Cuando la AP de Fraga hizo alcalde a un comunista con tres de 17 concejales y otras paradojas de la propuesta de Feijóo

Urna Electoral.

César Fernández

Hubo una vez en que un alcalde lo fue pese a obtener con su lista apenas tres de las 17 actas de concejal en disputa. Era del PCE (Partido Comunista de España) y lo hizo gracias a la AP (Alianza Popular) de Manuel Fraga. Fue en 1983 en San Andrés del Rabanedo, el tercer municipio en población de la provincia de León. La situación, ya de por si paradójica, habría sido definitivamente inviable de jugar a la política ficción y aplicar con carácter retroactivo la propuesta lanzada hace unos días por el actual líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo (delfín en Galicia del propio Fraga), para que en los consistorios gobierne siempre la lista más votada.

La situación ocurrió en las segundas elecciones municipales de la actual etapa democrática. El nuevo regidor, el comunista Manuel González Velasco, recibió el apoyo de los cuatro concejales de AP, así como de un edil del Partido Regionalista del País Leonés y otro independiente tras la repetición de los comicios en dos mesas electorales, informó entonces El País. La suma de nueve votos le permitió sustituir a la socialista Concepción Apesteguía, que aspiraba a la reelección y se quedó en ocho concejales. Para rizar más el rizo, González Velasco volvería a ser años más tarde regidor... por las siglas del PP.

Las primeras elecciones municipales del presente período también dejaron otra paradoja para la historia en León capital, donde comenzó gobernando el PSOE con Gregorio Pérez de Lera como alcalde en coalición con el PCE tras los comicios de abril de 1979 pese a que la lista más votada fue la de la UCD (Unión de Centro Democrático) de Juan Morano. Hubo que repetir las votaciones en octubre en cuatro mesas. Y a la vuelta de esos resultados se dio la situación inversa: fue regidor Morano con apoyo de Coalición Democrática (marca electoral que aglutinaba a varias siglas, entre ellas AP) siendo ahora el PSOE el partido más votado.

En León capital se produjo en 1979 un trasvase de votos que cambió la Alcaldía al repetirse los comicios en cuatro mesas por fallos nimios, cuenta el entonces concejal del PSOE Maxi Barthe: "Se vio que era un disparate y nunca más pasó

La situación adquirió tintes rocambolescos. Tanto PSOE como UCD empataron en las dos sumas a 10 concejales. El factor decisivo estaba en los potenciales socios. El PCE había decantado la balanza a favor del PSOE al obtener en abril cuatro ediles por los tres de CD. Conocedor de esa situación, UCD incluso promovió un trasvase de votos a CD, que le quitó el cuarto concejal a los comunistas, pactó con los centristas e hizo a Morano alcalde. La repetición se dio por factores tan nimios como la falta de un voto en alguna mesa. “Se vio que era un disparate y nunca más pasó”, señala ahora el entonces concejal socialista Maxi Barthe.

Un Pacto Cívico como cortafuegos

Un cortafuegos, en forma del denominado Pacto Cívico, apartaría luego a Juan Morano de la Alcaldía de León tras ganar las elecciones de 1987, en ese caso con la Agrupación de Electores Independientes tras fichar y abandonar por el medio Alianza Popular. El acuerdo a tres bandas llegó con la confluencia de AP, Centro Democrático y Social y PSOE para poner como alcalde al popular José Luis Díaz Villarig, actual presidente del Colegio de Médicos de Castilla y León, que el día de la toma de posesión fue incluso agredido a la salida del Ayuntamiento por parte de un simpatizante de Morano.

El Pacto Cívico fue concebido como una manera de neutralizar la deriva leonesista de Juan Morano, quien, sin embargo, recuperó el poder tras una moción de censura en 1988 con el apoyo de dos ediles del AP con Luis Diego Polo como alcalde puente hasta recobrar en 1989 el bastón de mando y revalidar el cargo tras los comicios de 1991, en los que se presentó por el ya refundado Partido Popular.

