La sala Región del Instituto Leonés de Cultura acoge la presentación de 'Toponimia de pinos'

Vecinos de Pinos en Rosapero, hacia 1920.

El Club Xeitu publicó este verano el libro 'Toponimia de Pinos', obra de Leopoldo Antolín Álvarez e Ignacio Prieto Sarro, premio del V Concurso de Recogida de Toponimia 'Concha de Lama' en 2016.

El volumen, que hace el séptimo número de la colección dedicada a la recogida de los nombres de los parajes de la montaña occidental astur-leonesa, repasa a través de sus 180 páginas los aspectos más singulares de la idiosincrasia de este pequeño pueblo del municipio de San Emiliano, en el antiguo Concejo de Babia de Abajo o Babia de Yuso. El rescate de los diferentes topónimos se adentra en aspectos históricos como la inveterada vocación trashumante, con un pormenorizado estudio de los puertos de merinas de La Cubilla, La Alcantarilla, La Cueva del Puerco, Navares, Vega de Gorgaveros, Los Cuérrabos o Naves, parte de los cuales pertenecieron durante siglos al señorío eclesiástico de la Mesa Capitular del Monasterio de San Isidoro de León y más tarde fueron comprados por la familia Sierra Pambley. También se recuerdan las vicisitudes de la guerra civil en la zona, línea de frente durante más de un año, de lo que quedan restos de trincheras y nidos de ametralladoras, recuperándose la historia de asesinados como Joaquín Hidalgo o Pío Álvarez o de exiliados como Baudilio Riesco o Elías García Lorenzana. De este último se recuperan las coplas que escribió narrando la huida del líder derechista Gil-Robles a Asturias, por los puertos de Pinos: “Al pasar el Cancillón/ y mirar atrás con saña/ vio la sombra de Gordón/ y la figura de Azaña”.

Más de trescientos cincuenta topónimos con nombres tan sonoros como La Corra la Barda, el Fuis de la Mimbre, la Cama del Buey, la Cuesta de Buena Madre, los Pozos Gentiles o el Alto de Guzparrín, explicados y ubicados en mapas, sirven a los autores para explicar el significado de muchos de ellos, como la alusión a la planta Merendera montana –en la zona más conocida como espantapastores– en el paraje Las Merendinas, o la posible alusión a que, al tono oscuro que le da la abundancia de arandaneras, debe su nombre el Negrón de La Cubilla. La Chana de la Reciecha, las praderas de Rosapero y su hierba de inmejorable calidad, las Campas del Tocino o la Senda del Pan, que llevaba a Tuiza de Arriba, completan el elenco de nombres de este pequeño pueblo ubicado en el macizo de Peña Ubiña, y que en la actualidad tiene un censo de medio centenar de habitantes.

Leopoldo Antolín Álvarez (León, 1945), Ingeniero Industrial jubilado, desarrolló su vida profesional desde 1970 en el sector de la energía nuclear entre Alemania, Bilbao y Madrid. Su trabajo le llevó a países como Estados Unidos, Brasil y Francia, siendo su última responsabilidad la de representar en París a las centrales nucleares españolas en la organización internacional WANO, que agrupa a todas las centrales nucleares del mundo. Tras su jubilación, colabora activamente con la ONG española Ongawa, Ingeniería para el Desarrollo Humano. Su estancia en Pinos cada verano desde su infancia, en casa de sus antepasados maternos, y su apego por el pueblo le llevaron a conocer y recoger los topónimos.

Ignacio Prieto Sarro (León, 1967) es Licenciado en Geografía por la Universidad de León, en cuyo Servicio de Cartografía desempeña su actividad profesional. Esta especialización le ha llevado a interesarse por la toponimia en cuanto a apoyo a la interpretación de los paisajes rurales. Vinculado familiarmente a Babia, trabaja sobre la evolución del paisaje agrario en la comarca y en la realización de un inventario de la cartografía de la provincia de León en época contemporánea. En 2012 recibió el premio del I Concurso de Recogida de Toponimia 'Concha de Lama', por su trabajo sobre la toponimia de La Majúa, primer volumen publicado en la colección de esta temática de la que es director.

El Concurso de Recogida de Toponimia 'Concha de Lama' se convoca anualmente por el Club Xeitu desde 2012, con la colaboración del Instituto Leonés de Cultura de la Diputación de León. Está dotado con un premio de 300 euros, además de la publicación del trabajo ganador, que cada año ve la luz en la colección Toponimia, dentro de la que ya se han publicado volúmenes de los pueblos babianos de La Majúa y La Vega de los Viejos, los omañeses de Montrondo y Sabugo y los lacianiegos de Rabanal de Abajo y Lumajo, a los que a partir de ahora se suma el recientemente aparecido sobre Pinos.

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