Series de Televisión

'El cuerpo en llamas': la crónica negra

Quim Gutiérrez y Úrsula Corberó en un cartel promocional de 'El cuerpo en llamas'.

Antonio Boñar

El conocido como true crime es un subgénero narrativo que se caracteriza por la investigación y reconstrucción de crímenes reales. Desde hace algunos años este tipo de recreaciones documentales o ficcionadas de los homicidios más célebres y escabrosos se ha ganado el favor del público y suele alcanzar los primeros puestos entre lo más visto de las plataformas de streaming. Y como en cualquier otro género nos encontramos de todo, desde burdos productos amarillistas hasta auténticas joyas como los ya clásicos The Jinx (2015), Making a Murderer (2016), O.J.: Made in America (2016) o la más reciente The Staircase (2022). 

Los espectadores españoles no hemos sido ajenos a esta nueva corriente y también la la crónica negra ibérica ha sido observada desde todos los ángulos posibles con multitud de producciones audiovisuales. A veces no han sido más que meros vehículos para alimentar el morbo más barato y adictivo. Pero en muchas otras nos hemos encontrado con concienzudas miradas que aportan nuevos datos a los casos que retratan y que interesan enormemente al espectador porque, en definitiva, hablan de nosotros, de ese animal fascinantemente complejo que es capaz de lo más abyecto y de lo más bondadoso. Miniseries como El caso Asunta: Operación Nenúfar (2017), El caso Alcàsser (2019) o Dolores: La verdad sobre el caso Wanninkhof (2022) son un buen ejemplo de este tipo de true crime nacional que exprime casos muy mediáticos y que generan un inagotable interés en la audiencia. O también, centrándonos en un caso que agitó a la sociedad leonesa, otra de esas crónicas negras que lograron encandilar a público y crítica es Muerte en León (2016), la brillante y ágil exploración del asesinato de la que fuera presidenta de la Diputación de León Isabel Carrasco.

El cuerpo en llamas contaba desde el principio con todos los elementos necesarios para convertirse en el éxito que finalmente ha sido. Estamos ante un caso muy notorio y retorcido que despertó un gran interés entre la opinión pública, con una investigación que revelaba día tras día una perturbadora red de relaciones tóxicas, engaños y escándalos sexuales entre los implicados en el crimen. Para terminar de redondear la historia tenemos a una femme fatale de libro, guapa, seductora y manipuladora. Con estos retales los directores han creado una estupenda ficción que entretiene y que maneja los hilos del suspense con la pericia necesaria para que el espectador no aparte los ojos de la pantalla. 

La crónica negra ha sido, es y será siempre un sugerente imán para una audiencia sedienta de este tipo de historias. Al fin y al cabo no hay nada más atractivo que la inefable naturaleza humana desbocándose hacia crímenes sin sentido o hacía las más inexplicables y rocambolescas situaciones. Porque la realidad siempre acaba superando la ficción, porque la más increíble de las ficciones nunca será más que un reflejo deformado de la realidad, una idealizada mentira creada para entender la propia verdad, las sombras danzando sobre la pared de aquella caverna que describió el filosofo griego.

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