El ferrocarril de la Plata por la Región Leonesa que Europa no quiere enterrar
Sintomático fue que el 1 de enero de 1985 el Gobierno Central, con Josep Borrell de ministro de Obras Públicas y Transportes con el primer Gobierno de Felipe González, se cerr la líneas ferreas que vertebraba la Región Leonesa: la de la Vía de la Plata. No hacía mucho tiempo, en 1983, se había condenado a las tres provincias leonesas a pertenecer a la nueva autonomía de Castilla y León, con lo cual nadie defendió su vía de comunicación principal al dejar de tener voz propia.
A día de hoy, pese a que hay una autovía abierta en el trayecto –una de las últimas en terminarse en España cuyo último tramo entre Benavente y Zamora estuvo más de ocho años esperando a ser finalizado pese a una promesa de Zapatero según llegó al gobierno en 2004 de abrirlo cuanto antes–, aún es un horror viajar en transporte público de León a Salamanca, y viceversa. Pocos autobuses y malos horarios. El cierre del ferrocarril de la Plata impidió la natural relación entre los habitantes de las tres provincias leonesas durante décadas.
La única vez que la Junta actuó para salvar una línea férrea con vinculación en León fue en 1993, cuando reabrieron la línea de vía estrecha de la Feve que también el Gobierno del PSOE había cerrado en 1991. Quizás tuvo que ver mucho que la línea pasaba por Palencia y Burgos hacia el País Vasco. Pero de la Ruta de la Plata nada... hasta hace unos meses, aprovechando la polémica que se creó cuando el propio Gobierno español (otra vez socialista) eliminó de sus planes de transporte ferroviario que envió a Europa el corredor entre León y Extremadura, algo que tuvo que negar posteriormente por la bronca política que se creó.
Muchas excusas y promesas de sus eurodiputados europeos leoneses de que no era así, pero luego llegó la Administración de Infraestructuras Ferroviarias (Adif) y demostró que no contaba al ceder 56 kilómetros de este corredor para uso como una vía verde de bicicletas.
Ha tenido que ser la Unión Europea la que salve, momentáneamente e in extremis, al ferrocarril de la Ruta de la Plata al incluir este trayecto “en el último momento” en la estrategia de red europea TEN-T. Sin embargo, es sólo una mención, porque eso no implica que lleve inversión ni que haya plazos para reabrirla, pese a la intención de reavivar el oeste peninsular (y dar salida a Portugal).
Petición popular constante de reapertura
El cierre del ferrocarril de la Vía de la Plata condenó durante tres décadas al camino más antiguo en activo de toda España desde tiempos de los romanos. Su cierre pareció una barbaridad a los leoneses, que por mucho reclamar que se reabriera y se invirtiera en ella, no consiguieron durante años el apoyo de la Junta de Castilla y León para volver a activarlo. Ésta se dedicó, exclusivamente, a promocionar el Camino de Santiago (Burgos-Palencia-León-El Bierzo hacia Galicia) incluso invirtiendo en una autovía, la A-231 León-Burgos que lleva el mismo nombre.
Treinta años pasaron hasta que se abrió por completo la Autovía A-66 en mayo de 2015 y, al menos, por carretera se tenía una vía decente de transporte. Pero a costa del ferrocarril, una vía férrea que beneficiaría a Extremadura, a Galicia, a Asturias y a Portugal. Durante todo ese tiempo la petición popular siempre ha sido la reapertura, viendo cómo se deshacía la infraestructura e incluso llegaban a robar los rieles de las vías.
Espejismo fue que en 2017 el Congreso de los Diputados aprobara reabrir la línea de tren, por iniciativa de Unidas-Podemos, que salió adelante en la Comisión de Fomento del Parlamento español por sorpresa. Eso sí por 18 votos a favor frente a 17 en contra del PP y Ciudadanos.
La cuestión es que estos últimos años la reclamación de la reapertura de la Vía Férrea de la Plata es cada vez más potente y de muchas más instituciones de lo que jamás lo habían pedido. Sintomático es que en Salamanca (la provincia del presidente de la Junta de Castilla y León Alfonso Fernández Mañueco), reclamen la reapertura cuando han estado calladas las autoridades decenios. Y no sólo ella, sino que cuentan con la ayuda de entidades lusas. Así, las Cámaras de Comercio de Salamanca y Extremadura exigieron este pasado año 2022 la reapertura del tren de la Ruta de la Plata. Las entidades camerales de Salamanca, Cáceres y Béjar suscriben un manifiesto reclamando la reapertura del tramo de vía férrea hasta Plasencia para impulsar “el relanzamiento económico, social y poblacional”.
¿Promesa electoral y luego nada?
Una reclamación que es de lógica, reconociendo que el camino económico más antiguo en actividad de la península ibérica (los romanos tontos no eran) es fundamental para el desarrollo del Oeste de la Península Ibérica, Portugal incluido. Y sintomático también es que la Junta se sume ahora a la petición. ¿Pero reapertura cómo? ¿Con nuevas vías? ¿Con un proyecto de Alta Velocidad? No es el único problema, los leoneses no pueden dejar de pensar que, como siempre, sin dinero ni plazos no sea más que política para sacar votos en las elecciones y luego, si te he visto, no me acuerdo.
Cuando es fundamental para el desarrollo de una región olvidada, a la que le quitan el nombre y que se está desplomando económica y demográficamente (como le pasa también a Asturias y Galicia en este último sentido). Si no es por el interés de Europa, que lo ve más allá de la política partidista española, la vía bimilenaria estaría muerta y enterrada en lo que al ferrocarril se refiere.