La última vez que en el Ayuntamiento de León no gobernó la lista más votada fue en 2003, cuando el socialista Francisco Fernández accedió a la Alcaldía al sumar los 10 concejales del PSOE a los cinco de la Unión del Pueblo Leonés frente a los 12 del PP de Mario Amilivia, que regresó al poder municipal apenas un año después. Lo hizo vía moción de censura ante la fractura leonesista encarnada en la figura política de José María Rodríguez de Francisco, que cambió su apoyo inicial a Fernández por Amilivia y tuvo que salir aquel día del Consistorio escoltado y por la puerta de atrás, cuentan las crónicas de la época.

Vía mociones de censura en Ponferrada y Villablino

Ponferrada vivió durante años al margen de movimientos convulsos que determinaran vaivenes en la Alcaldía, si bien el único caso acabó teniendo resonancia nacional. Fue en 2013 tras perder el PP en 2011 la mayoría absoluta. Una moción de censura hizo alcalde a Samuel Folgueral, que había cosechado ocho concejales con el PSOE al pactar con los cinco de IAP (Independientes Agrupados de Ponferrada, del exalcalde Ismael Álvarez) para desbancar a los 12 del PP liderados por Carlos López Riesco.

El terremoto político tuvo su réplica nacional con la intervención del entonces secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, que puso a Folgueral y sus concejales en la disyuntiva de renunciar a la militancia o dimitir para presentar la moción ya sin el apoyo de Ismael Álvarez, condenado en su etapa como regidor por acoso sexual a la concejala Nevenka Fernández. Optaron por lo primero y gobernaron como no adscritos con IAP dejando en la oposición al PP, que había sido la lista más votada.

Villablino es un caso parecido al de la capital del Bierzo. Siempre ha gobernado la lista más votada con una sola excepción: la moción de censura que en 2005 desbancó a la socialista Ana Luisa Durán apelando a un polémico convenio con la MSP (Minero Siderúrgica de Ponferrada) de Victorino Alonso para abrir nuevos cielos abiertos. La votación dio el bastón de mando a Guillermo Murias (Izquierda Unida) en virtud de un pacto con el Partido Popular, un acuerdo aparentemente contra natura desde el punto de vista político que se rompió en vísperas de las siguientes elecciones municipales, las de 2007, según informa desde la capital lacianiega Luis Álvarez.

IU votó en Fabero la investidura de un alcalde del PP para poner fin a los mandatos del socialista Demetrio Alfonso Canedo, que precisamente ahora suena para regresar al ruedo político

Otra situación compleja desde la perspectiva política se dio en 2011 en el también minero Ayuntamiento de Fabero, donde se puso fin a los mandatos desde 1987 del socialista Demetrio Alfonso Canedo, que precisamente ahora suena para ser de nuevo candidato. Su lista se quedó entonces con seis concejales en una Corporación con 13 asientos, lo que abría la puerta a otras posibilidades aritméticas. El PP, con cuatro ediles, pactó con los dos del MASS (Movimiento Alternativo Social), liderado por el expopular Manuel López, para conformar un equipo de Gobierno. Pese a no integrarse en el Ejecutivo de coalición, Izquierda Unida sumó en la investidura los votos de sus dos ediles para hacer alcalde al popular José Ramón Cerezales y cerrar el paso a Demetrio Alfonso Canedo.

Algo parecido, aunque en otro sentido político, ocurrió en 2015 en el Ayuntamiento de Cacabelos, donde el popular Adolfo Canedo aspiraba a revalidar la Alcaldía tras gobernar cuatro años en minoría. Canedo fue el más votado, pero no logró la mayoría absoluta al quedarse con seis actas en una Corporación con 13 asientos. Fue desbancado por un tripartito formado por PSOE, IU y ACC (Alternativa Ciudadana de Cacabelos) para hacer alcalde al socialista Sergio Álvarez, uno más de los que no habrían podido coger el bastón de mando bajo los parámetros de la propuesta lanzada ahora por el PP de Núñez Feijóo. 

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