Europa salva in extremis del borrado total a la Ruta de la Plata ferroviaria pero sin inversión ni plazos para reavivar el oeste peninsular

Tramo entre Astorga (León) y Plasencia (Cáceres) cuya reapertura se vuelve a convertir en viable.

Carlos J. Domínguez

La conexión natural y directa de todo el oeste peninsular, salvada por la campana. Al menos sobre el papel, tan sólo en los despachos. La Ruta de la Plata, el trazado ferroviario que permitía hasta su cierre en 1985 del más extenso tramo de León a Cáceres una comunicación por tren diario y directo entre los extremos de Gijón y Sevilla, ha conseguido salvarse in extremis de su desaparición irreversible. Una esperanza, aunque lejana, que ilumina también a provincias como Zamora o Salamanca.

La salvación técnica resulta de su inminente incorporación dentro de la red global de corredores ferroviarios y de transporte a nivel europeo, la denominada Red TEN-T, y ello a pesar de que en primer término el Gobierno había condenado su inclusión hace un año al no reclamársela a la Comisión Europea, justificándose después en un error cometido y rectificando justo a tiempo para blindar su presencia.

Que la Ruta de la Plata por tren permanezca en la TEN-T significa exactamente que se resiste aún a convertirse en historia para siempre jamás, aunque no se garantiza de manera concreta alguna su posible reflotamiento a través de la reapertura de una red viaria que lleva 38 cerrada, sin uso alguno y en buena parte totalmente desmantelada, sin vías ni estaciones.

Es más, a pesar de que el Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana garantizara a comienzos de 2022 que lucharía por 'salvar' el vital tramo clausurado, entre las localidades de Astorga en León y Plasencia en Extremadura, la empresa pública dependiente de ese mismo Ministerio, Adif, continuaba ahondando en su desaparición real, incluso cediendo enormes tramos para proyectos turísticos de vías verdes peatonales y ciclistas como hizo en abril en el sur de Salamanca.

Al menos, continuar existiendo impide cerrar la puerta definitiva de un posible reflotamiento de una línea consideraba vital para la comunicación del oeste despoblado de España, una reapertura que algunos colectivos empresariales e institucionales han cifrado en torno a 900 millones de euros, como estimación.

Mantenerse en la red europea de manera oficial permitiría concurrir a posible financiación de Bruselas con este fin, bien sean fondos de recuperación o del multimillonario plan Conecta Europa, pero esa es una solicitud que ha de volver a partir ahora del Gobierno, el mismo PSOE que selló el cierre hace 38 años, casi cuatro décadas.

Otro detalle para una lejana esperanza es que el beneplácito del Consejo de Ministros de Transportes de la Unión Europea para repescar este amplio trayecto ferroviario en la red global susceptible de volver a impulsar incluiría no sólo el transporte de pasajeros en una línea continúa de norte a sur de España y viceversa, sino también un potencial uso para mercancías al margen y como apoyo de otras actuales líneas ferroviarias.

Y es que el Ministerio ha defendido en el último año que la Ruta de la Plata para trenes es importante “para alcanzar una red de transportes mallada que vertebre el territorio y contribuya a una movilidad segura, sostenible y conectada”, justo los argumentos contrarios de escaso uso de la línea por parte de personas y empresas logísticas.

Más de una década de lucha silenciada

El Movimiento por el Tren de la Ruta de la Plata, así como algunos responsables municipales, tales como el alcalde de Astorga, el socialista Juan José Alonso Perandones, llevan más de una década exigiendo que la reapertura comercial de esta vía de conexión de todo el oeste peninsular es vital especialmente “en el contexto de emergencia climática y ante la necesidad de reducción de gases de efecto invernadero”, así como dentro de las políticas contra la llamada España Vaciada en las que cunde la despoblación y falta de inversiones de futuro. A estas reclamaciones, muy silenciadas, se han sumado algunas cámaras de comercio y colectivos políticos y sociales minoritarios del trazado Astorga-Plasencia.

Recientemente, la Junta de Castilla y León que ahora cogobiernan PP y Vox se sumaba a estas voces para que el Gobierno blindara la línea en Europa, a pesar de que a finales de 2017, gobernando en Moncloa el popular Mariano Rajoy, PP y Ciudadanos votaran contra una propuesta de Unidas-Podemos que sin embargo resultó aprobada por sorpresa en el Congreso de los Diputados gracias a votos también del PSOE,  PNV y el Grupo Mixto.

Aquella decisión instaba a realizar “un estudio sobre el trazado más adecuado a las necesidades ferroviarias actuales, las características, las actuaciones necesarias, el coste y una posible planificación por su puesta en servicio”, y hacerlo con urgencia. Nada se sabe desde entonces del cumplimiento de aquel acuerdo.

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