¿En qué piensa un jurado del Caso Carrasco?

Un grupo de estudiantes de la Escuela de Prácticas Jurídicas de Derecho en León acudieron al proceso de selección del jurado. / Carlos S. Campillo / ICAL

Carlos J. Domínguez

Llegó el gran día, 637 días después de los disparos mortales que acabaron con la vida de Isabel Carrasco Lorenzo, la controvertida presidenta del PP y la Diputación de León. Comenzó el gran, el morboso juicio, continuidad de la expectación mediática que despertó aquel 12 de mayo de 2014 tan sonado caso del asesinato urdido por dos afiliadas populares, madre e hija, Montserrat González y Triana Martínez, con la complicidad -o no- de la policía local Raquel Gago. Y sobre todo hoy, primer día del juicio contra las tres mujeres, llegó el día del protagonismo de todos y cada uno de los miembros del jurado popular, responsables últimos de declarar dentro de un mes culpables o no culpables a las tres acusadas.

El procedimiento de selección definitiva, en el que se empleará la mayor parte de las horas de esta primera mañana, es digno de contarse. Un sorteo entre personas censadas en la provincia leonesa preseleccionó a 25. Pero sólo 11 (9 titulares y 2 suplentes) ocuparán desde mañana los sillones del gran jurado. De modo que hoy, desde que llegaron los 25 a la sede de la Audiencia Provincial de León comenzó un agotador proceso.

Lo inaudito de una posible animadversion... ¡a la víctima!

Para empezar, uno por uno, serán sometidos a una entrevista personal muy íntima, pero mucho, en busca de motivos de animadversión, amistad o enemistad. En cualquier otro caso esto es un mero formalismo pero en el Caso Carrasco es definitivo, ya no sólo por saber qué prejuicios pueda haber en cada potencial miembro del jurado respecto a las tres acusadas sino, sobre todo, respecto a la víctima. Quieran o no defensores, acusadores, fiscal o juez, se parte de esta base bastante inaudita: la sombra de Carrasco, más que la de las tres juzgadas, es la que puede distorsionar una parte fundamental del proceso.

Por eso, tras la entrevista personal, cada abogado dispone de la posibilidad de recusar hasta cuatro nombres de la lista del jurado. Los que más cruces sumen ya se pueden dar por apartados del proceso. Y así, como en un Gran Hermano judicial, se van nominando y expulsando nombres. Este proceso de recusación ya fue intentado de manera previa por las acusaciones, que husmearon en sus perfiles sobre todo de redes sociales, y creyeron encontrar críticas más o menos directas a la víctima como motivos suficientes para que se les rechazada mucho antes del día de hoy. Trascendió que algunos habían afeado, por ejemplo, la concesión de la Medalla de Oro de la Provincia por parte de la Diputación bajo mandato de su sucesor, luego detenido por la Operación Púnica. Pero todo intento fue frenado por el magistrado, Carlos Javier Álvarez, en espera de lo que sucedería hoy.

Habrá quienes se sientan aliviados de no tener que estar el próximo mes 'a piñón' en la sala de vistas de la Audiencia, regresando a su domicilio cada día para retomar su labor regresar antes del amanecer a la mañana siguiente, de lunes a jueves. Que no tendrán que preservar celosamente su anonimato, incluso a personas muy allegadas. Que tendrán que procurar abstenerse -como si esto fuera posible- de lo que los medios de comunicación y las redes sociales vayan relatando y analizando sobre la evolución del juicio y las pruebas aportadas.

Habrá quienes respiren tranquilos sabiendo que no recaerá sobre ellos la losa de la responsabilidad de determinar la culpabilidad de la mujer del comisario de Astorga, de su hija, de la amiga íntima de ésta. Porque la trama es tan enrrevesada, las implicaciones personales y también políticas tan intensas, tan complejos los perfiles de las acusadas y de la víctima que la taresa será titánica, agotadora. El juez tendrá la última palabra sobre las penas, que van de los posibles 23 años de prisión a la absolución, pero 9+2 hombres y mujeres serán quienes marquen sus destinos.

Por cierto, todo este sistema ha sido tan llamativo que el mayor barullo de esta mañana lo ha producido en la sede de la Audiencia un nutrido grupo de estudiantes de Derecho, miembros de la Escuela de Prácticas Jurídicas, que acudieron junto a sus profesores a tan histórico momento. Una lección que difícilmente olvidarán.

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