El tren Ruta de la Plata busca una segunda vida: de Zamora a Plasencia (II)

Estación de Plasencia (Cáceres)

Abel Aparicio

El segundo día de recorrido por el trayecto del tren Ruta de la Plata amaneció igual de ventoso, incluso más, algo de lo que me cercioré mientras salía de la ciudad y fotografiaba el puente sobre el Duero. El tramo entre Zamora y Salamanca, quitando los quince kilómetros iniciales los hice por la N-630.

Al llegar a la última localidad zamorana, Cubo de Tierra del Vino, un mercadillo de fruta fue mi pequeño oasis en el desierto que me sirvió de recordatorio. Lo cercano, siempre mejor, la fruta de un mercado es inigualable. Sobre las dos de la tarde entré en la capital charra, que a esas horas era un hervidero de personas, coches, pitidos, prisas y carreras.

El descanso llegó a orillas del Tormes, donde una buena comida con productos de la zona fueron el mejor de los avituallamientos. Salamanca tiene todo a su favor para convertirse en uno de los ejes ferroviarios del oeste, como así deja claro la Asociación para la Promoción del Transporte Público, incidiendo en que “en España no hacen falta vías. Hacen falta trenes”. Fernando Castaño, concejal de Turismo del ayuntamiento de Salamanca tiene claro que “la electrificación de las líneas de ferrocarril son el futuro en cuanto al transporte de mercancías, como una alternativa más rentable y sostenible al transporte por carretera. El Ayuntamiento de Salamanca está construyendo una plataforma intermodal para conectar los puertos portugueses con Asia. Las ventajas del trazado por la vía de la plata son indudables”.

A la salida de Salamanca, en la localidad de Carbajosa de la Sagrada comienza la segunda vía verde de veinte kilómetros que finaliza en Alba de Tormes. Sobre este proyecto de vía verde en la Ruta de la Plata hablaremos más adelante, pero quiero adelantar que en este tramo me encontré con un ciclista y en la de Benavente con un grupo de nueve que estaban haciendo el Camino a Santiago, para el que ya hay un camino señalizado y que pude disfrutar en 2012.

Desde Alba de Tormes, paralelo al río y al inmenso embalse de Santa Teresa y de nuevo con una tarde en la que el Dios Eolo no se quiso poner de mi parte llegué a Guijuelo, motor económico de la zona y capital del embutido salamantino.

En este punto el paisaje cambia radicalmente y lo que pocos kilómetros atrás eran campos inmensos de secano se convierten en verdes dehesas llenas de encinas, robles, arroyos, prados, animales, carreteras y caminos que suben y bajan y la majestuosa Sierra de Béjar con la Covatilla cubierta de nieve al fondo. En la localidad de Navalmoral de Béjar comienza la tercera y última vía verde que ya no dejaré hasta Plasencia, pero primero tocaba hacer noche en Béjar, ciudad a la que llegué exhausto, ya que los ciento cincuenta kilómetros que separan Zamora de Béjar quizá fueron demasiados para recorrer en un solo día.

El cielo amaneció encapotado en Béjar, ciudad que hasta hace pocas décadas contaba con una industria textil que con la mal llamada reconversión industrial pasó de los veinte mil habitantes a los doce mil actuales. En el Ayuntamiento de Béjar su alcalde, Antonio Cámara, comentaba que “en el último pleno celebrado el pasado mes de marzo se decidió por unanimidad adherimos al manifiesto por el corredor del oeste. Es importante esto porque en ese manifiesto se deja claro que la reapertura del tren debe traer aparejada la rehabilitación de los lugares por los que pasa, en este caso queremos trabajar el corredor tecnológico. Entendemos y tenemos claro que pasar todo el tráfico ferroviario por Madrid es inútil porque saturas un punto y abandonas el resto”. Sobre el tipo de trazado, si recuperar el anterior o uno nuevo, Antonio tiene claro que “al menos en el tramo que nos corresponde entendemos que lo más razonable es construir uno nuevo, ya que el viejo, hoy vía verde, tiene puntos de 50 kilómetros hora e incluso menos. Quizá el resto del trazado se pueda aprovechar, eso tendrán que decirlo los técnicos, pero lo que es el puerto de Béjar requiere de uno nuevo, eso sí, dotando de parada al menos las cabeceras de comarca”. El último punto que quiere destacar Cámara es la ventaja de tener una vía de ferrocarril para distribuir tus productos de proximidad. “Estamos apostando por los productos de proximidad e impulsando la etiqueta Comarca de Béjar. El ferrocarril nos daría un impulso muy importante, tanto a nosotros como a todos los puntos industriales por los que transita el trazado de ferrocarril, ya sea Guijuelo, Benavente o cualquier otro”.

Subido de nuevo a la máquina de pedalear llega lo que para mí es la parte más espectacular del recorrido, pasando por un punto simbólico como es Puerto de Béjar, donde reside una de las personas más carismáticas de la zona y como dice en uno de sus poemas hecho canción, un eterno viajero. Me refiero, claro, a Manolillo Chinato. Descendiendo el puerto se pueden apreciar unas vistas del norte extremeño que parecen sacadas de un cuento. Kilómetros de dehesas, pueblos que aparecen como pequeños puntos de color, el embalse de Baños de Montemayor, el propio Baños de Montemayor, localidad conocida por sus termas romanas y balnearios, la autovía y poco a poco, acercándose, Hervás, una de las localidades extremeñas con más encanto.

