La Gran Coalición PP-PSOE, un experimento avalado durante años en la Diputación de León

De los cuatro años de Tino Rodríguez al frente del PSOE, dos de ellos se ha votado aprobar los presupuestos del PP en la Diputación.

Se habla mucho de ella, de la Gran Coalición, a nivel nacional a raíz de los sucesivos e inciertos resultados electorales y la necesidad de pactos de estabilidad reclamados sobre todo por el Partido Popular de Mariano Rajoy, que acuñó el término emulando el gran pacto alcanzado en Alemania. Se trataba de unir al PSOE a un proyecto de Gobierno conservador, junto al de Ciudadanos, para evitar terceras elecciones, aún a costa de acabar con su secretario general, Pedro Sánchez; y se trata ahora de sacar los Presupuestos Generales del Estado de 2017 adelante.

Y sin embargo, la Gran Coalición no es un nuevo invento. Lleva años ensayándose, con un considerable éxito, y siendo una realidad palpable en la provincia leonesa. Muy especialmente en la Diputación de León, donde los datos son tangibles.

En la historia reciente, han sido muchas las ocasiones en las que los votos del PSOE han servido para sacar adelante en el Palacio de los Guzmanes los presupuestos de la institución, que repercuten en 208 municipios de la provincia –fuera los de más de 20.000 habitantes, léase León, San Andrés del Rabanedo y Villaquilambre-.

Y no ha habido precedente en el que, aunque las cuentas generales hayan sido votadas en contra por el PSOE como fuerza mayoritaria de la oposición, no se haya apoyado el reparto propuesto por los populares respecto a los Planes de Obras, verdadera razón de ser inversora de la Diputación respecto a los pueblos de la provincia.

Plan de Obras, un 'sí' permanente

Siempre, sin excepción, esos Planes de Obras han contado con el respaldo de ambas formaciones, tanto cuando el reparto se realizaba partidistamente en cada uno de las sedes de cada formación en virtud a su representatividad electoral como cuando, ahora, se aplican criterios exclusivamente técnicos y supuestamente más objetivos.

Se trata de una Gran Coalición en la Diputación que se ha manifestado siempre en virtud de grado de feeling entre sus mandatarios. En los dos últimos mandatos y el año que llevamos del actual, el PSOE ha votado a favor de los presupuestos del PP siempre que ha habido sintonía personal y en cambio se ha abogado por el 'no' esperable en partidos ideológicamente rivales sólo cuando se han enconado las posiciones.

Por ejemplo, iniciado en 2007, en el primer mandato de Isabel Carrasco hubo de todo. En el primer presupuesto de la presidenta -2008-, un PSOE con Francisco Fernández como líder provincial abogó por no aproximarse demasiado y rechazó las cuentas populares.

Pero al año siguiente el portavoz socialista, Demetrio Alfonso Canedo, recibió el encargo de tentar un acercamiento y un gesto de buena voluntad, y el PSOE sorprendió apoyando los presupuestos de 2009 con una “abstención negativa”. Fue tan llamativo que UPL, por boca de Lázaro García Bayón, se quedó sólo en el rechazo, con un irónico voto “no negativo nada abstencionista”.

Aquel acercamiento fue un espejismo y, especialmente con la postura crítica y por libre de Matías Llorente, entonces viceportavoz del Grupo Socialista, el PSOE se volvió a distanciar. Fue entonces cuando Llorente impulsó la denuncia penal contra la presidenta por presunta prevaricación por el delicadísimo cobro de dietas de Caja España, cuando proliferaron ruedas de prensa denostando a la “Reina del Palacio”, el coste de más de un millón de euros en la reforma de sus 'aposentos' en el Palacio, los escándalos por los 13 cargos que ocupaba la presidenta, los aparentes amaños de oposiciones con dieces para cargos y familiares directos del PP, y así un largo etcétera.

