De la 'gripe española' al coronavirus: Ponferrada sobrevive a otra pandemia

Sebas Prieto, a las puertas de su taller en Ponferrada el primer día de la Fase 1.

César Fernández

El abuelo de Sebas Prieto abrió en el centro de Ponferrada en 1917 un negocio que combinaba la guarnicionería con las bicicletas. Solo un año después llegó la mal llamada 'gripe española'. La tienda, reformulada con el paso del tiempo y de las generaciones hacia el motor como Motos Prieto, no cerró ni durante la Guerra Civil Española.

Ángel Prieto, apodado como 'el Guarnis' por el sector original del establecimiento, se surtía incluso durante el conflicto de recambios de Sevilla, recuerda su nieto, que se vio obligado a echar el candado por el coronavirus durante casi dos meses. Hace ya una semana que reabrió las puertas con cita previa, pero ni siquiera a medio gas se reanuda la actividad en un sector muy castigado por las restricciones de movilidad.

A tope de ánimo, con AC/DC sonando a las diez de la mañana, se desperezaba el bar Ikebana tras dos meses largos de obligado confinamiento.

La ronda de cafés estaba ligeramente por encima de la mitad de un día normal, claro que en circunstancias excepcionales en el entorno: con el Colegio Valentín García Yebra cerrado, el Consejo Comarcal del Bierzo con actividad presencial parcial mientras prosiga el teletrabajo y las oficinas del barrio empezando a coger ritmo.

La “normalidad” de sentarse en una terraza entre geles, mascarillas y distancias de seguridad es relativa, reconocen frente a un café Antonio Javier Asenjo y Ruth Santín, que pueden disfrutar de un 'lujo' a estas alturas vedado en muchos otros puntos de la provincia. ¿Ser la primera ciudad de Castilla y León en pasar a Fase 1 es un orgullo? “Yo creo que somos el conejillo de indias”, advierte Asenjo. “Si hemos cumplido los criterios, es una buena noticia”, contesta Santín.

De la cola de las estadísticas a estrenar Fase 1 en Castilla y León

El negocio de Ángel Prieto creció al calor del despegue económico vinculado a la expansión de la MSP (Minero Siderúrgica de Ponferrada), fundada en 1918, apenas un año después de su negocio. El carbón era la locomotora que tiraba de la comarca hasta hacer despegar al comercio, doblemente resentido por la crisis financiera de 2008 y el cierre de las minas hasta gripar el motor e infundir un ambiente marcadamente pesimista en una ciudad que se había acostumbrado a figurar a la cola en las estadísticas. “Me tomé bien ser los primeros en entrar en Fase 1. Pensaba que no íbamos a entrar”, admite Sebas Prieto.

El bar Cinco sentidos, ubicado en el entorno del Mercado de Abastos, hizo una llamada a la reflexión tras bajar la persiana de manera indefinida a mediados de marzo por la declaración del estado de alarma. “Tiempos de cuidarte, relajarte y pensar en Comunidad”, puso entonces en la pizarra exterior del establecimiento. “Continuamos hacia adelante con tu apoyo”, escribió para su reapertura, ya la pasada semana para aprovechar la posibilidad de servir para llevar.

Para dar un respiro al sector en medio de tanta incertidumbre, la Asociación de Comercio Urbano Templarium ha solicitado al Consistorio dejar un tramo de entre una y dos horas de zona azul libre de pago para facilitar las compras

“La gente tenía muchas ganas de café”, cuenta detrás de una barra improvisada en su pequeña terraza interior Magalí Cela. A falta de espacio en la acera, espera respuesta del Ayuntamiento de Ponferrada a su propuesta de poder habilitar tres o cuatro mesas altas en el espacio de la calzada frente al local ocupado por la zona azul de aparcamiento, cuyo pago no se reactivará, en principio, hasta el próximo lunes 25 de mayo.

