'Gran-Diosas' leonesas que hacen cosas peculiares

Diana Majo, Noemí Martínez y Sara Terán.

Nuria V. Martín

¿Qué es ser una persona peculiar? En cierto modo todos somos únicos, pero hay personas que se desmarcan de los demás por pensamientos o actos fuera de lo común. Si tú te sientes así, que sepas que el 10 de enero se celebra el Día Mundial de la Gente Peculiar. Te he traído a algunas mujeres que no pasan desapercibidas y que son parte esencial de la sociedad leonesa.

Como redactora me gusta jugar con las palabras y un día me dio por poner un guion en medio de la palabra ‘grandiosa’. Según la RAE significa “sobresaliente y magnífico”, pero con ese palito en medio deja claro que nosotras somos las magníficas. Curiosamente, en masculino no funciona, así que para una vez que el lenguaje nos pone en el lugar que nos merecemos hay que aprovecharlo, ¿no?

Una de esas 'gran-diosas' es Sara García Alonso, astronauta de la ESA. Es el ejemplo más reciente de que las mujeres también podemos hacer cosas extraordinarias. Pues las mujeres que vas a conocer a continuación no se quedan cortas, se podría decir, que han conquistado la luna de sus mundos profesionales.

Noemí Martínez, directora Museo Casa Botines Gaudi

Licenciada en Historia en la Universidad de León, Noemí se especializó en Arqueología porque en su época no había un máster en la rama dedicada a los museos, como hay ahora. “Los de mi generación -1975- estamos más concienciados en poner el valor el patrimonio, más allá de rescatarlo y conservarlo, compartiéndolo con el público para que respeten nuestra historia”, me cuenta.

En nuestra conversación no tarda en hacer alusión a su propia historia, que es a lo que hemos venido, “Mi trabajo de arqueóloga era difícil de compatibilizar con ser madre, por viajes y horarios, así que en 2008 me centré en intensificar la función de los museos”. Con experiencia en la materia presentó un proyecto didáctico al departamento de educación y acción cultural de la Casa Botines de Gaudí. “La idea era ajustar la casa visitable a colegios y colectivos, como la tercera edad, a los que considero ‘no públicos’ porque hay que ir a buscarlos con una propuesta adaptada a sus necesidades”.

Como decimos, la casa era visitable que no un museo, así que cuando se quiso conseguir esa categoría Noemi, que es “muy lanzada y cabezota, como buena leonesa” como ella misma se define, se puso al frente del proyecto junto a un gran equipo. Éxito que le llevó en 2019 a ser la directora del Museo Casa Botines Gaudi. “Estar en el lugar y momento adecuado”, a lo que hay que añadir a sus palabras que con el trabajo bien hecho.

Su día a día consiste en coordinar al equipo de conservadores, restauradores y los profesionales que están de cara al público para crear un discurso museográfico cercano a la gente. “No es solo un trabajo de coordinación, también entra en juego el factor artístico para que al público les guste y lo entiendan”, detalla. Y puntualiza, “En este discurso la mujer está muy presente a nivel cultural y social para dejar constancia de su papel en la historia. Hay que seguir insistiendo para ponernos en valor”. Nos adelanta que en 2023 el Centro de Documentación del museo hará una exposición en la que se plasmará cómo se ha tratado a las mujeres frente a los hombres.

“Las de mi generación ya vivimos en democracia, fuimos a la universidad y somos consumidoras de instituciones culturales, por lo que tenemos una visión más crítica que las anteriores y esperamos abrir las puertas a las siguientes”, y dice sin temblar, “Estamos orgullosas de ser mujeres, aquí estamos y sin dramas”.

Me llamó mucho la atención la afirmación “Sin dramas”, dos palabras con fuerza y muy significativas para tirar por tierra la imagen con la que se nos tacha a las mujeres y que Noemí lo ha vivido, “Las mujeres tenemos un carácter diferente, más social y cercana a la vida diaria, y eso parece incompatible con un cargo de responsabilidad. Somos más cuestionadas y tenemos más dificultades de compatibilizar nuestras aspiraciones profesionales con nuestra vida personal”. Noemí, como directora del Museo y madre de un niño y niña, ve que no estamos en la misma condición de igualdad y tardaremos en estarlo, pero al menos ella seguirá haciendo todo lo que está en su mano para mostrar con orgullo a las mujeres.

Diana Majo, cantante y batería

A mi pregunta “¿Qué te hace a ti peculiar?” Diana me responde, “¿Qué bateristas conoces que canten que no sea los coros? Yo canto como voz solista tocando la batería y eso es lo que me diferencia, más que ser una mujer baterista, aunque el León no haya, pero si existen y muy buenas”. Pero antes de llegar aquí empecemos por el principio, Diana Majo, familia de los músicos ‘Los Cirolines’ de Benavides -de Órbigo- pueblo natal, como decía ellos.

Sus hermanos, Jorge -Reconocido guitarrista que lamentablemente falleció el año pasado-y Richard, fueron sus impulsores. “Casi todo lo que soy musicalmente, y personalmente también, se lo debo a mis hermanos, principalmente Richard, que me anima a ir superando retos”. Con esta trayectoria familia era muy difícil no tener un don, el cual despertó en ella con tres o cuatro años cuando empezó a cantar, y los seis Jorge le enseñó a tocar la guitarra. Una década después se unió al grupo de sus dos hermanos como cantante. Empezaron como ‘G-3’, cambiaron de nombre a ‘Impression’ -Lugotti, el saxofonista, los acompañó algunas veces-, hasta llegar a ser ‘Los Majo bros’. De esa época destaca cuando en 2015 estuvo tocando junto a sus hermanos en cuatro conciertos de Manolo Tena.