El pulso Carrasco-Fernández llevó a rechazar tajantemente los presupuestos de 2010 y 2011. La Gran Coalición quedó hecha añicos. La tensión era irrespirable y la presidenta del PP acabó ganando la partida por aplastamiento. Con Ibán García del Blanco como breve portavoz en el Palacio, tras la dura derrota electoral sufrida en 2011, aún se rechazaron los presupuestos de 2012 por “antisociales, cobardes e insolidarios”, pero Francisco Fernández fue políticamente aniquilado por el cobro de una prejubilación de Caja España y con él toda la Ejecutiva, que fue sustituida por una gestora.

De manera que Carrasco movió sus hilos en aras de la Gran Coalición tras ostentar Celestino Rodríguez el liderazgo provincial socialista. Lo primero que hizo este fue desplazar a Matías Llorente, la gran bestia de Carrasco, no sin antes retirar éste la peligrosa demanda contra la presidenta.

Con el más crítico y veterano diputado ya apartado como no adscrito, y Tino Rodríguez a los mandos socialistas junto al portavoz Luis Rodríguez Aller, los presupuestos del PP para 2013 fueron apoyados por unanimidad, todos los partidos –PSOE, pero también la UPL de Lázaro García Bayón y los no adscritos de Matías Llorente-. Histórico. “Por primera vez en Democracia”, resaltó con orgullo Isabel Carrasco.

Una Gran Coalición, de nuevo con apoyo de todos los partidos al PP, que se repitió en las cuentas de 2014, a pesar de frases huecas del portavoz socialista Rodríguez Aller que anunció el voto a favor “a pesar de que tampoco estamos en el país de las maravillas”.

Con esta Gran Coalición en vigor fue asesinada de tres tiros en plena calle en mayo de 2014 la presidenta, y en noviembre de ese año encarcelado por presunta corrupción su sustituto y continuador, Marcos Martínez Barazón, en la Operación Púnica. De manera que rota la baraja, los presupuestos de 2015 volvieron a dejar sólo al PP, ahora comandado interinamente por Emilio Orejas. Sólo un reaparecido e imputado Martínez Barazón y el aún no adscrito Matías Llorente y su compañera dijeron 'sí'.

Las nuevas elecciones municipales depararon una nueva victoria del PP y esta vez con el dialogante Juan Martínez Majo al frente del Palacio de los Guzmanes. Diálogo que, sin embargo, no hizo que el PSOE reeditara la Gran Coalición en los primeros presupuestos, los de 2016, por ser año de múltiples contiendas electorales. El PP votó afirmativamente sólo junto a Matías Llorente, ahora en UPL, y Coalición por el Bierzo. Ciudadanos se abstuvo y socialistas e IU-En Común votaron 'no'. Lo mismo que había ocurrido en el primer mandato de Carrasco.

Sin embargo, el panorama del último año parece haber cambiado mucho. Ha habido llamativos gestos de claro acercamiento del PP de Majo al PSOE de un Celestino Rodríguez en franca minoría de apoyos dentro de la provincia, aunque reforzado in extremis gracias a la carambola de la caída de la Ejecutiva nacional de Pedro Sánchez y a su oportuno acercamiento a las tesis de Susana Díez y los principales barones. Con José Pellitero, hombre de su plena confianza, de portavoz en la Diputación, tras el inesperado fallecimiento del alcalde de Vegacervera.

Entre esos gestos llamó especialmente la atención la modificación de crédito impulsada este mes de septiembre por el PP para beneficiar exclusivamente a dos municipios: Vegacervera, el ayuntamiento del ex portavoz socialista Luis Rodríguez Aller; y San Emiliano, municipio del propio secretario general, Tino Rodríguez, donde se construiría un helipuerto.

De modo que la gran pregunta ahora es: ¿Los presupuestos de 2017 que se comienzan a negociar en el Palacio de los Guzmanes tornarán a la senda de la Gran Coalición? ¿Habrá apoyo, o abstención activa, del PSOE a las cuentas de un PP a pesar de que éste tenga una mayoría más que suficiente? La solución, en apenas unas semanas.

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