La monja leonesa Ende, la primera artista de la historia que firmó sus ilustraciones

Una de las maravillosas iluminaciones de la monja Ende en el Beato de Gerona.

A todos nos cuentan desde pequeños que se desconoce la autoría de la mayoría de los artistas de la Edad Media “porque era una época en la que no se daba importancia al individuo y por eso no firmaban nunca”. Por eso el caso que se dio en el Reino de León en el siglo X es ya extraño de por sí: un monje de un scriptorium firmando su trabajo. Pero si además va acompañado de la mención a trabajo de una mujer es algo absolutamente excepcional.

Tanto que la monja leonesa Ende (o 'En' dependiendo de la transcripción) es la primera mujer que se conoce en firmar una obra de arte. Ella era la iluminadora de los beatos que salieron de la escribanía del Monasterio de San Salvador de Tábara, en la provincia de Zamora, convirtiéndose en su mención en una figura que resplandece con luz propia en la historia del arte español y europeo: Ende es considerada por gran parte de los estudiosos como la primera pintora documentada de España y Europa. Esta monja del siglo X dejó una huella indeleble en las páginas del Beato de Gerona, convirtiéndose en la primera artista femenina documentada.

Orígenes leoneses

Como es propio de una figura de la Edad Media, los datos sobre la vida de Ende son muy escasos. Se cree que nació en León y trabajó en el cenobio de Tábara, situado en lo que entonces era el Reino de León y desempeñó un papel crucial en el ámbito cultural de la Península Ibérica durante el siglo X, erigiéndose como uno de los centros neurálgicos para la producción de manuscritos iluminados conocidos como beatos. De hecho, Tábara fue el lugar de Europa donde más libros se produjeron antes del año mil.

Beato de Gerona, ilustrado por la monja Ende.

En este vibrante centro cultural, las tareas principales de Ende habrían sido las de preservar la cultura, copiando, traduciendo, estudiando griego, latín, composición musical y creando sus maravillosos códices ilustrados. El Monasterio de Tábara, al ser un punto de encuentro de ideas y estéticas en el límite entre reinos cristianos y musulmanes, propició una rica mezcla cultural que se manifestó en el arte mozárabe. Es posible que Ende fuera oriunda de León o sus alrededores, o incluso una mujer de la nobleza local o una viuda sin herederos que decidió dedicarse al arte como artista y mecenas.

El Beato de Gerona: una obra maestra

La obra cumbre de Ende es la iluminación del Beato de Gerona, un códice terminado el 6 de julio de 975, según la firma. Este manuscrito contiene el “Comentario al Apocalipsis” compilado por el Beato de Liébana en el 786, se conserva actualmente en la Catedral de Gerona.

La importancia de Ende radica no solo en su talento, sino en que firmó su obra mucho antes que otra gran conocida iluminadora, la alemana Hildegarda de Bingen en el siglo XII; lo que convierte lo de la leonesa en algo excepcional para una mujer; sobre todo por haberlo hecho dos siglos antes. Su nombre, Ende (o En), junto con el de otro iluminador, Emeterio (monje y sacerdote), y el escriba senior, figura en el colofón del manuscrito en latín: “Ende pintrix et d(e)i aiutrix fr(a)ter emeterius et pr(e)s(bite)r” [Ende, pintora y ayudante de Dios; Emeterio, hermano y sacerdote]. También el que la palabra latina para pintora, pintrix, esté en forma femenina y que su nombre aparezca primero, después de la gran 'omega' (fin del códice), sugiere que Ende era la principal responsable de la ilustración y era admirada y reconocida por sus compañeros.

El Beato de Gerona es uno de los manuscritos iluminados más valiosos del siglo X y el único ilustrado por una mujer. Destaca por su excepcional riqueza visual, la calidad artística impresionante para la época, y la profusión de oro y plata. Además, con 114 ilustraciones, supera con creces la media de otros beatos, que oscilan entre 80 y 90.

La maestría en el dibujo de la monja Ende en el Beato de Gerona, del año 976, era excepcional.

La iluminación de Ende es de estilo mozárabe, un estilo desarrollado en la España tras la invasión musulmana (los mozárabes eran los cristianos peninsulares que nacieron bajo el poder del islam) que mezclaba elementos del arte islámico (geometría, colores vivos, suelos decorados y figuras estilizadas) con las tradiciones decorativas cristianas. Ende empleó técnicas que fusionaban estas influencias, creando imágenes que eran tanto expresiones de devoción como de un profundo entendimiento artístico.

Entre sus representaciones más notables se encuentra la de la Crucifixión, que es pionera al incorporar elementos que aparecerían más adelante en el arte románico, como un fondo detalladamente decorado con motivos repetitivos y una simetría rígida. También se le atribuyen nuevas imágenes como una representación del cielo, el Bautismo de Cristo y el retrato más antiguo del apóstol Santiago conocido en la pintura española. La capacidad de Ende para fusionar estos dos estilos demuestra su destreza y prefigura la transición al arte románico, mostrando una evolución estilística que caracterizaría al arte medieval posterior. La riqueza de sus influencias sugiere que el monasterio de Tábara pudo haber tenido contacto con obras de otros scriptoriums o que Ende tuvo la posibilidad de viajar y conocer diversos materiales.

Una mujer, icono del arte medieval

El Monasterio de Tábara fue destruido por Almanzor en el año 988, lo que explica cómo el Beato de Gerona pudo haber sido intercambiado con un convento catalán antes de ser donado a la Catedral de Gerona en 1078.

La leonesa Ende, más que una figura histórica, es hoy un icono del arte medieval que ha sido revalorizado en tiempos modernos como un símbolo del aporte femenino en la cultura europea. Su obra no solo ilustra la maestría técnica y estilística de su tiempo, sino que también rompe con las percepciones contemporáneas sobre el papel de las mujeres en las artes durante la Edad Media. Mostrando lo avanzado del pensamiento del Reino de León, que ya en 1017 incorporó derechos de las mujeres en su Fuero de León y en el que las dóminas tenían gran poder político dentro de él, siendo el primero en tener reinas herederas como Sancha (la hija de Alfonso V, el de los Buenos Fueros) y Urraca, la primera privativa de la Europa Occidental cristiana, con todo el poder sobre su corona.

Una de las iluminaciones de la monja leonesa Ende.

Como mujer reconocida en este Regnum Legionensis, la historia de Ende es un poderoso recordatorio de la riqueza oculta en la historia de la Hispania Medieval que requiere de una constante revisión de la misma cuando se conocen hechos tan importantes como éstos para reexaminar y revalorizar las contribuciones de las mujeres en el arte y la cultura. Al destacar figuras como ella, se fomenta una visión más equitativa de la Historia, donde las voces femeninas, a menudo silenciadas o marginadas, son celebradas como fundamentales para la identidad cultural colectiva española. No se puede seguir enseñando esta disciplina olvidándonos de la historia del cincuenta por ciento de la humanidad.

El legado de la monja leonesa Ende, encapsulado en las páginas del Beato de Gerona, sigue siendo un testimonio vibrante de su talento y visión artística; y bien merece ser recordada como la primera mujer en firmar sus obras de arte.

Etiquetas
stats