Los leoneses, notarios de las obras de la Plaza del Grano a través de iLeon.com

Belén Martín-Granizo Plaza del Grano remodelación

Carlos J. Domínguez

Se llama Fluxus, que en latín significa 'flujo' y también se refiere a una corriente artística del siglo XX que apuesta por un arte simple, entretenido y sin pretensiones. Es el proyecto ganador (“a ciegas, no a dedo”, remarca la concejala de Urbanismo, Belén Martín-Granizo) del concurso internacional de ideas promovido por el Ayuntamiento para “abrir a todo el mundo” y “recuperar” la emblemática Plaza del Grano de León, acaso una de las escasísimas ágoras públicas de una ciudad que mantienen su fisonomía rural y auténtica en España y Europa. De ahí que Fluxus sea un proyecto muy polémico, con detractores tan vehementes como defensores tan acérrimos.

ileon.com no permanece al margen de una fase del proyecto de tan escasa relevancia económica (poco más de 60.000 euros de los más de 300.000 totales previstos sin plazo) como evidente controversia y lo hace para exponer toda la información disponible. Primero hemos destacado las protestas, encabezadas por Ecologistas en Acción, que exigen que en esta plaza no se toque ni un canto rodado.

Ahora visitamos la Plaza del Grano con la concejala de Urbanismo del Ayuntamiento de León, alma mater de estos trabajos, para ejercer de notarios de los detalles más íntimos del proyecto.

Dos fases, un sólo mes

Tratamos de dar fe con luz y taquígrafos de cada entresijo de los trabajos para certificar que cuando terminen las obras, que arrancarán “a mediados de febrero y durarán un mes” cabalgando dos fases al mismo tiempo, se mantiene la premisa que exigen los detractores y garantiza el equipo de gobierno: que la Plaza del Grano “mantendrá absolutamente su esencia de pueblo”, entre otras cosas porque “no haremos nada radical” y sobre todo porque “no se tocará para nada el empedrado” tradicional del espacio más que para rellenar las evidentes calvas actuales. Así de categórica se muestra la edil del PP.

El grueso de la inmediata intervención, llamada insistentemente de “mejora de la movilidad”, se ciñe a “encintar el perímetro” creando todo “un anillo perimetral” con el objetivo único de cualquier persona pueda ver la plaza desde todos los puntos de vista circulando desde cualquier punto exterior, aunque sea en silla de ruedas o con una sillita de bebé.

Para ello, se ampliarán aceras que ahora no superan los 40 centímetros en algunos puntos hasta “un máximo de 2 metros”. Una silla de ruedas ocupa o requiere 1,20 metros. Esas aceras serán de losas de piedra caliza griotte de entre 7 y 10 centímetros de grosor, asentadas sobre mortero bastardo. Todos estos detalles pueden apreciarse en los planos de la intervención, disponibles en el blog de la Taberna La Piconera.

La única 'invasión'

El único problema para ejecutar ese pasillo completo alrededor de la plaza se presenta justo en el punto donde se sitúa la única casa tradicional que conserva el soportal, y que fue objeto de una restauración de la Junta hace años. Allí se descarta tocar el enchinarrado de pequeñas piedras y por eso la nueva acera irá por fuera, desde la calle Juan II a la calle La Capilla.

Al tiempo, se eliminarán bordillos o se recolocarán los actuales pero a nivel. Y se rematará la accesibilidad con el reposicionamiento de bolardos que impidan el acceso a los vehículos al interior de la plaza. Porque el respeto de su pavimento de cantos rodados tradicional es sagrado. Eso es un punto de encuentro de detractores y defensores, entre los que se cuentan, por cierto, los vecinos y la mayoría de los hosteleros de la zona.

“Ningún pasillo que cruce”

Martín-Granizo remarca insistentemente que no habrá un acceso de nueva acera al interior de la plaza, “ningún pasillo que cruce, sólo bordeará”, como la única manera de garantizar que el tradicional empedrado quedará “exactamente como está hoy” pero arreglados los desperfectos que ya presenta desde hace tiempo.

El proyecto del arquitecto leonés Ramón Cañas (“muy conocedor de la tradición leonesa”, defiende la concejala al también arquitecto conservador de San Isidoro), prevé tapar las varias 'calvas' que sufre el empedrado y rebajar levemente el alomado en algunas zonas de morrillos (los bultos que sirven para desaguar) manteniendo el mismo aspecto visual gracias a un trazado curvado. Se usarán los mismos cantos rodados, de los ríos Bernesga y Torío.

La intervención será algo más completa en el enchinarrado fino del soportal frente al restaurante La Piconera, bajo los arcos del antiguo Palacio del Conde de Rebolledo, donde se sustituirán morrillos planos y se repondrá el dibujo. Todos los detalles hasta ahora mencionados, se aprecian muy bien en el este gráfico elaborado por Diario de León () en base a los planos oficiales.

Hormigón y cemento, tabú

Tanto aquí como en el resto de la plaza, hay otro aspecto fundamental: el uso de hormigón. Esta palabra es tabú en la Plaza del Grano. Y no aparece por ningún lado en el proyecto. La edil lo quiere dejar muy clarito: “Ni por arriba ni por abajo, no habrá hormigón ni cemento”, sino “argamasa con árido de río y mortero” para que la plataforma de piedra asiente pero con total estabilidad.

Respecto a otro aspecto conflictivo, tampoco habrá ningún tipo de plataforma para la ubicación de las terrazas de los establecimientos hosteleros, ni mucho menos para veladores estables durante todo el año, algo que el proyecto elegido descarta de manera total. Es más, las terrazas actuales tendrán que seguir estando sobre el irregular piso de las piedras de río, porque como es lógico tampoco podrán invadir las aceras ensanchadas en todo el perímetro, para permitir el libre tránsito de peatones.

Hasta aquí lo que permitirá el dinero de estas dos primeras fases. Queda para más adelante alguna intervención más profunda en las calles de acceso aledañas (se prevé, por ejemplo, ampliar la zona aportalada frente al horrible edificio de ladrillo paralizado por exceder una altura hace años) y en el entorno inmediato de la iglesia, para complementar una reforma que el actual equipo de gobierno llevaba en su programa electoral. Aquí sí habría levantamiento de todo el empedrado de los paños centrales, “para volverlo a recolocar correctamente”, indica la edil.

En 1987 se levantó la plaza entera

Martín-Granizo recuerda que la plaza no se ha tocado en absoluto, pese a su progresivo deterioro, desde que en 1996 se modificara la fuente y su entorno, para ubicar entre otras cosas cuatro bancos. Hay que remontarse a 1987 cuando por última vez se levantó toda la piedra de la plaza, “aportando material nuevo, es importante saber que lo que hay tampoco es original”, matiza la concejala. “Lo que sí hemos hecho es intentar mantener la plaza lo más libre de graffitis posible, y creo que con buen resultado”, añade.

Y para cerrar el círculo, el equipo de gobierno plantea posteriormente un Plan de Mantenimiento Integral del entorno y un Plan de Adecuación de Fachadas. Pero eso será para cuando haya mucho más presupuesto, y eso no está previsto en bastantes años.

De momento, según los planes municipales, la Plaza del Grano plenamente accesible e intacta en su esencia más auténtica rural será una realidad antes de Semana Santa, en concreto a mediados del mes de marzo. E iLeon.com permanecerá vigilante como cualquier leonés o amante de León para que los compromisos adquiridos se cumplan a rajatabla.

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