Entre el agotamiento físico y el psíquico

Carlos Alcaraz, Cristiano Ronaldo y Lamine Yamal.

Puede que hoy se sorprenda el lector de este medio ante la lectura de mi escrito de opinión, al tratar, aunque no propiamente, de relatar la impresión que me causó ver algo que al menos dejaré flotando, en el partido de futbol jugado por España ante Portugal, en la final de Liga de Naciones.

Al propio tiempo, en largo y sostenido espacio de tiempo, anterior y concomitante, en tenis veíamos la final de Roland Garros, en el París que la torre Eiffel vigila desde la más alta atalaya, allí, nuestro compatriota español Alcaraz, supo ganar con enorme esfuerzo, mental y físico, y muy buen hacer deportivo, al italiano Sinner, un jugador en apariencia poco expresivo, número 1, espigado, ágil, de potente y colocado saque que apabulla, amén de buen juego. Su enfrentamiento y la victoria de Carlitos, me fue creando inquietud y emotividad de modo que luego a la hora del futbol su huella persistía.

Por supuesto, y sigo, nada que ver una disciplina deportiva con otra. Juego asociativo la primera, individual la segunda. Como ya comprenderá el lector, en mi caso, contemplado por televisión, caja loca a veces, sana y didáctica no siempre, y ventana noticiera trágica al mundo, las más.

Es lógico que me pregunte ya, y sin más tardanza: ¿Qué hago aquí explicando lo que todo el mundo sabe? Y con temor pase a pensar que he estado elucubrando fatuamente; cuando no es tal, sencillamente aprovecho la inercia, cuento y hasta cuestiono, unas impresiones surgidas en el escenario del futbol.

Cuando detenidamente empecé a poner la mirada en la ventana TV que nos proponía emociones deportivas futboleras, aparecía, y no de modo ocasional un jugador de la selección española llamado Lamine Yamal, que parecía cansado y un poco perdido…

El joven Lamine Yamal con reconocimiento 'mundial'

Un jugador que en los medios deportivos se le considera ya algo más que promesa, pero no sólo para andar por casa, en el Barcelona y en la selección española, sino con reconocimiento mundial. Tiene 17 años de edad, exhibe dominio de balón y atrevimiento, actitud creativa y gol, ahí es nada, e igual encarrila su juego por la banda derecha que por la izquierda. Desconcierta y trastoca.

Se ha dicho, yo al menos lo he leído, que atesora potencial, de ahí que en el partido que estoy citando, por lo que pude ver o intuir, no quiso o no pudo abrir el tarro donde encierra bajo una especial llave, esa nada tangible de la madurez que está por llegar, que en tal encuentro no quiso o no acertó a abrirlo para anticipar una muestra más, al menos en el segundo tiempo que pude contemplar. Ya desde el principio, parece que no “vio portería”, dudó en el regateo, rara y mala cosa en él, y para para la Selección. Se esperaba, y con fundamento, algo de su mejor versión.

Su cara de jovenzuelo, en verdad sorprende, y más ahora que parece que le gusta tener el pelo en plan gorra, una tapa amarilla o dorada, sobre unas facciones no demasiado propicias a la sonrisa, al menos en abierta condición.

Por la bocana que da acceso desde los vestuarios hacia el campo, después del pertinente descanso, le captó la cámara apareciendo a la par que Nico Williams, he ahí otro componente joven y valioso, mas no hablaban…. Al pronto se paró Lamine, me sorprendió verlo querer quedarse solo en el pasillo, dubitativo, sin mirar a nadie, y sobre todo, cómo lo hizo sin explicación alguna al compañero, deteniéndose junto a la bocana... ¡Y ya está!

Todo en fugaces imágenes, pero que reclamaron mi atención especulativa. Pues con gestual aire triste, aparentando indecisión o tal vez confusión, 'qui lo sa'; al tiempo resultaba poco probable que fuera por abatimiento, y quisiera con la paradiña tomar aliento antes de saltar al césped.

La expresión usada en Cataluña 'qui lo sa', por “vaya usted a saber”, más o menos, la tomo para la ocasión intencionadamente, para añadir una supuesta versión connotada con la nacionalidad catalana –¿Un fantasma por deformación propia?– sabiendo por las muestras de partidos anteriores que no aparecía tal cuestionamiento en él. ¿Sobran pues, retorcidos recovecos?

Mas, volvió a bullirme en la cabeza lo de la bocana, al verlo, ya en el terreno de juego, poco participativo, casi yendo al paso demasiado tiempo, un poco perdido; interpretando yo que tan solo podía ser achacable a un estado de fatiga, de cansancio, puede que también mental. Agotado sí, físicamente, y por supuesto... ¡No es esto un buen compañero de cara a la creatividad!

No sé si alguien, más enterado de las cosas del futbol que yo, observó lo que yo creí ver, injustamente sospechar o interpretar. ¿Me ha de quedar siempre la duda?

Lástima que no estuviera Lamine para los penaltis. ¿O vuelvo a equivocarme?

Etiquetas
stats