El Alfabeto Ortográfico Radiotelefónico Internacional mola. Es el que le dice Charlie a la ce y Whisky a la uve doble. Y Sierra a la ese y Tango a la te. ¿A que es fenómeno? Yo sigo diciendo Lérida y Gerona, sobre todo a los teleoperadores: ge de Gerona, ele de Lérida... No les voy a decir Ge de Golf y ele de Lima (no tan molantes como Maik, Yanqui y Zulú). También sigo con La Coruña. Y con Mister Proper. Y con Twitter (luego sale, en la anécdota). Tener la misma edad que la sombra de las pirámides me da derecho a usar términos rancios. Los nombres de los sitios, como todo en lo que nos ponemos de acuerdo las personas, son contractuales y, por supuesto, arbitrarios. Los lugares que están cerca del agua (el mundo entero) tienen nombres hídricos, normalmente entre cómicos y tontorrones. El Guadalquivir, que viene de al-wādi al-kabīr significa literalmente río grande. Siempre se pone el ejemplo del Guadiana que viene de wādi (río) y de ana, que en prerromano significaba... oh, ah... ¡río! Así que río Guadiana significaría río río río. En tres idiomas. ¿A cuento de qué viene esto? Ah, sí. Las lenguas cooficiales. Para mostrar respeto a su singularidad e historia que curiosamente se hunde y se sumerge y se remonta y eleva y sufre de la preterición (olvido u omisión de un heredero forzoso), mas goza de la memoria inmemorial... pues no se traducen. Así se puede leer (en castellano) que el president del Parlament de la Generalitat votó tal cosa del Estatut. O que un conselleiro de la Xunta es ourensano. Ikurriña es un neologismo compuesto de ikur = símbolo y egiña = hecho; porque bandera en vasco es... bandera. ¿Por qué no escribir, igual que haría el lehendakari en la Lehendakaritza la simbólica bandera como la ikurriña ikurriña? Decir boina al galicismo txapela no, que queda facha. He llegado a leer pintxo y txorizo... cuando ambas palabras vienen del latín. A ver, los idiomas cooficiales son diferentes, pero estupendos. ¿Por qué? Porque sí. Y hay que usar sus topónimos y gentilicios y palabras a lo loco. Ojo. Solo con estos idiomas, que son tan nuestros como... cualquier otra cosa y podemos burlarnos de ellos, supongo. No se les ocurra decir que el president de los United States inaugura la season de impuestos. Quedaría un poco lelo ¿no? Exhibir familiaridad con otra habla para demostrar que nos cae simpática puede (y suele) resultar ridículo. El otro día la congresista de ultraderecha Marjorie Taylor Green quiso felicitar en Twitter la festividad del Yom Kippur a la comunidad hebrea (hacia la que siente la misma cercanía y afecto que Joseph Goebbels) y les colocó una frase mal escrita y la imagen de una menorá de Hanuka o, vertido pronto, un navideño candelabro judío. Como si alguien el 15 de agosto quisiera felicitar a los católicos con un Biba birgen!  incluyendo un dibujo de la Estrella de Belén (o del Niño Jesús, ya puestos). Pues aquí, todo el rato. Todas estas meloneces obedecen a nuestra inmoderada y muchas veces homicida pasión por hacer la rosca. Gravísimo asunto en el que abundaré en próximas entregas.

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