La inutilidad de tener bienes públicos parados

Laboratorio social cerrado

Antonio Vega

Llama mucho la atención los carteles que ha puesto la empresa privada de seguridad contratada para vigilar que los “ocupas” no vuelvan al antiguo Laboratorio Regional de Sanidad Animal, o como era más conocido últimamente 'Laboratorio Social'. Dichos carteles lo dejan bien claro: “Propiedad privada. Prohibido el paso”. Así considera la Junta el edificio de su propiedad, sobre suelo del ayuntamiento de León, que llevaba varios años cerrado criando polvo y esperando un destino que nunca ha llegado.

Llamar “propiedad privada” a un edificio público, levantado con fondos públicos y sobre una parcela de propiedad pública no deja de tener su ironía. En estos tiempos donde los políticos son la tercera preocupación de los ciudadanos según las encuestas del CIS, por sus actitudes y acciones, es curioso que una institución pública proceda al desalojo, limpio y sin incidentes eso sí, de un edificio público vacío alegando que es de su propiedad y que no ha autorizado en él otros usos. Esos son los políticos de hoy en día: lo que es, o más bien consideran, “suyo” aunque sea inutilizado no puede ser usado sin su autorización, olvidando la definición de la RAE de público: Perteneciente o relativo a todo el pueblo. Esta visto que algunos creen que a todo no, sólo a aquellos que les caen bien. Sino no se explica que a algunos se les eche de los espacios públicos que ocupan alquilados como al CCAN o a la CNT pero a otros privilegiados, como el Club de Tenis, se les amplíen el tiempo que pueden permanecer ocupando un espacio público.

En lla crisis actual donde sólo se aprueban planes de recorte de gastos públicos en todas las facetas de la administración vale la pena en detenerse sobre el debate de los edificios públicos. Nadie duda de la necesidad de que los organismos de cualquier administración cuenten con instalaciones adecuadas y modernas pero rechinan varias cosas al ver actitudes como la adoptada por la Junta en el Laboratorio Social.

Lo curioso es la gestión que de sus edificios públicos ha hecho la Junta de Castilla y León en la ciudad de León, reflejo del poder y el ansia de algunos políticos. La Junta concentra sus sedes en León en ese majestuoso edificio situado en Eras de Renueva, muy polémico en su construcción y erigido en representación del poder mastodóntico de la institución autonómica. El significado del grandioso edificio y su solitaria ubicación daría para todo un tratado de psicología, urbanismo y política. Pero este edificio se les quedó pequeño por competencias y personal y la Junta tuvo que erigir nuevos edificios, como el del Eren y el Centro del Fuego también en Eras.

El del Eren resultó muy curioso porque sólo tres años después de inaugurarlo ya se amplió con dos plantas más hacia arriba, que por suerte de sus ideólogos ya habían dejado listo para que se pudiera hacer. Lástima de la poca previsión del Eren al hacer el edificio no haberse dado cuenta de que necesitaban 2 plantas más apenas tres años antes, así ha gastado la administración autonómicas sus fondos en edificios.

Otro ejemplo curioso de la edificación pública autonómica ha sido el Centro para la Defensa contra el Fuego, las típicas migajas de la admnistración con sede en Valladolid con las provincias periféricas. El edificio es un auténtico desconocido para los leoneses y quitanto los colegios que lo visitan, un ejemplo de infrautilización de una propiedad pública. Demasiado edificio para tan poca chicha funcionarial.

Al margen están los alquileres, elevados, que la Junta de Castilla y León paga en la ciudad por tener diferentes sedes públicas. Chirrían los situados en el edificio Europa, donde la Junta mantiene la sede del Ecyl y la de la agencia de desarrollo Ade. Particularmente éstas últimas ocupan un espacio muy amplio donde apenas hay trabajadores y presentan un aspecto que oscila entre lo triste y lo desolado, como puedes comprobarlo en la planta cuarta del citado edificio. Alquileres en zonas caras pese a contar con edificios vacíos e infrautilizados, un ejemplo de pésima gestión pública.

Izquierda Unida ha enviado a los medios de comunicación un listado de edificios de la ciudad de León que desde la coalición de izquierdas consideran están infrautilizados, al tiempo que critican el desalojo del Laboratorio Social. Los edificios a los que se refieren son: el Parque Hípico, El Mercado de Ganados, el CHF, la antigua Cárcel del Parque, el Antiguo Consistorio de la Plaza Mayor, los bajos del Estadio Reino de León, el Cine Abella, el Cuartel de Almansa, el edificio Julio del Campo, La antiguas escuelas de La Serna, la Infosede de Eras, El Palacio de Don Gutierre, el Chalet de Padre Isla, el Espacio Vías o el Teatro Emperador.

La pregunta fundamental es ¿por qué no se deja utilizar a los ciudadanos un edificio público vacío y sin uso? La respuesta real es el miedo, el miedo de la clase política a aquello que no controla y entonces prefiere tener sin uso un espacio público y asumir los importantes costes de mantenerlo así, a dejarlo en manos de cualquier grupo de ciudadanos organizados, no sea que se la líen. El miedo puede muchas cosas, entre ellas dejar edificios cerrados a cal y canto.

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