La continuidad en el suministro eléctrico
Llevo mucho tiempo diciéndolo, pero no voy a encontrar mejor ocasión que esta para explicarlo: la mayor parte del precio de la electricidad no viene de la generación ni de la distribución, sino de mantener la continuidad del suministro, sin cortes ni apagones.
El consumo medio, por hora, en España, es de 30 Gigawatios, aproximadamente. La capacidad de generación instalada es, también aproximadamente, de 129 Gigawatios. O sea, que nuestra capacidad de generación es de más de cuatro veces el consumo. Esto es lo más importante que hay que entender.
No, de verdad que no falta capacidad de generación, sino tal vez todo lo contrario. La cuestión es que esa capacidad de generación hay que pagarla, porque son centrales de gas que hay que tener a punto, en revisión, aprovisionadas y con personal, aunque sólo funcionen unos días al año. Y lo mismo pasa con las nucleares y todas las instalaciones que se crean para que en ningún momento falte electricidad en la red.
Y ahí es donde vienen las renovables. Son limpias, son nuestras en vez de depender del petróleo de terceros países, y son intermitentes. Salvo para cuatro listos, de célebre memoria, los paneles solares no producen por la noche. Y los molinos de viento sólo producen electricidad cuando hay viento. Y resulta que si tenemos una noche de verano, sin viento, se nos queda fuera toda la energía solar y toda la energía eólica, y como es verano, lo más probable es que los pantanos estén medio secos y tampoco se pueda tirar de hidroeléctrica. Así que esos pocos días, los que sean, nos cuestan un riñón, porque para que esos días no haya apagones hay que tener listo todo lo demás y, lo que es peor, pagarlo todo el año.
No hay milagros en esto. Es simple contabilidad.
Ahora resulta que cada vez hay un mayor porcentaje de energías renovables en la tarta energética, y eso, que es bueno de por sí, lleva a que la inestabilidad en la red es máxima, porque no es lo mismo gestionar una central nuclear, que produce siempre lo mismo, a piñón, que gestionar 70.000 pequeñas instalaciones solares y 50.000 molinos de viento, que van por rachas. Y por cuidadoso que sea el gestor, y me consta que el nuestro lo es mucho y es muy competente, no hay un dios que controle eso al milímetro.
O sea que sí, hay que quitar las térmicas y posiblemente haya que quitar las nucleares, pero habrá que acostumbrarse a que los errores y los accidentes ocurren, sobre todo cuando hay que andar haciendo malabarismos 24 horas al día, 365 días al año. Porque cualquier bajada de tensión o cualquier pico, pueden provocar un apagón.
¿Qué provocó el de este lunes? No lo sabemos, y posiblemente cueste mucho tiempo saberlo.
Pero la nueva era de la inestabilidad está aquí para quedarse.