Sobre el Papa Francisco
Jorge Mario Bergoglio, nació el 17 de Diciembre de 1936 en Buenos Aires, Argentina, hijo de un contable ferroviario. Su familia era de origen italiano.
Se graduó como técnico químico en la enseñanza pública de su país, y trabajó en la empresa Hickethier-Bachmann analizando alimentos. En esa época cayó enfermo y le tuvieron que extirpar un trozo de pulmón.
Ingresó en el seminario a los 21 años, una edad bastante tardía para la época, y se hizo novicio de la Compañía de Jesús, en cuyo colegio estudió lenguas clásicas, para luego ser profesor de estas materias. Posteriormente estudió teología y se acercó a las tesis de la Teología de la Liberación, en su variante argentina. Fue ordenado sacerdote cuando ya tenía 33 años, y tras romper con su novia, lo que ha dado origen a toda clase de bromas por su parte.
En 1973 fue elegido para dirigir a los Jesuitas argentinos y, con la llegada de la dictadura militar, se destacó por negociar y lograr la liberación de varios detenidos por la represión.
En 1995 fue designado obispo, y en 2002, cardenal. Durante este tiempo destacó por su humildad, austeridad, y constante lucha por los derechos sociales. Renunció al palacio episcopal, escandalizado por el lujo, siguió viviendo en su apartamento y cocinaba él mismo a diario, pues no tenía a nadie a su servicio.
En esos años tuvo también varios enfrentamientos políticos por oponerse al aborto y al matrimonio entre las personas del mismo sexo.
Al cumplir los 75 años, renunció al obispado y consiguió plaza en la residencia de sacerdotes ancianos, donde pensaba pasar sus últimos años. Ya tenía habitación asignada en la residencia cuando lo eligieron Papa.
Se dice que estuvo punto de ser el sucesor de Juan Pablo II, pues Ratzinger le sacaba muy pocos votos, y que él mismo suplicó que votasen todos al alemán, como hacía él mismo, y que lo dejasen volver a casa. Así fue.
A la segunda, cuando Benedicto XVI dimitió, no consiguió escapar de este destino y hubo de hacerse cargo de la Iglesia. Se dice que es el único reproche que aún le hacía a Benedicto, en la época de los dos papas vivos: “¿Y tú, no podías haber aguantado un poco? Un año de nada, hombre...”
Fue elegido el segundo día del cónclave. Su programa incidió sobre todo en la apertura de la Iglesia hacia el mundo para evitar que se convierta en una organización autoreferencial: “La Iglesia está llamada a salir de sí misma e ir hacia las periferias, no sólo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado, las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia y prescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria”-
Desde entonces, renunció a toda pompa y fasto, tanto en lo personal (nunca llevaba cruces o anillos de oro) como en la política de la Iglesia.
Intentó centrar su papado en combatir los escándalos de abusos a menores, reformar las finanzas de la Iglesia, potenciar el papel de la familia en la comunidad cristiana y reforzar la modernización de las instituciones religiosas de enseñanza.
No sólo apoyó el ecumenismo sino también el diálogo interreligioso. Como científico, siempre apoyó el Big Bang como origen del Universo, y afirmaba que esta teoría no sólo no niega a Dios, sino que lo requiere. Se opuso firmemente al aborto y la eutanasia, considerándolos parte de la “cultura de la muerte”.
Vivió, hasta este lunes, en la Casa de Santa Marta, pues renunció desde el principio a residir en el palacio vaticano.
Descanse en paz.
Javier Pérez es un escritor leonés que ha ganado, entre varios, el premio Azorín en 2006 y el Ciudad de Badajoz en 2011 y ha publicado 16 libros. El penúltimo, precisamente titulado Catálogo informal de todos los Papas (2021)