No hay presa que contenga lucha como la de Riaño

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B. G. Redondo

A pie de pantano, cuando ya se van a completar los veinticinco años del cierre de presa y la pérdida del Valle, la lucha volvía a ser caudal fértil en el especial lugar para ella de Riaño. Más de mil aficionados, cuarenta y nueve luchadores, a lo largo de tres horas (de cinco y media a ocho y media), arbitrados por Avelino García y Juan Pablo Tejerina.

Doce inscritos en ligeros, entre los que destacaban algunos juveniles. Uno de ellos, Víctor Presa, se situaba en semifinales ante el “veterano” Víctor Oblanca; la otra semifinal enfrentaba a dos de los más destacados del primer peso: Moisés Vega y el gallo, Víctor Llamazares. Con igual ventaja (2-0) se clasificaban para final V. Oblanca y el líder, con ese mismo resultado ganaba Moisés el tercero y por dos enteras a una se imponía en la final el de Valderrueda al de Villabalter.

Diecisiete los de medios, y también entre ellos, siguen mereciendo especial atención los de menos de dieciocho años. Rodrigo Fuentes fue de nuevo uno de los más interesantes: le ganó primer combate (1-2) a su compañero Luis Fernando Campos y caía al cerrar clasificatoria ante el gallo, Héctor García, dejando sobre la hierba un resultado más que meritorio (dos medias frente a dos enteras del Divino) y las mejores sensaciones de su consolidada valía. Samuel Pérez, Diego Arce Mariano Sánchez acompañaban al de Campohermoso en la fase decisiva. Dos excelentes semifinales, ganadas por Arce a Samuel y Héctor a Mariano con igual marcador (caída y media a cero). Se impuso con claridad (y sus vistosas cadriladas) Samuel a Mariano en lucha por el tercer puesto, por dos caídas a media Héctor a Diego en la final. Semipesados contaba con trece, entre ellos, de nuevo en el corro Jesús Mª cabero, y, contando también con dos nuevos luchadores que desde la práctica del judo eran sumados a la lucha leonesa a través de David Flecha, ayer en la grada: Giuseppe Giubrone y Francisco Campos, quien destacaría haciéndose con el cuarto puesto. Destacó, también aquí, un juvenil: Roberto Gutiérrez (del Prioro-Valdeón), que sorprendería a Sergio Pérez y le ganaría el tercero a Campos.

Los momentos más intensos de la tarde se vivían en el combate del líder, Clemente Fuertes, con Ricardo Fernández: lucha a pela entrega, superando los límites de espacio y la desgraciada consecuencia de lesión de hombro del de Ambasaguas. Parte de la afición se lo recriminó a Clemente (otros a la actuación arbitral o a lo limitado del espacio para la lucha, demasiado avanzada sobre él la mesa) y seguirían haciéndolo en la final que le correspondía disputarle al luchador local Roberto Rodríguez Bulnes. Aguantó la presión El Junco y se impuso en esa final a Bulnes por dos caídas y media.

Entre los siete de pesados el destacado, junto a Caberín, de nuevo vencedor, no era un juvenil, pero sí alguien que tiene esa mentalidad abierta, sin límites a sus ganas de lucha: Álvaro Sánchez.

Le ganó clasificación al Tigre Acosta, se rehízo en semifinal de primera media que le había dado Avelino García a once segundos de concluir el tiempo, anotaba entera Álvaro a ocho y le peleó con esa entrega la final a Abel logrando primera entera y media más por suelta. La segunda caída era entera para el de Valdearcos, la cuarta lo volvía a ser y le daba a este gallo del peso superior la más destacada ventaja absoluta de la temporada.

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