Paradores limita las visitas del Coro de la Iglesia de San Marcos de León como si fuera propiedad privada siendo público

Sillería Renacentista del Coro de San Marcos de León.

Jesús María López de Uribe

León tiene una joya de madera que poca gente conoce: una de las sillerías corales del siglo XVI más importantes del renacimiento España, obra de Guillermo Doncel y Juan de Juni en la iglesia del que fuera el primer cuartel general de la Orden de Santiago, el convento de San Marcos de León.

Y que, pese a ser de propiedad estatal –el templo está cedido al culto, ya que fue desamortizado en 1836 cuando Mendizábal suprimió los conventos de las Órdenes Militares– no se puede visitar cada día ni pagando, porque la Sociedad Estatal Paradores aplica la Ley de Patrimonio Histórico Español de forma restrictiva, al impedir el paso al claustro del Hostal Parador de San Marcos (salvo cuatro días al mes con visita guiada) como si fuera un bien privado.

Los monumentos nacionales españoles son de dos naturalezas desde la primera ley de 1931, tanto públicos como privados. En el caso de San Marcos, tanto la iglesia como su convento al haber sido desamortizados en 1836 son de la primera, mientras que otros edificios como castillos o palacios propiedades de familias (o como el polémico Pazo de Meirás) son privados. En el último caso, el derecho de la visita es limitado para no perturbar la intimidad de los propietarios, con lo que la ley especifica una serie de días con horarios fijos para poder ser visitados por el público.

Uno de esos días debe ser al menos gratuito en los Monumentos Nacionales de Propiedad Privada, cosa que no siempre se cumple (en ILEÓN denunciamos esta situación en los de la provincia de León en este reportaje), pero en el caso de los de propiedad pública debería ser posible visitarlos a lo largo de la semana. Como ocurre en el Palacio de los Guzmanes, la sede de la Diputación de León, otro edificio renacentista diseñado por el maestro Rodrigo Gil de Hontañón. Si se quiere visitar su espectacular patio se puede hacer pagando una entrada durante todos los días de la semana.

Entrada limitada al coro por el claustro

Sin embargo, en el caso del Coro Renacentista de San Marcos, no es posible visitarlo cada día, pese a que está dentro de la iglesia y ésta se puede visitar gratuitamente. Incluso sin pagar en la parte que mantiene el Museo de León, donde se expone un monolito de reconocimiento a lo que fuera uno de los campos de concentración más terribles de la Guerra Civil Española.

La cuestión es que tras la reforma del Parador ya se impidió el paso a los ciudadanos a la Sala Capitular, con un espectacular artesonado (que durante la restauración del Parador atravesaron con una tubería antiincendios), a poder contemplar lo que queda de su pinacoteca cuando se vende como un Parador Museo y a pasear por el claustro –que atesora un impresionante relieve de la Natividad de Juan de Juni–, algo que cualquier leonés podía hacer antes de las polémicas obras. Y esto mismo, la imposibilidad de pasar al claustro es lo que hurta la posibilidad al ciudadano de visitar cada día el coro renacentista dentro de la iglesia, puesto que para pasar a él se debe entrar por la segunda planta del claustro, a la que Paradores impide el paso salvo que se sea cliente del hotel.

Pese a que ILEÓN se ha puesto en contacto en varias ocasiones con Paradores para preguntarles por qué la decisión de tomar este edificio público como si fuera de condición privada –permitiendo la visita sólo cuatro días al mes– no se ha recibido contestación alguna por parte de la Sociedad Estatal que gestiona la cadena pública hotelera.

Uno de los coros renacentistas más importantes de España

La sillería de Juan de Juni y Guillermo Doncel fue estudiada por la fallecida historiadora del arte leonesa Arantzazu Oricheta. Su compañero de estudios y profesor titular de la Universidad de León en esa materia, César García Álvarez, continuó sus investigaciones. Para él, esta obra de arte es “una de las más importantes de España, sobre todo por su ”calidad técnica, cronología, riqueza formal e iconológica“.

