Desde el escrache al parlamentarismo

Lectura pública de los Decreta de 1188 en la plaza de San Isidoro de León.

En torno a un video que la presidenta del parlamento nacional, ha dado a conocer para presentar un acto a celebrar aquí en Legio, sobre el origen del parlamentarismo, a los representantes de parlamentos europeos, y más, haré unas apreciaciones, pero sobre todo comentaré las palabras del profesor Arvizu que en la grabación ha colaborado con su ya clásico mensaje.  

La presencia de parlamentarios europeos en Legio, es una iniciativa muy digna de comentar,  y si se consigue llevar por buenos cauces, alabar.  Añadiré que por desarrollarse en el lugar preciso, el Claustro de San Isidoro, creo que por expreso deseo del alcalde legionense, José Antonio Diez, aumenta el grado de trascendencia. 

Sobre el video citado, diré que no es la primera vez que he podido escuchar (o leer) al profesor Arvizu, eso de que los leoneses medievales consiguieron entrar en la Curia regia, dada en el Claustro de la iglesia palatina  de antaño, en 1188,  hoy San Isidoro, “por vocingleros”. Este término lleva aglutinado lo que aportó en palabra y gesticuló con la mano derecha: “había gente en las puertas golpeando o gritando”. Lo que se puede tomar, digo yo, a título de broma, aun cuando el tema es muy serio,  para significarlo como invento del escrache con sones medievales. ¡¡¡Un invento leonés!!!

Como resultado del griterío y del aporreo, la reacción de rey dice que fue, probablemente, “bueno, que entren unos y digan a ver lo que quieren”; simplificación más menguante ¡imposible!  Pero luego, casi a continuación, sea o no su verdadera intención la de “dar la de arena”,  apunta “es lógico quieran que se les oiga también”. Ítem más, cual primacía leonesa, sin determinarlo, habla de marcar un camino a los de Castilla, Navarra o Aragón “que ya no quiere la gente celebrar cortes sin la presencia de los ciudadanos”.

¿Ninguneo de lo leonés?

Con esta última cita no lava el ninguneo de lo leonés, y sí lo confirma al añadir “fue un hecho casual”, pues para nada se comparece con aquello ya recogido y admitido, aludo a la asistencia de los cives: 'cum  electis  civibus ex singulis civitatibus'. Lo de electis es su máxima 'duda'. 

Un inciso importante. Si no hablamos de Cortes, como muchos autores dicen que no fue la Curia regia de 1188, para quitarla mérito innovador, hay que hablar de parlamentarismo, la presencia del pueblo, con voz, nos lo muestra, ¡Todo tiene un principio!  Fue una Magna Curia, que no ha hecho otra cosa que poner en valor en Europa y más allá, ese dato y los méritos de lo allí legislado, rey, nobleza, alto clero y pueblo, en forma de Decretas. 

Si difícil resulta entender y admitir en aquella época tamaño atrevimiento, lo del aporreado, como comportamiento de los que venían considerándose vasallos, en un marco de zozobras de la asunción al trono del joven Alfonso (VIII de León), más todavía, lo de prepararse a toda prisa entre ciudades e inter ciudadanos, para hacer manifestación reivindicativa selectiva de algo que era tema de gobierno. Cosa que no habían hecho nunca, ni existían métodos rápidos de intercomunicación para una puesta en común. La osadía del 'aporreo' suena a demasiada elucubración. Si para tamaña apreciación tampoco tiene pruebas... ¿Qué le lleva a ello? ¿Acaso la intransigencia hacia lo leonés? 

Vamos ahora a mostrar algunos temores ante los actos a celebrar en Legio con los parlamentarios europeos. Prioritario: Saber qué mensaje se les transmite y quiénes van a ser los encargados de ello.  Comprobado está que desde el ente autonómico no nos dejan ni respirar.  Ojo a las injerencias, ya sean descaradas, solapadas o subliminales, que de todo habrá. Bien sea por los políticos malintencionados, o por personajes interpuestos.

Meritxell Batet, es bueno recordarlo aquí, tiene en su poder, desde el 2016, un informe que la Plataforma León Constituyente le entregó en mano, con oportunos comentarios de viva voz de los representantes leoneses que acudieron a Madrid. Se pretendía dejar constancia de la existencia del Pueblo Leonés, que debe ser reconocido en la Constitución Española. Razones: Sociales, Económicas, Jurídico-Políticas, Culturales. Históricas, tan magistralmente expuestas que avalan sin resquicio alguno la petición.

En aquel entonces Meritxell no era presidenta, sencillamente actuaba de parlamentaria y estaba llevando los estudios pertinentes para la posible reforma constitucional, como tantos otros Grupos, a los que también se les hizo partícipes del informe. Creo que no es aquí y ahora, el momento de detallar lo ocurrido. Ni usurpar yo datos de la Plataforma, pero sí decir que, tiempo antes, se había entregado el mismo informe a los grupos políticos de las Cortes autonómicas.  No puedo dejar sin citar al senador Mulet, que recibió a los representantes de la Plataforma en su despacho oficial, con la afabilidad que le caracteriza.  Ya venimos sabiendo de sus defensas puntuales leonesas en tal institución. 

Mostrar a Europa la Región Leonesa

Parece ser que, desde algún movimiento ciudadano, a los parlamentarios europeos que acudan a Legio, Cuna del Parlamentarismo, se les quiere hacer llegar algún documento, carta o informe de la situación autonómica leonesa. Todo cuanto en puridad sea escrito, con valor, al menos informativo, para mostrar quiénes somos, lo que queremos y lo que nos están haciendo políticamente, estará bien, dentro de los rangos pertinentes, para que se reconozca la situación regional leonesa, que “no consta” en Europa, por estar asfixiada por la Comunidad autonómica que trata de dominarnos. 

Mi preocupación es que quienes nos manejan políticamente, lejos de aclarar nuestra situación, la minimicen, la desvirtúen, yendo por unos derroteros castellanoleoneses que nos hundan un poco más. Y entre ambas cosas, carta (o informe) y maledicencia del mensaje político orquestado, lo que perciban los parlamentarios sea: “Ya están aquí los aporreadores”.

Mi ruego es que aquellos que estén en condiciones de moverse dentro de los prolegómenos preparatorios, detecten y frenen, si les es posible, las injerencias con fines espurios.

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