue entregada a Falange, a las unidades y jefes de todos los cuerpos militares, incluida la Guardia Civil, y al general Carlos Bosch y Bosch, gobernador militar que protagonizó el golpe de Estado en León entre el 18 y 20 de julio de 1937, así como la durísima represión en los meses posteriores que segó la vida, entre otros muchos, del gobernador civil republicano, Emilio Frances, o el alcalde de León, Miguel Castaño.

Cabe destacar, eso sí, que todas estas propuestas significan el fin de todos los honores franquistas de la Diputación a los protagonistas del golpe de Estado y la dictadura, pero de momento no consta ningún otro un acto de desagravio a los mencionados represaliados como Ramiro Armesto, presidente electo democráticamente en 1936, su vicepresidente, el catedrático de Literatura Manuel Santamaría Andrés, o el profesor de matemáticas Lorenzo Martín Marassa, diputado provincial, todos ellos ejecutados junto a Francés y Castaño el 21 de noviembre de 1936.

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