Burbia celebra un año más su carnaval tradicional con el Entroido y los Maranfallos
Burbia celebrará su particular carnaval, el Entroido este sábado 26 de febrero durante un día lleno de cultura, tradición y diversión con el que poner en valor las raíces de esta tradición ancestral.
Así, a las 11:30 horas en las escuelas de Burbia, Iván Martínez Lobo hablará sobre las mascaradas de invierno en la provincia de León y a continuación las personas encargadas del Inventario de Patrimonio Inmaterial en El Bierzo nos presentarán su proyecto y recopilarán información para ampliarlo.
Por la tarde será el turno del Entroido. Este no es más que el nombre asignado en esta zona de Ancares al Carnaval. Podemos encontrar datos de como que el carnaval es una de las festividades que tiene orígenes ancestrales; posiblemente desde mucho antes que los romanos celebraran sus denominadas “Saturnales Romanas”, y que era un tipo de festividad carnavalesca en honor a Saturno, durante la cual reinaba el desorden y la libertad al grado más extremo; es decir, una celebración pagana.
Con ramas, huevos, ceniza, bragallos, plumas... este personaje puede perseguir a los habitantes, que no le pueden tocar.
Cuenta la tradición que el primer botillo que se comía era el del día de Nochebuena, y que el resto se comían bien los domingos o en las fiestas de los patronos de cada pueblo, siendo el último del año el botillo que se comía en el “Entroido” o Carnaval.
Las personas se visten con ropas viejas y rasgadas, así como incluso sucias, con máscaras diabólicas y que imponían el miedo entre las generaciones más jóvenes. Estos Maranfallos corren y asustan a las demás personas que deben escaparse de ellos por todas las calles del pueblo, para que no les cojan, ya que, si es así, recibirán la venganza de los Maranfallos de varias maneras. Cada persona disfrazada lleva consigo un elemento que asusta, además de sus vestimentas, de las cuales las más comunes son ceniza (para echar por encima a los demás) o el “bragallo”, que no es otra cosa que los testículos del cerdo (que se guardan desde las matanzas típicas de la zona) secos.
Aparte de esto, pueden llevar palos, zarzas y otros instrumentos que, en definitiva, cumplan el objetivo de asustar. Otro personaje es el “Boy” que asemeja a un buey, con cuernos y todo, que también asusta al resto de las personas que no se han disfrazado. Así se pasa la tarde, corriendo, hasta que llegada la puesta de sol. Tradicionalmente, tras esta tarde, toda la gente que ha participado de esta actividad, se reúne en la plaza del pueblo para retirar las máscaras y todos juntos, con tambores e instrumentos de música, recorren el pueblo, casa por casa y puerta por puerta, para pedir chorizos, huevos y vino, para hacer ponche y una cena para todo el pueblo. Debido a diversas causas, como la despoblación esta ultima “xuntanza” no ha pervivido con el paso del tiempo.
