Cine

'Ocho apellidos marroquís': redundando en el tópico

El actor Julián López en 'Ocho Apellidos Marroquís'

Antonio Boñar

Según la RAE un tópico sería una opinión que se usa y se repite con mucha frecuencia en determinadas circunstancias. Esa idea suele acabar instalada en el imaginario colectivo a base precisamente de eso, de ser repetida hasta la saciedad.

Con el paso del tiempo llega un momento en que ya nadie sabe cuál es el origen de esa expresión ni porque todos le damos la entidad de verdad absoluta sin discusión. Aunque esto no es del todo cierto, porque los tópicos son muy recurrentes a la hora de argumentar, estemos hablando de política o del tiempo metereológico, de fútbol o de diferencias culturales entre regiones o países.

Estos últimos, los que resaltan hasta el paroxismo las cualidades de los habitantes de una u otra zona geográfica, son de sobra conocidos por todos: los vascos son cabezones y nobles, los catalanes agarrados, los andaluces graciosos y vagos, los gallegos no saben si suben o bajan, los alemanes son cuadriculados, los franceses irritantes, los marroquís son musulmanes peligrosos que vienen a quitarnos el trabajo… 

Los tópicos son ese arma ideológica que los ponentes más superficiales suelen desenvainar a la hora de argüir, discrepar o refutar cualquiera de las opiniones de sus oponentes. Pero también, y esta la mejor parte, estos lugares comunes han sido y serán siempre una fuente de humor inagotable, dando origen a alguno de los mejores chistes que podemos recordar. Es una comicidad que se basa en exagerar las características de un determinado grupo humano hasta el ridículo, para contraponerlas creando un grotesco contraste a las de otro grupo con otras peculiaridades que son llevadas también al extremo.

Esta fórmula ha sido utilizada de forma reiterada en el cine, desde aquellas películas que nos mostraban al paleto boina en ristre que llegaba a la gran ciudad, como en La ciudad no es para mí (1966); pasando por viajeros del medievo que aterrizan en el presente, Los visitantes (1993); o sureños que descubren lo diferente que es el norte, Bienvenidos al Norte (2008) o Un italiano en Noruega (2016); y hasta aquellas que explotan con más o menos gracia las diferencias culturales entre regiones o países, como la exitosa Ocho apellidos vascos (2014), la menos inspirada secuela Ocho apellidos catalanes (2015) u Ocho apellidos marroquís, película que ahora llega a las salas de cine y que manosea de forma burda y simplista todos esos prejuicios que tenemos hacia nuestros vecinos del sur. Una muy floja y prescindible vuelta de tuerca a este manido asunto de la distinta forma de entender la vida según hayas nacido en uno u otro lugar.

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