Pensamiento único

Cuando uno tiene el honor de colaborar con un medio de comunicación se suele sentir un cierto vértigo al enfrentarse a un folio vacío, sea éste papel o virtual. El vértigo, al menos en mi caso, viene motivado por el miedo a que lo qué se escriba sea de menos valor que el papel que lo sustenta. Una vez superado ese miedo aún resta el temor a ocupar plaza al lado de articulistas con mayor destreza y quizá con reflexiones más atractivas para el lector. No quiero ni imaginar lo que sería compartir Tribuna de Opinión al lado de las vacas sagradas del periodismo o escritores reconocidos que a veces se avienen a escribir en prensa.
Claro que si hubiera que debatir con estos grandes popes de la información, cabría la posibilidad de presentarles batalla a condición de poder elegir el tema a tratar. En mi caso iría a lo fácil. Temeroso de patinar en otros ámbitos, llevaría la disputa al campo de la abnegación contrastada en favor de la tierra que nos vio nacer. Mucho me temo que hasta estos grandes santones del universo mediático verían mermada su consideración pública si tuvieran que acreditar los esfuerzos hechos en beneficio de su patria chica. Con periodistas excelsos, poco acostumbrados a abordar temas tan mundanos, tal vez hasta gozara de una oportunidad.
No escasean firmas reconocidas en el panorama informativo estatal nacidos en León, figuras de relumbrón, como Alfonso Rojo, Antonio Ferreras, José Antonio Álvarez Gundín, Felipe Sahagún, Angélica Rubio o Jesús Maraña. Parecen sobradamente capacitados para desmenuzar las cuestiones más intrincadas de la política nacional e internacional. Con su verbo fácil son capaces de orientar la opinión pública y pontificar sobre lo que las más altas instancias del estado deberían hacer en éste o en aquel otro tema.
Mucho admira que nuestros paisanos sean capaces de diseñar como se ha de construir el edificio del país, piedra a piedra, pero descorazona que no se les escuche nunca, pero nunca, una triste alusión a su tierra, ni una sola mención, aún conocedores de las penurias por las que atraviesa León, no se les conoce iniciativa alguna por evitarlas. Ellos, que tienen acceso a información privilegiada, a personalidades con capacidad decisoria y conocen los más intrincados caminos de la acción política. Un día tendrán que explicarnos cómo pretenden asentar la grandeza de España sobre sillares extraordinariamente frágiles como el de León.
Afamados periodistas leoneses...
Nuestros afamados periodistas, como los de otras latitudes hispanas, pese a sus discrepancias ideológicas, suelen coincidir sin excepción en algunos principios inalienables que dicen muy poco acerca de su albedrío ideológico. Todos, sin exclusión, son partidarios del pensamiento único, basado en pilares inamovibles como la monarquía, la religión, la unidad territorial, etcétera. Poco parece importarles si el ciudadano tiene algo que llevar a la mesa, si dispone de buenos servicios, si su atención sanitaria es la correcta, si carece de horizonte laboral, etcétera.
Pero este proceder, que pareciera reservado a los más distinguidos exponentes de la prensa oída, vista o escrita, allende de nuestras fronteras regionales, tiene fiel reflejo en nuestros distinguidos periodistas locales. También ellos, como un solo hombre, patrocinan y promueven el pensamiento único y, en no pocas ocasiones, ejercen la labor doctrinaria en línea con el medio para el que trabajan. No es difícil manipular la opinión pública cuando no hay forma de contrastar las noticias que la radio, el periódico o la televisión facilitan en cualquier momento y lugar. Y lo que es peor, como en el caso de León, hay escaso espíritu crítico entre la ciudadanía.
Sabido es que una misma noticia puede ser interpretada de muy diferentes maneras, según como se enfoque y quien la publique. Veamos que sucede en nuestro querido León. Los canales de la televisión estatal, siempre al servicio del gobierno de turno, pero manteniendo los pilares inamovibles antes mencionados, dicen A. Los canales de la televisión generalista –con esporádicas excepciones de la Sexta– y las televisiones autonómicas dicen B. La radio con sus emisoras de RNE y la SER, dicen A, pero las emisoras COPE, Onda Cero, Es Radio o incluso Radio María, con más centros de emisión que las anteriores en León, también dicen B.
En la prensa escrita de ámbito provincial, la de formato papel que cualquiera puede leer en el bar, dicen B pero arropada por el Mundo o el ABC, profundizan en decir B, consecuencia de lo cual B es mayoritariamente aceptado en León sin que nadie se cuestione por qué. Incluso diarios deportivos se inclinan por A o por B. Y aún faltan las redes sociales que, influenciadas por el oportuno bombardeo de saturación en prensa se decantan por B, irritándose porque en las regiones con mucho mejor nivel de vida se decanten por A u otras opciones alternativas.
Interesadamente, el expresidente de gobierno Mariano Rajoy proclamó en el Foro de la Toja las bondades del bipartidismo actual, reedición del bipartidismo decimonónico de Cánovas y Sagasta que trajo a España el caciquismo –como el del liberal maragato Pío Gullón, según la revista de época, Gedeón– y cuya consecuencia directa es la asunción del pensamiento único que tan provechosos réditos ha tenido para PSOE y PP desde hace casi medio siglo.
El tropiezo del bipartidismo o su trasunto, el pensamiento único, ha venido del surgimiento de nuevas opciones políticas amparadas por personas deseosas de sacudirse la rancia caspa de los dos partidos clásico y con ellos de una prensa 'solidaria' que obvia intencionadamente ciertos temas capitales. De esta contestación ha sirrumpido una prensa alternativa que, con menos medios que la anquilosada y tendenciosa prensa tradicional, ha propiciado la entrada de un soplo de aire fresco –como es el caso del medio en que estamos escribiendo– si bien en otros casos ha consistido en un mero maquillaje de la prensa existente para revestirse de una pátina de modernidad.
El pensamiento único que tan dañino está resultando para ésta y otras provincias empieza, felizmente a mostrar grietas. Estos cambios se traducen en partos distócicos que precisan de fórceps pero, de no producirse, tal vez seguiríamos viviendo en las tinieblas ideológicas de las catacumbas. Ofrecer con el debido rigor distintos puntos de vista para que el ciudadano de pie compare las distintas visiones de la realidad, es una meritoria labor social. Después el lector, debidamente informado, podrá opinar y elegir su opción con mejor criterio, porque hasta el momento tan sólo se le ha pastoreado.