Doble cuerpo
Hace años estuve una temporada dedicado a la creación de contenidos a cambio de dinero y fue lo que me faltaba para aprender cosas absurdas. Era una de esas personas que redactan listas de las DIEZ COSAS QUE IGNORABA JUAN SEBASTIÁN ELCANO o escriben ¿POR QUÉ LA CACA ES MARRÓN? y cosas así. Para uno de estos artículos –o lo que sea– me informé abundantemente sobre el doblaje al castellano de la película El resplandor y la serie de inevitables catástrofes producidas al juntar varias ignorancias: la de Stanley Kubrick sobre el idioma español y las de Carlos Saura y Vicente Molina Foix sobre otras disciplinas. Salvaba –y salvo– el impecable trabajo de Verónica Forqué y Joaquín Hinojosa que hicieron lo que se les pedía: reproducir los diálogos originales. Reproducir, fonar, no interpretar en nuestro idioma. Lo clavaron. Kubrick quedó perfectamente satisfecho. Aquí todavía se recuerda con horror. También averigüé que solo se dobla en algunos países –Francia, España, Italia, Alemania, Rusia…– debido a similares y pretéritos totalitarismos. La idea/ley se le ocurrió a Mussolini en 1934, la perfeccionó después (Legge 23 dicembre 1940, n. 2042. Divieto dell'uso di parole straniere nelle intestazioni delle ditte e nelle varie forme pubblicitarie) y se la copió Franco en abril del año siguiente: Queda prohibida la proyección cinematográfica en otro idioma que no sea el español, salvo autorización que concederá el Sindicato Nacional del Espectáculo, de acuerdo con el Ministerio de Industria y Comercio y siempre que las películas en cuestión hayan sido previamente dobladas. El doblaje deberá realizarse en estudios españoles que radiquen en territorio nacional y por personal español. Contaba Jorge Luis Borges hace exactamente cien años y con mejor plectro: …Hollywood acaba de enriquecer ese vano museo teratológico; por obra de un maligno artificio que se llama doblaje, propone monstruos que combinan las ilustres facciones de Greta Garbo con la voz de Aldonza Lorenzo. El otro día la actriz norteamericana Sigourney Weaver estuvo en Valladolid alabando a María Luisa Solá, que es la que dice sus diálogos aquí, encantada, por lo que parece, de que no escuchemos su propio trabajo jamás. Se me ocurrió que podía también experimentar con otros rostros o cuerpos y que en las versiones españolas de sus películas le pongan los de Chus Lampreave, por ejemplo, con los que estamos más familiarizados. Para que no se nos haga raro. Y que lo traduzcan todo. Nada de teniente Ripley: teniente María Luisa. Ah, dijo que el trabajo de su dobladora se lo había recomendado Bill Murray. No Ricardo Solans, que es el que le tapa en castellano y al que no hubiera entendido una palabra. Sino Bill Murray. Con su voz de Bill Murray. Seguramente en inglés.