La ciudad de León cuenta con otro coro de madera excepcional, el flamenco de la Catedral de León que sí se puede visitar casi cada día aunque sea pagando y de propiedad privada porque la Pulchra Leonina sí pertenece a la Iglesia Católica. Éste ha opacado el de San Marcos, pese a ser de una factura tan impresionante o más que el de la Seo Legionense.

“La ciudad de León atesora dos sillerías corales excepcionales: la de la catedral, joya tardogótica, que influyó decisivamente en numerosas sillerías posteriores, y la del convento de San Marcos, ejemplo extraordinario de la estética renacentista pretridentina, tanto desde el punto de vista formal, puesto que fue elaborada por el círculo escultórico de Juan de Juni, y especialmente por Guillermo Doncel, quien es identificado como autor en una prominente inscripción en la propia obra, como iconográfica y simbólicamente, puesto que encierra un completo programa del humanismo cristiano y neoplatónico, con una profundidad realmente desconcertante”, explica García Álvarez.

¿Pero es tan importante el coro de San Marcos para decir que es uno de los más importantes de España? “Hay sillerías extraordinarias en el Renacimiento español, como las de Burgos, Jaén, Ávila, Santo Domingo de la Calzada, Zaragoza, Pamplona, o la de San Benito, en Valladolid –reconoce el profesor–, pero la de León es singular por la intervención de escultores extraordinarios del círculo de Juni, sobre todo Guillermo Doncel, y por la insólita profundidad de su programa simbólico, que armoniza cristianismo y neoplatonismo de modo sumamente original”.

El propio edificio del Convento de San Marcos, nada menos que sede de la Orden de Santiago –y que por ello estuvo encarcelado entre sus paredes Quevedo, al ser miembro de la misma cuando cayó en desgracia ante Felipe IV–, es de una importancia arquitectónica sobresaliente.

“El convento de San Marcos es uno de los conjuntos arquitectónicos más importantes del Renacimiento español. Su fachada es una obra maestra de adaptación de modelos italianizantes, que incluye además un programa iconográfico de una riqueza y complejidad desbordante, centrada en la exaltación, por parte de la Orden de Santiago, de la figura y genealogía de Carlos V, dentro de un programa simbólico que refleja las concepciones filosóficas propias del humanismo cristiano y el neoplatonismo, a través de un excepcional conjunto de relieves mitológicos y de grutescos cargados de sentido jeroglífico”, apunta el experto en Historia del Arte.

Además es especial, puesto que la fachada se realizó en dos siglos distintos. Primero en el siglo XVI la parte pegada a la iglesia, y después en el XVIII (con Felipe V ya como monarca) la puerta y la parte que va a dar a la torre junto al puente de piedra sobre el Bernesga en el Camino de Santiago. Y lo que destaca es que, aún más de un siglo después de realizarse la primera parte de la fachada, en pleno barroco del siglo XVIII los arquitectos realizaron la otra parte con un mimetismo arquitectónico muy inusual en este tipo de obras: copiaron la otra fachada para mantener un parecido conjunto monumental. Algo que ni a día de hoy se haría. “El edificio comprende una serie de fases constructivas que se prolongan durante el s. XVII y XVIII, que comprenden espacios claustrales, así como la prolongación mimética de la parte renacentista en el lado oeste de la fachada principal, que despliega otro rico programa iconográfico, que exalta nuevamente a la orden de Santiago, y que supone un extraordinario ejercicio de mimetismo arquitectónico, poco frecuente en su tiempo”, destaca César García Álvarez.

Al respecto de que no se pueda visitar cada día, aunque sea pagando, un bien público de esta naturaleza, el historiador del arte lo tiene claro: El coro debería poderse ver cada día. “El claustro es otra obra excepcional, y debería poder ser visitado en condiciones adecuadas. El relieve del Nacimiento es una de las obras maestras de la escultura de su tiempo, un magistral ejercicio manierista de dominio de la perspectiva y la anatomía, de gran expresividad y profundidad simbólica y teológica. Respecto al coro renacentista me parece lamentable que una obra de tal importancia no pueda ser visitada adecuadamente. Es obligación del Estado y de los gestores del edificio permitir el acceso regular y adecuado a todo aquel que quiera visitarlo. Todo el edificio debería ser visitable, en realidad”.

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