Para dar un respiro al sector en medio de tanta incertidumbre, la Asociación de Comercio Urbano Templarium ha solicitado al Consistorio dejar un tramo de entre una y dos horas de zona azul libre de pago para facilitar las compras. Muy crítico con un Gobierno que ha actuado “como un pollo sin cabeza”, el presidente del colectivo, Felipe Álvarez, propone que las rebajas de verano duren del 1 de agosto a finales de septiembre y las de invierno del 1 de febrero a finales de marzo. “Y que se prohíban las promociones de las grandes cadenas. Las rebajas online van en detrimento del comercio de proximidad”, remacha.

Con más de un centenar de asociados (a los que se sumará ahora la hostelería), Templarium no anota ninguna baja en estos dos meses de pandemia. Al contrario, al menos hasta tres locales del centro de la ciudad se acondicionan para abrir las puertas en un escenario complejo. “Yo espero que la gente se vuelque con su ciudad y con sus pueblos. No van a venir de fuera a resolver nuestros problemas”, cuenta Álvarez, que avala el cuidado del comercio de proximidad en el cumplimiento de las medidas de seguridad, por lo que pide la misma “conciencia” a los clientes. “Queremos que la gente salga a la calle protegida”, señala.

Un “camino duro” hacia la 'nueva normalidad' en la hostelería

La transición hacia la denominada 'nueva normalidad' será lenta. La hostelería ha estado días deshojando la margarita sobre si compensaba reabrir las puertas en la Fase 1, limitada a servicio de terraza al 50% de su aforo. Ikebana no lo habría hecho de persistir la idea inicial del Gobierno de reducir al 30%. “Pero así al menos nos ponemos a andar”, dice Pepe Gayo, que prevé un “camino duro” en el que pesará la incertidumbre económica y el miedo sanitario a un rebrote.

“Pedimos que la gente tenga mucho más cuidado, que vengan con mascarilla, que respeten las señalizaciones y las distancias de seguridad”, constata en el Cinco sentidos Magalí Cela mientras despacha cafés en el primer lunes en Fase 1 sin dejar de reconocer que el “miedo” se redoblará cuando el avance en la transición hacia la normalidad permita ya a la clientela entrar al interior del local. Recuperar el ambiente previo a la pandemia llevará tiempo todavía, presume.

Los que tuvieron que adaptarse a la fuerza fueron los quioscos y despachos de prensa, declarados como servicios esenciales. Los clientes de todos los días perdidos por el recelo a salir de casa se compensan con quienes aparecieron por el local para comprar el periódico, cuenta en Primera Línea Manoli Álvarez, que vende libros, papelería y prensa. Las cuentas se descuadran por el cierre de los bares. Y los quioscos (en un escenario ya muy reducido en Ponferrada) son el último eslabón de una cadena menguante, la de la prensa de papel, cuyos editores no siempre reconocen la labor esencial de los vendedores.

Con mucho tiempo de ocio que rellenar, sí ha sido el momento para hacer crucigramas y sudokus, más incluso que los que el Gobierno ha pautado para hacer comprensibles el paso de fases en la desescalada

Los libros, que podrían ser refugio en tiempos de tribulaciones, tampoco despegaron hasta ser recurrente regalo para el 23 de abril o el Día de la Madre. Con las clases online, el material escolar también ha quedado en parte arrinconado. Y con mucho tiempo de ocio que rellenar, sí ha sido el momento para hacer crucigramas y sudokus, más incluso que los que el Gobierno ha pautado para hacer comprensibles el paso de fases en la desescalada.

Y es que las restricciones dificultan la transición sobremanera en otros sectores como el motor. “La moto de campo está más limitada. En la Fase 1 solo pueden entrenar pilotos federados. Y en unas franjas horarias muy determinadas”, advierte Sebas Prieto con muchas incertidumbres sobre la recuperación de un mercado parado precisamente por las dificultades de movilidad, máxime para alguien con clientes salpicados incluso por distintas partes de España.

Retomar el calendario deportivo de trial se antoja complicado, advierte también como responsable de la Escuela Municipal de Ponferrada el propio Sebas Prieto, al pie del cañón durante 50 años incluso con magulladuras producto de las caídas en las competiciones. Ahora utiliza como recursos promocionales redes sociales impensables en los tiempos en los que su abuelo lanzó un negocio ya centenario abierto en vísperas de la gripe y cerrado por obligación en tiempos del coronavirus.

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