De aquellos astures a nuestro presente en decadencia

Mujeres astures.

He ahí, en el título, un modo de anunciar algo con posible gancho, luego será elucubración; eso sí, bienintencionada. De ProMonumenta he leído el trabajo titulado 'Una muestra evidente de la religión de los Astures', en este mes de agosto de 2023, y el escrito de Javier Fernández Lozano, 'Los santuarios sagrados del Teleno' que vino a movilizarme recuerdos en inconformista espera. Y de manera somera voy a contemplar aquí, en este espacio y foro, más que nada por desintoxicar mi mente, de pensamientos, especialmente ceñidos a nuestra actual vivencia de claustrofobia autonómica, que es una forzada coyunda, en la que además tenemos que poner la cama. ¡Vamos, que somos tan exprimidos como ninguneados! 

Una casual coincidencia, un pie de foto en el artículo rezaba: David Gustavo López, y nunca mejor dicho lo de rezar, pues se refería a la procesión de la Virgen de las Rivas en Corporales. Mas, no fue esto el verdadero acicate, el nexo estaba en David, el autor de la foto.

En su fase leonesista, y desarrollando una muy excelente función profesional en el Ayuntamiento de León, acudí a él, ya nos conocíamos de UPL, para hablar del libro que yo trataba de presentar, y se iba a titular 'La lenta agonía de la Identidad leonesa'. He de decir que no le pareció oportuno el título, lo de agonía no le cuadraba, precisamente por estar viviendo unos momentos culturales leoneses muy interesantes desde el punto de vista defensivo, ante el ente autonómico que nos agobiaba hasta la saciedad. Su investigación y contactos en el campo cultural, costumbres y tradiciones, le llevaban a tal afirmación sobre el epígrafe. Respeto absoluto para su discrepancia.

Tiene escritas más de 27 obras de gran valor, conocedor como pocos de lo leonés, de investigación y compromiso serio, de entre ellas dejaré destacada aquí Historia oculta, enigmática y heterodoxa de León

Pero ya queda dicho lo de mi primer libro. Y “sin hogaza bajo el brazo” hablaré algo de él. Connotaciones para con lo Astur, es el primer eslabón, y la vertiente religiosa de la que francamente conocía poco del pueblo primitivo que hemos de tener en nuestro origen, están en mi memora y repartidas en letra impresa en sus páginas. Hablé de dioses menores, fuentes y Xanas en ellas moradoras. Sin olvidar a Bodo dios de la guerra… Candamius…

Éxodo de un Vadiniense un relato corto intercalado en las páginas del libro, me sirvió para presentar vivencias de tribus primitivas en torno al Esla. Un viajero exhausto, desde Vadinia llega a un Castro (Villapadierna) donde sus moradores pronto comprobó que compartían ideas religiosa y orígenes. Un personaje llamado Odario, conocedor de remedios naturales, digamos así por derecho, le curó el cuerpo y la mente. Pero, el corazón se lo robó una sobrina del brujo, llamada Iloa, que si fuera hoy el momento de la escritura novelada haría que le acompañara hasta Lancia, su mejor destino, hacia el que continúo su viaje en solitario, en perseverante esfuerzo, pero con su recuerdo.   

Leyendo lo referente al Teleno en la cita desencadenante de estas letras, afloró el recuerdo de un compañero leonesista, llamado Miguel Ángel González, que junto a Gabriel Carracedo, dieron continuidad, un tiempo, a la Asociación ProIdentidad leonesa, a la que, desde la fundación, yo había dedicado mis mayores desvelos. Miguel Ángel, escribió, sobre el monte sagrado, un primer libro: Teleno: señor del laberinto, del rayo y de la muerte, que supone la común trabazón en esta elucubración sobre recuerdos. Pero en su haber leonesista tiene el gran esfuerzo de recopilación, redacción y estudio defensivo de lo autonómico leonés, en 500 Razones por las que León habrá una autonomía leonesa.

'Legio, érase una vez'

Tenía claro yo que sobre los restos de construcciones más o menos primitivas, representativas de religiosidad, ora celta, ora astur, el cristianismo en expansión, erigió templos, “sin confusión”. En mi libro: Legio, érase una vez… dejé recogido un relato en el que un zahorí medieval, procedente del Castro de los Judíos (hoy recordado en Puente del Castro) en los restos aún habitados de lo que fuera una villa romana, aguas abajo del Torío, llegó a comprobar la fuerza del poder de lo telúrico. El pozo que él había marcado, y manaba agua abundante, no bien su dueño le acopló un brocal de bien trabajadas piedras, empezó a quedarse seco. El misterio, que pronto descubrió, estaba en las piedras que habían sido robadas de una iglesia paleocristiana vecina (Marialba), en construcción, eran precisamente de sarcófagos, que al parecer encerraban el extraño poder de ahuyentar la corriente subterránea de agua. 

Y adentrados en mis páginas acogedoras de relatos, allá por la 190, un extraño personaje de descendencia almohade, maestro de canteros, Ahmed de nombre, muy implicado en la extracción de piedras en las canteras próximas a Boñar, sillares, para la construcción de la Catedral gótica, mostró su parecer sobre el papel absorbente de energías de las piedras. Allá por el año 1255, ante el curioso y enigmático tema de algunos derrumbes, originarios de la leyenda del topo, habló, respecto a las piedras de cimentación, sobre “fuerzas yacentes que pugnaban por aflorar”. No olvidemos que se estaba edificando sobre cimientos de la anterior románica, con historia imperial, más las termas romanas y otros restos, que daban apoyatura a la sigilosa modulación informativa, puede que temerosa voz, que Ahmed imprimía a su decir, con implicación distinta a la profesional. 

Evidentemente, sobre el topo y los derrumbes, también monté mi versión. Todo gran edificio necesita de un misterio que le aporte el velo sobreañadido de lo genial.  

Y, así las cosas, coloco el punto final, con la promesa de un relato para la próxima Navidad en torno a nuestro Topo.

Etiquetas
stats