José Antonio Balboa de Paz: “La mejor forma de tener una visión profunda de las cosas es partir de lo concreto para llegar a lo general”
Infatigable, el historiador, profesor e investigador José Antonio Balboa de Paz, autor de varias obras y miles de artículos, siempre está embarcado en algún libro o proyecto literario.
Nacido en Cacabelos, e hijo de maestro, creció en una familia numerosa (doce hermanos en total), al amparo de una biblioteca común, “que aumentaba cada año –señala– a medida que llegábamos a la Universidad, y decrecía luego cuando uno a uno íbamos abandonando el hogar, llevándonos nuestros propios libros”. Recuerda que su ambiente familiar, que favorecía las discusiones sobre literatura, historia o filosofía, fue muy enriquecedor, lo cual explica, a buen seguro, su forma polémica a la hora de encarar sus artículos de opinión, en los que es especialista, habida cuenta de los numerosos textos que ha escrito y publicado a lo largo de su vida. A este respecto, confiesa que para él, que tiende a ser ratón de biblioteca, el columnismo ha sido una terapia, porque le ha obligado a salir fuera, a estar en contacto con el mundo y con lo que sucede cada día, con la lectura de prensa diaria. No debemos olvidar que esa lectura, con sentido crítico, también en necesaria para escribir sobre historia –matiza–, porque ésta se escribe desde el presente, y muchas de las preguntas que hacemos al pasado dependen de las preocupaciones e intereses de dicho presente. En todo caso, el columnismo es, para él, un género literario que, como el cuento, resulta difícil por la limitación que supone someterse a una maqueta y, por tanto, a un número tasado de palabras. “Para mí el interés de la columna de opinión, al margen del aspecto literario, es la mirada fresca y crítica con la que se contempla la realidad. La opinión es una perspectiva, no una Verdad con mayúscula, sobre la realidad que, por ello, puede convivir con otras opiniones, siempre que éstas no caigan en la mentira; por desgracia, lo dice Jean-François Revel, la primera de las fuerzas que rigen el mundo es la mentira, especialmente, esto lo digo yo, en la prensa”, sintetiza este buen conocedor y enamorado de su comarca, quien por lo demás no cree en determinismo alguno, aunque sí es consciente de que la geografía que viviera en la adolescencia y juventud (“el río Cúa, las cuestas y terrazas tapizadas de viñedos, Castro Ventosa, los pueblos cercanos”) está presente en su imaginario. “La nostalgia, la morriña”. Reconoce que ha vivido el Bierzo con pasión desde muy joven, que lo ha recorrido, con la mochila a cuestas, cámara de fotos en ristre, durante años, que conoce prácticamente todos sus rincones, desde las villas más renombradas hasta los lugares más recónditos, que ha hablado con sus gentes, ha tomado nota de paisajes, costumbres y peculiaridades. Y, por tanto, se siente identificado con su 'matria', a la que ha dedicado casi toda su obra, en la que hallamos las ferrerías, el mundo monástico, las creencias, la historia local, “con alguna excepción notable, como mi tesis doctoral sobre la siderurgia tradicional en el noroeste de España, mi verdadera especialización”, puntualiza este distinguido historiador, que en modo alguno se siente chovinista, antes al contrario, repele, como queda constancia en sus artículos, todo nacionalismo identitario, todo localismo excluyente. “He viajado y he leído demasiado para caer en ello. Me siento patriota de mi patria chica, en primer lugar, y de España especialmente, sin renunciar a que nos movemos en otras coordenadas (la cultura occidental, la cristiandad, América) que han forjado lo que somos. Ahora bien, la mejor forma de tener una visión profunda de las cosas es partir de lo concreto para llegar a lo general. Quizá por eso, me ha interesado siempre investigar y escribir sobre el Bierzo, pero encuadrando la visión de su historia en marcos más amplios, sin las cuales no es posible entenderla”. En todo caso, cuando está lejos de su terruño, le vienen a la cabeza, con frecuencia, los versos de du Bellay: “cuando volveré a ver de mi pequeño pueblo humear las chimeneas”.
