Calentar la calle con butano

Una terraza en León con una estufa de butano para combatir el frío.

Me da la risa sólo pensar en buscar las normas de eficiencia energética que dispuso el Gobierno. ¿Cuál era la temperatura en interiores? ¿Cuál era la temperatura en interiores? ¿Cómo se diferenciaban esas temperaturas dependiendo del tipo de actividad que se desarrollara en los locales? ¿Y a qué hora decíamos que había que apagar las luces de las calles para ahorrar energía?

En la práctica, todos lo sabemos, las preguntas son: ¿A qué temperatura hay que calentar la calle? ¿Cuántos de esos calentadores de butano hay que poner en una terraza con diez mesas? ¿A quién mierda le importa un carajo el medio ambiente o el ahorro de energía cuando se permiten semejantes artefactos?

¿De verdad nos tenemos que creer que a alguien le preocupa el ahorro de energía cuando se permiten esos aparatos en exteriores?

Es todo postureo. Es todo molestar a quien prefiere estar al día de las normativas porque tiene la inaudita afición de cumplirlas. Es todo simular que hacemos algo para salir en la foto y dar que hablar dos días, a veces para tapar otros temas más importantes pero menos convenientes.

Es todo de una falsedad y una hipocresía rampantes, yo no puede haber prueba más flagrante de lo que pasa en realidad que esas estufas de butano con sus espadas flamígeras de derroche, calentando la calle, para que la gente se quede un par de horitas más en la terraza. En esa terraza que se colocó en la calle privatizada a toda prisa por cuatro mamones del ayuntamiento y cuatro desaprensivos con licencia para vallar. De las vallas y apriscos que montan los terraceros en las calles ya hablaremos otro día, porque hoy estamos con las estufas. El tema parece infinito, caray.

¿Y por qué hay estufas en la calle? Porque el ahorro de energía se la sopla al hostelero y se la pela al ciente. Sin más.

El ahorro de energía se le mete en la cabeza al comeflores urbano para que se sienta culpable mientras el resto se parten el culo de la risa. El ahorro de energía se lo ofrecen al pobre como pretexto para no quedar mal cuando alguien va a su casa y tiene el piso a 14 grados, por responsabilidad social. No por el recibo, oye. No por miedo a no llegar a fin de mes. La gente pasa frío por responsabilidad social y ambiental.

Mientras tanto, se calienta la calle con butano, porque eso deja un duro. Y una cosa es ponerles normativas a los tontos del haba que creen en esas cosas y otra las cuentas de los bares. Que las cuentas son de verdad, chavales. No jodamos.

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