Julia Morros: la educadora leonesa represaliada que 'ganó' a Franco
Julia Morros Sardá nació en León en 1902. Su padre era veterinario. Si bien ella estudió magisterio primero en León y luego en la Escuela Superior en la promoción de 1922 a 1926, lo más significativo fue su memoria fin de carrera en esta última sobre ‘El crecimiento en la edad escolar“, de gran relevancia científica; fue de las Primeras Inspectoras de Primera Enseñanza de España.
Quiero señalar la importancia de la Inspección de Primera Enseñanza en España y explicar su trascendencia y su conceptualización en aquellos momentos: fue esencial para la reforma estructural educativa de España. Según Raquel Poy Castro en su artículo 'Vencedoras y vencidas: las educadoras leonesas ante la Guerra Civil Española', “su condición de instrumento de ejecución de una política educativa centralizadora –por cuanto su misión esencial– era la aplicación de las leyes de educación y preservar la homogeneidad de la acción educativa conforme a las directrices del Estado. La mayor importancia la adquirió en la Segunda República, se concibió la Inspección como una especie de Escuela Normal a domicilio o de profesorado ambulante, idea que plasmó Giner de los Rios desde 1900 en el Boletín de la Institución Libre de Enseñanza”.
La inspección tenía tres competencias centrales: el boletín de educación que era para el docente; elaboración de documentación reguladora para escuelas y la propia institución y la misión para activar al colectivo, a través de la responsabilidad que debían imprimir los inspectores en la función de los docentes. Su labor era desde la organización de cursillos, a la creación de centros pedagógicos, hasta la organización de museos y bibliotecas. Tenían gran influencia en las escuelas normales provinciales y por lo tanto en la formación de la élite educadora.
Estudiaban en la Escuela de Superior de Magisterio de Madrid o Barcelona y si además estaban en la Residencia de Estudiantes los hombres y las mujeres en la de Señoritas en este caso en Madrid, como fue el caso de Julia Morros que estuvo en la Residencia de Señoritas desde 1921 a 1929, tenían unos conocimientos y principios superiores.
Un curriculum excepcional
Su curriculum es impresionante: Julia Morros fue siempre una estudiante excepcional, su infancia y adolescencia en el Colegio Belinchón (hoy leonés). Entre 1915 y 1918 estudió magisterio en la Escuela Norma de León siendo incluso publicadas en el periódico de León sus excepcionales notas. Después se fue a estudiar en la Escuela Superior de Magisterio en Madrid en la Sección de Ciencias Naturales y obtiene el número uo de su promoción por un trabajo titulado 'El crecimiento en la edad escolar. Estudio antropométrico comparativo de niños leoneses'. Es este un libro que todavía es fundamental hoy en día pues sigue siendo de consulta indispensable al ser el único estudio existente en esta materia, es muy completo y documentado, fue publicado por la Sociedad Española de Antropología, Etnografía y Prehistoria de Madrid.
Posteriormente, cursó en la Universidad Complutense la licenciatura en la misma materia que compaginó con su trabajo como profesora en la Escuela Superior de Magisterio.
Fue inspectora de primera enseñanza en León en 1936 por lo que se la represalió, fue profesora de prácticas en la escuela superior de magisterio impartiendo las asignaturas de fisiología, higiene escolar, antropometría pedagógica, profesora de ciencias en el I-E y el Instituto de León de ciencias del instituto de León, profesora catedrática interina de la Escuela de Veterinaria de León.
Becada para ampliar sus estudios en Francia, Bélgica y Suiza
Se casó con otro inspector de primera enseñanza Salvador Ferrer y ambos fueron becados por la junta de ampliación de estudios (JAE) en el extranjero. Como sabía hablar francés e inglés, le dan la beca para estudiar en Bélgica, Francia y Suiza en los años 1932 y 1933. En estos países, estudió paidología, psicología, fisiología, antropología y educación moral.
Ya había realizado trabajos sobre 'Psicología experimental sobre la evolución de juicio en niños (normales y sordomudos) durante el periodo escolar' y 'Los valores y relaciones cefálicas de las niñas madrileñas', que fueron esenciales para otorgarle la beca de ampliación de estudios.
Se queda en Paris y allí estudia en el Instituto de Psicología de la Universidad de París y en la Escuela de Antropología donde recibió formación práctica antropología lingüística, etnografía, herencia y genética, anatomía comparada del sistema muscular, sistema nervioso y su influencia en la delincuencia. En la segunda etapa en Bruselas se matricula en la universidad en las facultades de pedagogía y psicología . Realizó las prácticas en la clínica Vemeylen, que tenía gran prestigio. En una tercera etapa se queda en Ginebra donde estudió psicología infantil y educación moral en el Instituto Rouseau.
Vuelta a España y su represión por el franquismo, al que finalmente venció
A mediados de 1933 vuelve a España y en el mes de septiembre es nombrada profesora de ciencias del Instituto de León, que compatibilizó con el de profesora catedrática de Veterinaria de León ( puesto para el que había sido nombrada antes de irse a París).
Su carrera profesional parecía imparable, pero con el estallido de la guerra civil se frenó, pues al estar en León trabajando y residiendo, se le instruyó un proceso depurador consecuencia del cual fue apartada de la catedra de veterinaria y de inspectora de primera enseñanza, en este caso temporalmente, pues fue repuesta en 1941 una vez revisado su expediente. Su marido fue encarcelado y acusado de rebelión militar.
Ambos fueron reintegrados al servicio activo y retomaron su actividad profesional como docentes en varias escuelas de las provincias de Lugo, Burgos y Ávila. En 1957 fueron a Guadalajara donde ella llegó a ser directora de la Escuela Normal. En 1964 se van a Madrid, después de que obtuviera una plaza como profesora numeraria en la Escuela de Magisterio María Díaz Jiménez, institución que dirigió hasta su jubilación en 1972. Fallece en Madrid en 1983.
Lo más significativo en mi opinión es que nunca abandonó su pasión por la ciencia, la enseñanza y por el conocimiento, sobre todo del mundo natural, escribiendo el libro Ciencias de la naturaleza y su didáctica. Otro singular libro es Distribución de la lluvia y nieve en España durante el decenio 1907-1916.
Sin duda una mujer leonesa ejemplar tanto en los momentos buenos, como en los que el régimen franquista la represalió truncando una de las carreras científicas más brillantes de España, sin que ello lograra doblegarla ni apartarla de su pasión por el saber. Una recia mujer que nos debe servir de ejemplo.
Julia Morros Sardá sí tiene calle en León, precisamente en el parque tecnológico. Enhorabuena a quien haya tenido la iniciativa, pues fue una gran científica con libros que hoy todavía sirven a otros científicos y estudiosos sobre los temas tratados en ellos.