El pueblo leonés y la autonomía deseada

Los leoneses están expectantes ante la posibilidad de su propia autonomía.

El cajón donde las cosas difíciles se ponen “a enfriar”, acoge en su seno el SÍ a la Moción por la autonomía leonesa, bien registrado en el diario de sesiones de la Diputación Provincial. Ahora me voy a permitir mediante este escrito de opinión, dirigido a los leoneses, para preguntar a letra abierta dónde estamos en estos momentos como pueblo, quiénes somos y qué queremos. En breve.

Preguntas que, aun soportando gran dosis de retórica, una consensuada compenetración nos llevaría a indagar, a partir de ahí, si existe ligazón popular y estamos dispuestos a ir en busca de la libertad autonómica, esa que, desde un punto de vista jurídico, la Constitución lo permite. No es sencillo, pero en modo alguno imposible, aunque como tal lo han venido sosteniendo con maledicencia política, desde el ente.

Con el SÍ de la Diputación, el esfuerzo, para ir en busca de la autonomía propia, puede ser de forma triprovincial. Pero no nos engañemos, es algo difícil de alcanzar, punto imposible a medio plazo, dado que las Diputaciones de Zamora y Salamanca no están por la labor. Y, por otra parte, falla la compenetración interprovincial ciudadana... ¡Incluso desde la versión economicista que todos entendemos! Tal vez por ello, y para que la moción abandone su nido del cajón de los sueños, sin primacía alguna, cuestión de cruda oportunidad, y con la mano tendida a futuro, se intente arrancar de forma uniprovincial leonesa.

Algo es bien constable, en León provincia la ciudadanía está enlazada por el ser leonés bien interiorizado, pues los sentimientos definitorios se mantienen vivos, y además van acompañados del empuje vital llamado leonesismo, tanto social como político, por lo que se dan las condiciones necesarias para emprender nuestra diferenciación autonómica constitucional.

El pueblo leonés, incluso en su más amplia visión, no es una entelequia. Es arraigo de siempre, afirmación bien intencionada de hoy, mas no sin un punto de incomprensión, confusa realidad por manejos políticos de quienes se consideran los nuestros, y son despersonalizados colaboracionistas.

El territorio. La Región Leonesa, lo es desde 1833. No está abolida, pero sí olvidada políticamente. Nadie puede negar que es heredera de los valores históricos del Reino de León. A ella referimos la población de Salamanca Zamora y León, aprisionada desde 1983, mediante forzada letra estatutaria, al ente autonómico llamado Castilla y León.

Estatuto que arranca con una falsedad, lo he dicho bastantes veces: en la Ley Orgánica inicial, de abril de 1983, que firma el Jefe del Estado se sitúa literalmente a un pueblo inexistente castellanoleonés , así escrito y con intencionalidad, como peticionario y garante, algo que lo vicia en origen.

En sucesivas e inmediatas modificaciones, se empezaría a hablar de nueve provincias, una comunidad, y el amasijo citado –¡Sustituido!– por ciudadanos de Castilla y León. Un intento de lavado, modificaciones muy oportunas e interesadas, según conveniencias de los autonomistas PP y PSOE. Al igual que lo sería la implantación posterior de castellano y leonés, que singularizan con maledicencia política y sin pudor lingüístico alguno. ¡Pero todas, todas, tendentes a la sujeción de los leoneses al engendro!.

A distinto nivel receptivo

Lo preocupante de esto es que mediante prédicas alevosas, propagandas pagadas de la misma índole, y la siembra de malignidad en la semilla se imparte también obligatoriamente en el alumnado infantil de León, provincia, y en los de de Zamora y Salamanca, donde, entiendo, ha habido más tempero. Más esponja. Nos han ido subsumiendo en lo impositivo castellano como si los sentimientos se crearan por decreto e imposición

Parémonos a pensar, y convendremos en que hemos estado dispersos y despistados los leoneses, cuando algo tramaban desde la facción dominante castellana en el ente con engaños y fraudes, intentado conseguir anularnos como pueblo leonés. En León provincia hay mayor resistencia al sometimiento, de ahí que lo diseñado por Unidad Leonesa, aporte ya de salida visos de vía y triunfo. Tomémoslo en consideración, no se olvida a nadie, se trata de dejar de decir “vamos a”, para “empezar a”. ¡¡¡Nos jugamos tanto!!!

El pueblo leonés debe pasar a ser algo más que votante: ser actor de su propio destino.

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