Dorita Cabanas, la voz lacianiega de entusiasmo y defensa del medio natural

Dorita Cabanas Morán

Luis Álvarez

“Erase una vez un pueblo, en el que debatían sus vecinos sobre cuál era la forma de futuro que perseguían entre dos alternativas, una negra de riqueza inmediata y destrucción, y otra verde de riqueza controlada y a más largo plazo”. Este podría ser el resumen del cuento, que Dorita Cabanas Morán les relate a sus nietos en un futuro no muy lejano, y del que ella misma fue protagonista destacada, sin ni siquiera pretenderlo.

Así, sin pretensiones, sin alardes ni vanaglorias fatuas, es Dorita Cabanas Morán. Toda vehemencia y con un entusiasmo contagioso, cuenta a ILEÓN como fue aquella idea, que un 4 de febrero de 2004, expuso en el salón de actos de la Casa de la Cultura de Villablino, cuando se decidió crear una asociación o plataforma para luchar contra las pretensiones de MSP de sacar adelante siete nuevos cielos abiertos en las comarcas de Laciana y Babia, cuyos proyectos y solicitudes acababa de presentar a la Junta de Castilla y León.

Fue Dorita quien propuso el nombre de Filón Verde, “como un pequeño contrapeso al otro filón, el negro del carbón”. Y explicó, que era un nombre que ya había pensado para un boletín escolar a principios de los años 80. Una publicación de la escuela de Villaseca, que hacían los niños, entre los que estaban sus hijos, ayudados por los maestros “poniendo en valor el entorno natural de nuestros pueblos”.

El nombre funcionó y aun se escucha de vez en cuando, como una asociación muy activa, que trató de convencer a la gente, los convecinos, que era más rentable y menos arriesgado un presente menos destructivo que nos permitiese llegar al futuro en mejores condiciones de supervivencia, y con recursos aún utilizables. Y también lucho con sus medios, siempre legales, sin coacciones ni actitudes violentas, contra todo y contra casi todos (empresa, administración local, autonómica o nacional, sindicatos y partidos políticos) tratando de lograr sus objetivos de minimizar el daño al entorno natural.

En la conversación surge como inevitable la comparación de la situación actual, con el furor del carbón de hace 18 años, que parece ya tan lejano. “Ahora todos son ecologistas, hasta los bancos o las petroleras, y no digamos las eléctricas, todos verdes, parece el eslogan de moda”, pero hace poco tiempo, “que difícil era defender nuestro entorno natural y hacer entender que era necesario conservarlo”.

Y entre esos recuerdos aparece “aquella vergonzosa marcha, con la alcaldesa Ana Luisa Durán y miembros destacados de sindicatos y partidos políticos a la cabeza, para amenazar y tratar de apalear a un grupo de gente, que solo habían venido a acampar en Sosas, como señal de protesta contra los cielos abiertos”. Situaciones vividas de tensión, como con las descalificaciones, insultos, amenazas y hasta una agresión al presidente de Filón Verde.

Ahora es más tiempo de recordar aquello que pasó, “sin rencores, pero sin olvidar donde estaba cada uno en su momento, para saber cómo somos y cómo nos hemos comportado cada uno”. Asegura Dorita, que es comprensible que nuestros padres y abuelos hiciesen escombreras o enturbiasen los ríos, “porque era una simple cuestión de supervivencia, tenían que vivir, pero cuando se hace por codicia y acaparar riquezas ese mal que se hace es imperdonable”.

Con ese entusiasmo con que envuelve cada una de sus explicaciones recuerda que “la naturaleza tiene tal capacidad de regeneración que, si la dejásemos tranquila 50 años, ni nosotros reconoceríamos lo que ahora conocemos, totalmente transformado”. Contempla los alrededores de su pueblo, Villaseca, al que lleva en el corazón, al que conoce muy bien, no en vano ha vivido en él sus 69 largos años, “cuando los árboles están fuertemente enraizados, aunque les eches escombro por el medio, se mantienen y si no haces una escombrera perviven y recuperan, lo que pasa en la zona sur del pueblo en el paraje de Ladrones”. Y continua, pero cuando eliminas los árboles o haces una escombrera, “que bien le pusieron el nombre a eso que sacan de la mina, estériles, ahí ya no vuelve a crecer nada, el terreno se vuelve del todo estéril”, se refiere a la ladera norte de la entrada por el este a Villaseca.

Ahora nos toca vivir en parte de ese filón verde, que Dorita propuso como contrapeso al otro filón negro ya apagado, porque creía que uno se iba a agotar y el otro debía de permanecer “para nosotros y los que vengan detrás, si somos capaces a aprender la lección, habremos logrado ya bastante”. Al menos hemos “podido conservar algo y en este momento es nuestra principal fuente de riqueza, y menos perecedera que la que hemos usado antes”.

En los buenos y en los malos momentos, una persona como la señora Cabanas es admirable, por sus convicciones, por la defensa entusiasta que hace de ellas y porque como ella misma dice, “la gente tiene que tener principios, de los que no los tienen y que van al aire que más sopla, tenemos bastante en el mundo, y ni son fiables, ni buena gente”.

Etiquetas
stats