La Junta alude a la dinámica natural del oso pardo para hablar de presencia habitual al sur de Ponferrada

Oso pardo.

Agencia ICAL

La expansión natural de las poblaciones de oso pardo junto con la mejora del estado de conservación de la especie ha permitido la constancia de la presencia de ejemplares desde hace más de diez años en la comarca leonesa del Bierzo y no solo al norte de la misma; también al sur de Ponferrada, en los Montes Aquilianos e incluso en la Sierra de la Cabrera y más al sur, en el norte de Zamora, según explica la Junta en un comunicado una semana después de que un plantígrado se pasease de madrugada por la capital berciana y se llegaran a cerrar los accesos al monte Pajariel, ya reabiertos.

Este patrón, señala la nota, responde a la propia dinámica y a los comportamientos naturales de la especie, siendo habitual que ejemplares jóvenes -sobre todo machos- presenten comportamientos dispersivos hasta asentarse en un territorio, además de movimientos estacionales en búsqueda de determinados alimentos, sin que se haya realizado por la Junta ninguna traslocación de ejemplares.

En concreto, la Junta tiene constancia de daños ocasionados a colmenas por el oso en las localidades de Onamio, Paradasolana, Gestoso, Noceda, Valle de Finolledo y Congosto desde el año 2018, y desde años anteriores entre otras en las localidades de Almagarinos, Langre, Villar de las Traviesas, Quintana de Fuseros y San Pedro de Paradela. El pronunciamiento se produjo horas después de que este mismo martes el presidente de la Sociedad Cooperativa Apícola del Bierzo, Javier Morán, asegurara que la administración autonómica trasladó en su día un ejemplar desde Laciana al Bierzo.

Coexistencia con las actividades humanas

La Junta inició su andadura en la línea de fomentar la coexistencia del oso pardo con las actividades humanas a través de la publicación del Decreto 108/1990 por el que se establecía un estatuto de protección del oso pardo en la Comunidad y se aprueba su Plan de Recuperación. En él se contemplaba la indemnización de los daños y perjuicios que ocasionalmente pueda causar el oso pardo en todo el territorio de la Comunidad y que sean debidamente comprobados, como una de las herramientas para eliminar las causas de la progresiva desaparición de la especie y posibilitar su recuperación. Asimismo, se preveía el establecimiento de un sistema ágil de pago de indemnizaciones, la justa tasación del daño y la consideración adicional del perjuicio ocasionado como un porcentaje de la misma.

De igual modo, la Consejería de Fomento y Medio Ambiente estableció en 2017 las bases reguladoras para la concesión de subvenciones para la adquisición e instalación de pastores eléctricos destinados a proteger los asentamientos colmeneros en la comunidad de Castilla y León, de los daños y perjuicios ocasionados por el oso pardo.

No obstante, la mejora del estado de conservación de las poblaciones de oso pardo en la Cordillera Cantábrica, unida a la variable disponibilidad de recursos tróficos naturales a lo largo del año, aumentó la probabilidad de daños sobre bienes como explotaciones ganaderas, huertos o frutales, lo que hizo aconsejable revisar las mencionadas bases con el fin de reducir los daños sobre los citados bienes y disponer así de nuevas herramientas preventivas para evitar comportamientos de habituación de osos pardos ante recursos tróficos de carácter antrópico.

Por este motivo, la Consejería de Medio Ambiente, Vivienda y Ordenación del Territorio publicó este verano la orden por la que se convocaban subvenciones con un presupuesto total de 96.000 euros con cargo a la anualidad 2022 destinadas a la adquisición de pastores eléctricos y otros dispositivos de protección, como ahuyentadores, repelentes automáticos de activación por movimiento y/o dispositivos de apertura automática, destinados a prevenir los daños y perjuicios ocasionados por el oso pardo. Esta orden se convocó en cumplimiento de las bases reguladoras aprobadas por Orden FYM/995/2021, de 24 de agosto, ampliando la concesión de subvenciones de pastores eléctricos para asentamientos colmeneros a otras infraestructuras de explotaciones ganaderas, como comedores de pienso y bolas de forraje ensilado de explotaciones agrarias en Castilla y León, y bienes particulares, como huertos o frutales en entornos urbanos para prevenir daños y comportamientos de habituación de los osos pardos a estos recursos tróficos de carácter antrópico.

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