Familias indignadas por 4 años de clases en una caseta por obras que iban a durar meses: “No lo pueden pagar los niños”
Cuatro años de la obra que tenía un plazo de ejecución de cinco meses en el colegio público de Cembranos, perteneciente al Centro Rural Agrupado (CRA) de Villacedré. La parálisis de las obras de ampliación del centro deja escenas tan dantescas como la colocación de una caseta prefabricada para que sirva de aula para los niños de tercero de primaria. Los padres y madres del colegio, hartos de esta situación, han convocado una protesta el 28 de noviembre contra esta parálisis que se alarga ya cuatro cursos.
La intervención en el colegio se trata de una ampliación que dotaría al centro de dos nuevas aulas, aseos y un porche cubierto. La contratación de la obra tuvo lugar en 2021 a la empresa Diversa Desarrollo e Innovación S.L, con un presupuesto de 329.921,75 euros (con IVA), y un plazo de ejecución de cinco meses. Pero la empresa adjudicataria abandonó la obra y, por ahora, no se ha podido licitar un nuevo contrato porque no se ha rescindido el anterior. La Junta de Castilla y León defiende que el proceso está bloqueado porque faltan informes favorables de otras entidades como el Consejo Consultivo.
Mientras tanto, los alumnos y sus familias ven pasar el tiempo con un colegio en obras, con los niños y docentes danto clase en instalaciones provisionales: “No puede ser que sean los niños los que paguen la paralización administrativa de estas obras”, reclama una de las madres del colegio, Ana Parra, también presidenta de la Ampa.
El colegio, que este curso cuenta con 139 niños, padece una grave carencia de aulas que ha provocado que los 15 pequeños que cursan tercero de primaria y sus maestros tengan que dar clase durante cuatro años en una caseta prefabricada que la Dirección Provincial de Educación alquiló para tal fin cuando el retraso de las obras ya duraba años. El precio con IVA del último contrato de alquiler de este aula, ampliado ya cuatro veces, fue de 9.535,72 euros y durará al menos hasta el mes de abril de 2025.
No son los únicos niños cuyas clases se han desplazado a espacios no destinados a la docencia, otro de los cursos de primaria tiene que trasladarse a la sala de profesores del centro. La instalación de esta caseta, además, se ubica en el patio que, lejos de ampliarse, se ha visto reducido en espacio por los acotamientos de espacios en obras y la propia caseta.
Además, el aula destinada a los alumnos del primer ciclo de Educación Infantil (0-3 años) está en un edificio distinto, a 300 metros del colegio, en la Casa del Pueblo, que carece de patio exterior y hace que los pequeños tengan recorrer 300 metros y cruzar una carretera nacional (N-630) para participar en actividades comunes del colegio, lo que “representa un riesgo adicional”.
Los padres muestran su preocupación por la seguridad de los niños, ya que todavía se mantienen materiales de la obra como unas tejas en el techo del centro y un pequeño muro que sostiene una verja que preocupa a las familias por su inestabilidad. Además, la presencia de estos elementos de obra provoca que el patio quede muy reducido, sumado a los desperfectos que presenta el pavimento, especialmente tras las lluvias, cuando se acumula el agua en varios puntos del espacio.
Mientras tanto, la Consejería de Educación se ha preocupado de que la obra no suponga ningún peligro para los escolares y que puedan aprovechar el resto de los espacios al máximo. La Consejería entiende el malestar de las familias, pero asegura que se está actuando con la máxima celeridad a la vez que se protege a los menores en todo momento.
La paralización de esta situación ha provocado que los padres convoquen una manifestación el jueves 28 de noviembre a las 8.45 horas a la entrada del colegio para reclamar “algo tan básico como un espacio escolar seguro”, denunciando que durante todo este tiempo se han topado con “promesas incumplidas, falta de avances reales y un silencio prolongado por parte de las administraciones. No pedimos más que lo justo: que se concluyan las obras pendientes y se garantice la seguridad de nuestros hijos. Nuestros niños no deberían pagar el precio de esta inacción”, reclaman.
El objetivo de esta protesta es hacer visible la problemática que sufren los pequeños y solicitan que los asistentes acudan con pancartas de apoyo, chalecos reflectantes, ropa de obra, cascos y silbatos: “Juntos podemos lograr que la educación y el bienestar de nuestros pequeños no sigan siendo ignorados”.