Apelación a los parias de la tierra leonesa

El grupo coordinador de Sumar tras la dimisión de Yolanda Díaz.

Consciente del grave quebranto que siempre supone que el partido que sustentas se descalabre en las urnas, quisiera dirigirme a los votantes de IU, Podemos y Sumar en estas horas tan bajas, mientras se lamen las heridas de las pasadas elecciones europeas. No es mi intención hurgar en la herida, pero convendrán conmigo que tiene que ser descorazonador para los tres verse superados por un partido como Vox, pero infinitamente más aún por un advenedizo Se Acabó La Fiesta, sin infraestructura y totalmente desconocido hasta la fecha.

Tengo para mí que la soberana decisión de los leoneses, encumbrando a estos dos partidos de corte extremista, acabará revelándose como sumamente dañina para León por motivos que en otra ocasión trataremos de abordar, pero los resultados son sagrados y nada se les puede objetar.

Por lo demás, esta reflexión va dedicada a la famélica legión que se ha quedado sin referentes dignos de tal nombre en nuestra provincia. Si me lo permiten procuraremos abordar las causas de esta debacle y el ofrecimiento de una alternativa honrosa.

Los errores colosales de IU en León

En el caso de Izquierda Unida, que ha conocido en nuestra provincia el descenso a los infiernos, conseguido a pulso y perseverando en errores colosales, ha sido fruto de una contumacia irracional que se saldó con unos resultados cada vez más insignificantes: No culpen a nadie, culpen a su fanatismo –repito, fanatismo–, al seguidismo suicida de las directrices emanadas del Comité Central del PCE y un comportamiento muy poco democrático y muy poco elegante con la provincia de León y su región homónima (Zamora incluida). 

La cuenca minera del Sil, además de otras zonas mineras e industriales de León, conocieron la implantación del PCE (después reconvertido en Izquierda Unida de la mano de partidos crepusculares). Con la correa de transmisión de CC OO y un órgano de propaganda propio (Mundo Obrero) tenía todos los mimbres para haber alcanzado unas cotas similares a las que alcanzó en Asturias. Lejos de ello prefirió vender dicha implantación por un mísero plato de lentejas, desoyendo el clamor popular en sus áreas de influencia donde el sentimiento leonés era, posiblemente el más acendrado. Su oposición a una autonomía leonesa no pudo ser más radical. De este modo, los catastróficos resultados que cosechó, lo fueron a petición de parte.

IU trató de reinventarse y sobrevivir encuadrándose en Podemos, partido de grandes expectativas, pero de un mesianismo atroz que aplicó purgas de corte estalinista y dilapidó todo su capital político en pocos años. Fue una estrella fugaz que cruzó el firmamento político español del que ya sólo queda una estela de duración variable a pesar de salvar los muebles en las pasadas europeas. El árbol, que desarraigado declina, acaba por caer. Como su fraternal IU, cometió el mismo error de bulto: considerar que León era sólo una cantera de votos que no merecía más atención y desdeñaron la viabilidad de una autonomía leonesa. Paradigmático desprecio encarnó el leonés Pablo Fernández al presentarse por Valladolid en las autonómicas.

¿Prefieren ser cabeza de ratón que cola de León?

Sumar, efímera amalgama, fue como el huevo de la serpiente que trató en vano de fagocitar a Podemos e IU, quiso quedarse con la herencia familiar, sin repartos, pero el bocado se hizo excesivo y como los dos anteriores cometió la torpeza de dejar de lado la idea de una autonomía leonesa. Ahora su fundadora dimite y en León, como en el resto de España, salió trasquilada. Es patológico este proceder en las tres formaciones y un día deberían explicarnos sus motivos. En buena medida, el ascenso de la extrema derecha en nuestra provincia ha sido fruto de esta renuncia voluntaria a su implantación dejando espacios libres. No se puede renunciar a las posibilidades de crecimiento por necia cerrazón sin pagar peaje por ello.

Y por todo ello, ahora que precisan de GPS para orientarse en su particular travesía del desierto quiero yo, humildemente, proponerles lo siguiente: ¿Por qué no recapacitan y en vez de ser meros segundones de partidos con sede en Madrid no pasan a ser protagonistas de su tierra que está sumamente necesitada y contribuyen –ya se vería de qué modo– a salvar a León del agujero negro en el que se encuentra metido? ¿Prefieren ser cola de ratón que cabeza de León? Me parecería una ruindad ideológica, pero si es así les dedicaré la misma frase que pronunció Manuel Azaña en el parlamento: “Déjenme que me sonroje por ustedes”.

Tomás Juan Mata pertenece a Urbicum Flumen, la Asociación Iniciativa Vía de la Plata

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