Los cimientos del centro que dará a conocer la antigua ciudad astur y romana de Lancia

La cimentación de los tres edificios del Centro de Interpretación de Lancia, junto a los restos arqueológicos.

Redacción ILEÓN

20 de diciembre de 2025 20:10 h

Los tres edificios de los que consta el Centro Arqueológico de la Ciudad de Lancia ya han comenzado a alzarse en el histórico otero donde se ubican los restos de la que fue la gran ciudad astur-romana, en el municipio de Villasabariego.

Tras un periodo de inactividad provocado por el hallazgo de ciertos vestigios de interés y otros avatares, que alejaron por unos dos años la finalización de los trabajos, las labores de construcción de este nuevo equipamiento cultural se reiniciaron el pasado mes de mayo y en estos momentos avanzan a buen ritmo. Las cimentaciones ya están concluidas y puede apreciarse el trazado y forma de los edificios, a partir de una inversión que inicialmente se cifró en 3,1 millones de euros.

El diputado de Cultura, Arte y Patrimonio, Emilio Manuel Martínez, se acercó esta semana a visitar las obras acompañado por el arquitecto autor del proyecto, Gonzalo Pardo junto a responsables de la empresa Coysa que ejecuta los trabajos. 

El futuro espacio cultural, investigador y divulgativo, situado a 22 kilómetros de la capital provincial y promovido directamente por el Instituto Leonés de Cultura (ILC) contará con 854 metros cuadrados construidos, a los que se añaden otros 9.900 de área paisajística, con la fecha de finalización prevista dentro de un año, en diciembre de 2026“.

Las obras, que se llegaron a paralizar diecisiete meses -desde el 22 de noviembre de 2023-, debido a la aparición de restos arqueológicos en el perímetro del centro proyectado, se reanudaron el pasado 13 de mayo de 2025. En ese lapso de tiempo, el equipo ganador del concurso público convocado en 2021 por el Instituto Leonés de Cultura -el estudio madrileño Gon Architects dirigido por Gonzalo Pardo, bajo el lema ‘Piedra y tierra’- elaboró un proyecto modificado con el objetivo de dar continuidad a la iniciativa y de integrar los restos arqueológicos descubiertos, de lo que se ha hecho cargo Jesús Celis.

La propuesta revisada contemplaba como principales modificaciones el desplazamiento de las tres construcciones hacia el norte de la parcela, junto a la senda que bordea el solar, y la elevación de los edificios para evitar que la cimentación afectase a los estratos con potencial arqueológico. Esa solución técnica garantizaba la preservación de los restos y respondía, además, a uno de los retos más presentes en el debate arquitectónico europeo: la adecuada implantación de nuevas construcciones en entornos donde el patrimonio tiene una presencia y un valor ineludibles. “De norte a sur, el conjunto alberga una recepción/cafetería, el centro de interpretación y, junto a las ruinas descubiertas y en conexión visual con ellas, un espacio de trabajo e investigación para los arqueólogos, además de zonas de aparcamiento y caminos peatonales”, explicó Gonzalo Pardo.

Recreación del Centro Arqueológico de la Ciudad de Lancia, antes de la modificación.

Un camino de paneles solares

Un conjunto de 206 paneles fotovoltaicos, situados junto al recorrido peatonal, forman parte del paisajismo de la propuesta además de abastecer al conjunto de la energía eléctrica necesaria, otorgándole un carácter autosuficiente. Junto a esos paneles solares se desarrolla la propuesta paisajística vegetal que tiene como principal objetivo la creación de un recorrido pedagógico a través de la recuperación de variedades vegetales que cohabitaron con los antiguos pobladores de la ciudad astur-romana; especies que, poco a poco, y por efecto de distintas acciones, tanto humanas como naturales, han ido desapareciendo del territorio.

De esta manera, la vegetación estará determinada por criterios de selección de especies que, o bien sean autóctonas y que ya formen parte de ese paisaje natural, o que guarden relación con la dieta de los astures, como pueda ser la bellota. Árboles como la encina, la carrasca o el quejigo, así como variedades que, dada la climatología actual, puedan sobrevivir con los menores cuidados posibles, y plantas cuyas semillas sean fácilmente controlables y no invadan el yacimiento.

Coysa ha llevado a cabo la protección de los restos arqueológicos, los trabajos de movimiento de tierras y la ejecución de las losas de cimentación de los tres edificios. A partir de enero de 2026 comenzará la construcción de los muros, realizados con bloques de tierra compactada (BTC) fabricados por la propia empresa en sus instalaciones de Valdearcos. Con una producción media de 1.300 ladrillos diarios, se prevé que los muros de las tres estructuras, que sumarán unos 200.000 ladrillos, estén concluidos en primavera.

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