Desconexión

El Rodeo, Catamarca.

Hay una provincia, Catamarca, que existe en realidad. Está situada en el norte argentino, lindando, entre otras tierras, con la Cordillera de los Andes. Esta provincia, hoy, es una de las más pobres del país pero en la novela de Fontenla resulta ser una de las más ricas por su alta capacidad de producir el oro de eso que en siglo XXI es fundamental: el litio. Sí, eso que todos tenemos entre manos: los teléfonos móviles, las tablets, etc.

El protagonista vive en una Buenos Aires detonada, casi siempre al borde del colapso nervioso de sus habitantes, sin duda, pero también de un orden social que apenas encuentra modo de sustentarse. El caos está siempre a punto de estallar porque el malestar es algo común y las salidas no encuentran un cauce ordenado que permita puntos de fuga para aminorar los disturbios, las peleas, y lograr una seguridad aceptable. Marcos Novak, diseñador del Ministerio de Información del Gobierno nacional, no sabe muy bien qué le ocurre, pero sí sabe que no se siente bien. Su vida se bandea entre la depresión y la crisis nerviosa, con un tintineo constante de sus párpados. Así que un día, convencido por la promesa de un viejo amigo que reside en Catamarca y trabaja para el Gobierno provincial, decide dejar la capital y embarcarse en una aventura que, en principio, promete devolverle cierta calma: al fin y al cabo, lejos de la gran urbe y cerca de la montaña y la naturaleza, todo promete ser más llevadero. Por supuesto, no será así.

La Catamarca de esta excelente novela en la que la contradicción impera en los personajes y nada es realmente como esperamos, es tan rica de repente y tiene tanto potencial que parece un país aparte. Una provincia en la que poco a poco nos vamos dando cuenta de que sus dirigentes y quienes trabajan para ellos tienen la posibilidad de llevar al límite su poder. Un departamento de Información opera como un búnker de jóvenes narcotizados que tienen la capacidad no sólo de vigilar la opinión pública sino de incidir en ella mediante la creación de videojuegos ad hoc para interferir en el estado anímico social. Y lo logran. Tanto que cuando al equipo dirigente le parece una buena idea proclamar la independencia de Catamarca mediante un referéndum bajo la excusa de que, de no ser así, no podrán desarrollarse porque el Estado nacional les robará el litio, logran que la aceptación alcance unos porcentajes apabullantes. La revolución, entonces, parece imparable. El sueño utópico de desconectarse para ser aún más ricos sin depender de nadie, se desboca. 

Mientras, vemos cómo Marcos Novak se descompone entre un nuevo trabajo que le genera un gran desafío porque puede poner su saber hacer al máximo potencial, y el descubrimiento del amor con una mujer, activista y defensora del medio ambiente, que le pondrá en jaque. ¿Para qué queremos ser tan ricos si los acuíferos estarán secos, si el amor no tendrá lugar, si las mandarinas ya no tienen jugo porque la tierra se cuartea como arena del desierto?

En esta novela que se puede conseguir aquí (www.novela-desconexion.com), Fontenla ha logrado poner en tensión una política tradicional que está en crisis y que perderá definitivamente su lugar preponderante si no corrige pronto su duermevela. No se puede obviar que las redes sociales y nuestra eterna conexión a internet juega una batalla fundamental en las elecciones. Nuestra opinión ya no es únicamente nuestra. El 2024 es un año de control de estrés para las democracias del mundo. ¿Ganarán opciones tradicionales o se impondrán aquellas que ofrecen soluciones insospechadas? En la novela de Fontenla la vuelta a la normalidad sólo se logra cuando la internet cae, se desconecta, y el shock hace mella en quienes, adictos, no pueden ya pensar en otra cosa que no sea aceptar lo que haya, pero atados a la red.

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