Diana tocaba la guitarra porque la necesitaba como acompañamiento para poder cantar, “como un karaoke”, puntualiza. “Yo, si me tengo que considerar algo, me considero cantante. El batería de la familia era Richard, pero hace doce años dejó de tocar y me dijo: ”Siéntate ahí que te voy a enseñar… Haz ‘Pum’, haz ‘plas’…“ Él no quería tocar con músicos con más conocimientos, quería que fuera yo por mi musicalidad”. Los primeros años era más esporádico, y confiesa que se aprendía las canciones de un concierto, pero luego pasaban meses sin volver a tocar.

“Me gusta mucho la batería”, afirma y confirma, por eso decidió dar clases con Pepe López, y a pesar de que la pandemia la hiciera parar se tomó esa formación muy en serio. “El estudio se nota, tocas mejor y tienes más recursos”. Y es el consejo que quiere transmitir a las mujeres que quieren despuntar en el mundo de la música. “Una chica puede ser lo que le dé la gana porque tenemos capacidad. Cúrratelo, si lo sabes hacer te reconocen”.

A pesar del esfuerzo, la realidad de mucho de los músicos es que no se puede vivir de tocar, por eso su sustento principal es como profesora de canto, guitarra, ukelele, música y movimiento para niños pequeños ‘Más Que Música’. Sin embargo, en la actualidad está en muchas formaciones musicales como, por ejemplo: ‘Domani Sapone’, dúo con su hermano Richard donde ella toca la batería y canta mientras que él toca la guitarra y canta. Compone el cuarteto de jazz de ‘Doctor Bogarde’ junto al mítico Javier Arias, que fue su profesor de canto, Javier Baillo y Mario Morla. O ‘Goodman Collective’ que paso de ser la prescindible corista a sustituir al batería siendo parte clave de la formación. Y uno de sus logros más recientes es su aparición en el nuevo videoclip de café Quijano

“Soy apañada y sí, soy peculiar porque me falta un tornillico”, pero no solo por su faceta musical, sino por todo lo que hace, ejemplo de ello es su canal de cocina. “No solo la batería de tocar, también me va la batería de cocina, ‘Cocina con Dianina’, es cocina con humor. La gente se echa tantas risas conmigo que ni se quedan con la receta”. Está claro que este artículo estaba pensado para ella.

Sara Terán, propietaria de Kyoto judo

Su padre le inició en el mundo del Judo y de los tres hermanos solo siguió ella sus pasos. “Casi nací en el tatami”, bromea.  Lleva 27 años dando clases en colegios y hace una década su padre se jubiló y se quedó con el gimnasio, momento en el que se casó y tuvo dos hijos. “Es muy duro ser madre y empresaria. Estaba embarazada de ocho meses de mi primer hijo y yo seguía en las competiciones. Los de la organización me seguían con sillas para que, por favor, me sentase que iba a nacer el niño ahí. Cuando nació un mes de baja justito y continúe dando clases con el bebé en el gimnasio”. Y con este ritmo a nadie le puede sorprender que con su segundo hijo se pusiera de parto en el gimnasio.

“La vida como entrenadora es muy difícil, soy la única mujer en Castilla y León, no tengo tiempo para mí para nada, pero cuando te apasiona algo luchas y sales adelante”. Asegura que su familia y su club Kyoto están bien atendidos, además, cada año van subiendo de alumnos como señal del buen trabajo.

“El judo es una forma de vida, no podría vivir sin dar clase a mis niños, que lo son todos, hasta los que empezaron hace 27 años son como mis hermanos pequeños. No sé vivir de otra forma”. Como maestra entrenadora nacional de judo y defensa personal le apasiona la enseñanza porque hace que los niños se superen a sí mismos. “Hacer grande a mis alumnos es mi pasión y un reto. Yo consigo que mis alumnos que se muevan a nivel autonómico, que ganen y lleguen a luchar por medallas a nivel nacional”, explica.

Ojito con el palmarés de esta campeona cuando competía contra las que fueron pioneras en ganar medallas olímpicas. Medalla por equipos y quinta individual –por un problema de asma– a nivel nacional, algún trofeo internacional, título de campeona de Castilla y León durante muchos años y cinturón negro de lucha Sambo. “Los mejores resultados a nivel nacional han sido siempre de mujeres”, asegura.

Pero ahora, como entrenadora sigue cosechando logros, ‘quinto y sexto Dan’ otorgado por la Federación Española de Judo como seleccionadora de Castilla y León. “Soy una judoca muy joven para tener el sexto Dan, pero es un reconocimiento a toda mi vida”, comenta. Además, de un ‘tercer Dan’ de defensa personal, premiada como ‘Mejor entrenadora de deportes minoritarios’ en una gala de deportes de ‘La 8 León’ y actualmente forma parte de los tribunales de cinturón negro de la Federación de Castilla y León de judo. Y es que, como dice Sara, “las mujeres podemos con todo y si es algo que te apasiona mucho más”.

La peculiaridad es un rasgo con mucho potencial que, al igual que ha hacen estas gran-diosas, han que saber enfocarlo para conseguir grandes cosas. Cuéntanos en redes sociales si se te ocurre alguna otra personalidad que tenga una gran historia. 

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