En la vieja estación de Hervás una empresa tiene su negocio alquilando bicicletas a las decenas y decenas de personas con las que me crucé en esta vía verde que aquí si tiene uso y aceptación debido a la orografía del paisaje. Entre las otras dos me crucé con nueve personas, mala media para los que quieren vender esta vía verde como un motor económico fuera del tramo Plasencia-Novalmoral de Béjar. Quizá ADIF, como se demostró hace pocas semanas con la propuesta de un nuevo tramo de vía verde, sea quién esté más interesado en desprenderse de esta vía, pero por fin parece que se están aunando fuerzas para que el oeste vuelva a ver circular trenes con personas y mercancías. Cabe recordar la manifestación celebrada en esta estación en el año 2017 reivindicando la reapertura de la vía férrea. Hervás cuenta con un Centro de Interpretación del Ferrocarril, en el que se explica muy bien la historia de este trazado. Quizá, con suerte, puedan escuchar en su visita Matías Simón Villares, cantautor del Valle de Ambroz, que le dedicó uno de sus temas más populares al ferrocarril del oeste.

A un ritmo muy tranquilo, algo a lo que obliga el paisaje si se quiere disfrutar de él, se suceden las estaciones de Aldeanueva, Casas del Monte, Villar de Plasencia y kilómetro a kilómetro llegué al final de trayecto, Plasencia, ciudad bañada por el río Jerte y comunicada a través de quince kilómetros de ferrocarril con Palazuelo, conocido por estos lares como Empalme. Allí nació la vía Palazuelo-Astorga, que hoy goza de conexión con la línea Madrid-Lisboa.

El alcalde de Plasencia, Fernando Pizarro, tiene claro que “la apertura de esta línea es fundamental para la vertebración de los territorios que forman la vía de la Plata, nos opusimos como ciudad a su cierre en los años ochenta y desde entonces hemos reivindicado su reapertura y lo hacemos de manera contundente, desde una visión integradora del territorio del oeste peninsular”. Sobre el trazado, remarca que “después de casi cuarenta años sin esta vía de comunicación, queremos trenes del siglo XXI que el trazado actual de la vía no permite, y desde el punto de vista de la integración del territorio pedimos que se ponga en marcha un trazado que cohesione los territorios y que suponga un verdadero avance en las comunicaciones, entre pueblos que tradicional y emocionalmente están unidos por la vía de la plata”, asevera el regidor placentino.

Por su parte, Mercedes Vaquera Mosquero, presidenta del Consejo Económico y Social de Extremadura y presidenta de la Red Transnacional Atlántica (RTA) afirma que “la importancia que tiene la recuperación de la conexión ferroviaria de ”la Ruta de la Plata“ va más allá de ser un eje de conexión de Extremadura con Europa y las regiones que atraviesa, ya que, como parte integrante del Corredor Atlántico, contribuiría a completar el desarrollo de este Corredor”. Finalizando las declaraciones extremeñas, Pilar Acosta, vicepresidenta de la Confederación Empresarial de Turismo de Extremadura y colaboradora del Corredor Oeste Ruta de la Plata tiene claro que “La Ruta de la Plata siempre fue un corredor natural y una de las importantes vías de comunicación en el oeste peninsular ibérico. En el siglo XXI trabajar en red es una forma eficiente de vertebrar espacios y favorecer sus desarrollos. La confluencia de los corredores Oeste-Ruta de la Plata y el Sudoeste Ibérico posicionan a Extremadura como nudo estratégico de conexiones de conocimiento y comunicación”, añadiendo a su explicación que “a nivel turístico Extremadura será el nexo de unión entre dos grandes rutas turísticas de norte a sur y de este a oeste que se convertirán en interesantes productos turísticos a promocionar y comercializar nacional e internacionalmente. Ya es hora de no perder estos dos trenes”.

Después de recorrer trescientos cuarenta kilómetros en tres días bien merecido era un paseo por la ciudad y disfrutar del ambiente que ofrece los viernes Plasencia, sobre todo en el centro y en su famosa zona de tapas. Al día siguiente tocó seguir recorriendo la ciudad mientras esperaba el autobús que me llevara de vuelta a casa, eso sí, previo paso por León, ya que la línea de autobús que recorría el oeste en dirección Galicia fue suprimida. Recorriendo la parte histórica recordé las palabras Mandi, nieto del ferroviario 'ti Pobladura', haciendo alusión a los trenes que pasaban por la vía que unía el oeste peninsular y que seguro, no pierde la esperanza de volver a contar sus vagones. Ya saliendo de Plasencia me vino a la cabeza la canción Standby, del grupo Extremoduro, que nació en 1987 en Plasencia y sobre el que ya se han escrito ríos de tinta. Solo esperar que esta vez la reapertura del tramo ferroviario Plasencia-Astorga no se quede en Stanby y volvamos a ver circular trenes por el oeste peninsular.

Etiquetas
stats