Para mí el interés de la columna de opinión, al margen del aspecto literario, es la mirada fresca y crítica con la que se contempla la realidad. La opinión es una perspectiva, no una Verdad con mayúscula, sobre la realidad que, por ello, puede convivir con otras opiniones, siempre que éstas no caigan en la mentira
La riqueza cultural leonesa
En la actualidad, Balboa, que ya está jubilado como profesor, vive a caballo entre la ciudad de León y Cacabelos, donde sigue pasando largas temporadas y muchos fines de semana. León, “que es una ciudad pequeña y tranquila”, le permite centrarse en sus investigaciones; porque hay buenas bibliotecas, está el Archivo provincial, tiene amigos arqueólogos e historiadores con los que charla frecuentemente. “La vida cultural es muy rica y asisto con frecuencia a actos, conferencias, presentación de libros, etc.”. Asimismo, León como provincia es, según Balboa, muy extensa y diversa, rica en historia, leyendas y tradiciones; “no es extraño que haya tantos historiadores y literatos. La cosa no es de ahora, aunque en estos últimos cincuenta años ha explosionado; viene de muy lejos, al menos desde la segunda mitad del siglo XIX. Tanto las colecciones de libros publicadas por el 'Diario de León' en su centenario, como las antologías de escritores bercianos del Instituto de Estudios Bercianos (IEB) son una buena muestra de lo que digo, y solo son la punta de un iceberg de publicaciones anuales”. Además, “tenemos la suerte de contar con muchos Institutos de Cultura (Bierzo, Astorga, La Bañeza, Leonés, etc.); varias editoriales provinciales (Edilesa, Hontanar, Lobo Sapiens, Rimpego) y algunos animadores del cotarro. Todo ello permite que la creatividad tenga un cauce de expresión aceptable”. En este sentido, destaca sobremanera dos instituciones: El Instituto de Estudios Bercianos (IEB) y El Instituto Leonés de Cultura (ILC), “necesarias aunque diferentes”, agrega, puesto que el IEB es una asociación privada, con vocación pública. “Para los historiadores su revista, al igual que la que edita la basílica de la Encina, ha sido plataforma indispensable en nuestro quehacer. Sin ambas revistas no hubiéramos podido publicar los centenares de artículos que, al menos en estos últimos treinta años, han cambiado sustancialmente la historiografía de la comarca. También ha publicado, con sus escasos medios, libros de historia y literatura que, por ejemplo en esta, han dado a conocer a autores noveles”. Por su parte, El ILC es una institución pública con más medios y, por ello, con proyección provincial mayor –asegura–; en la que ha tenido la suerte de publicar varios libros, entre otros, 'El monasterio de Carracedo' o 'Hierro y herrerías en el Bierzo preindustrial'. Dice sentirse identificado sobre todo con 'El monasterio de Carracedo', acaso porque consigue conjugar investigación con buena divulgación, una característica y constante en su obra. Y también porque se trata de un libro exitoso, del que se han hecho tres ediciones “que, juntas, suman 3.500 ejemplares, cifra considerable para los números en que se mueve el mundo editorial de la provincia”. Asimismo, se siente satisfecho con algunas guías, como la que escribiera para Everest, cuyo título es 'El Bierzo', ilustrado con fotografías de Miguel Sánchez y Puri Lozano. En esta misma línea, cree que la provincia leonesa cuenta con buenos narradores y poetas, “algunos con una proyección nacional bien conocida (Gamoneda, Crémer, Pereira, Mateo Díez, Merino, Llamazares); pero quizá llama más la atención la cantidad de gente nueva que escribe actualmente. Una representación, no la única, son los dos libros en los que he colaborado estos dos últimos años: 'Leyendas de León' y 'Cuentos de León'. Es asombroso el número y sobre todo la calidad media de los que escriben; lo mismo podríamos decir de los relatos aparecidos estos años bajo el título 'La Navidad es puro cuento', etc.”.
Respecto a los poetas, propiamente dichos, está convencido de que la tradición poética en la provincia de León es incluso superior a la de los escritores en prosa, “con revistas tan señeras como 'Espadaña', 'Claraboya', 'Cuadernos Leoneses de Poesía', 'Yeldo', etc.”, reconociendo que, pese a sus muchas horas dedicadas a la investigación, es un lector de poesía desde su juventud. Investigar requiere de mucho trabajo y esfuerzo, es muy duro, según Balboa, que se lamenta de que la generación que representa en el Bierzo (con Vicente Fernández, Miguel J. García, Ignacio González y algún otro) no tiene continuidad. “Todos somos gente ya talludita, incluso jubilados –nos formamos en los setenta del siglo XX en la Universidad de Oviedo–, que hemos dedicado la vida a investigar sobre nuestra tierra”. En su caso, la investigación le facilitó la tarea de enseñar con más rigor y con más frescura, porque todo lo que leía e investigaba trataba, en lo posible, de trasmitirlo a sus alumnos; “sobre todo la ilusión por saber más”. Por su parte, las lecturas le han permitido contar con una formación más sólida, que ha utilizado para dar una mayor altura intelectual a los artículos de opinión. Muchos son los libros que ha estudiado y leído de un modo sistemático sobre Historia y sobre historiografía. Y aunque se especializara en historia moderna y contemporánea, nada de la Historia le es ajeno y todo le interesa, incluida la Filosofía de la Historia. Rememora que sus primeras influencias en la Universidad fueron las del Materialismo Histórico (ahí estaba el maestro Gustavo Bueno), luego matizado por la escuela francesa de los Annales, de tanta influencia en los años de su formación: Bloch, Duby, Braudel, Le Goff.
El pensamiento crítico
En la provincia de León tenemos la suerte de contar con muchos Institutos de Cultura (Bierzo, Astorga, La Bañeza, Leonés, etc.); varias editoriales provinciales (Edilesa, Hontanar, Lobo Sapiens, Rimpego) y algunos animadores del cotarro. Todo ello permite que la creatividad tenga un cauce de expresión aceptable
A Gustavo Bueno, al que guarda un enorme respeto por su persona y su obra, lo conoció en su época de estudiante en la Universidad de Oviedo, porque asistía a sus clases de Filosofía y a algunos seminarios suyos sobre Materialismo Histórico. Posteriormente, pudo traerlo al Bierzo en dos ocasiones, en una para presentar 'España no es un mito', y en otra para impartir una conferencia sobre 'El mito de la cultura'. “Me parece una persona inteligente, íntegra y coherente. Es probablemente el único filósofo español que ha creado escuela”, concreta. Ahora la Fundación Bueno está haciendo una labor extraordinaria –añade–, publicando trabajos o libros sobre el pensamiento de este gran filósofo, además de editar una revista digital, 'El Catoblepas', “una de las revistas críticas y de pensamiento más importantes de España”. A Balboa también le ha interesado la historiografía inglesa (Hobsbawm, Elliott, Kamen) y española, sobre todo esta última, “cuyo nivel alcanzado en estos últimos cincuenta años es asombroso”. En cuanto a sus lecturas literarias y filosóficas, reconoce que son mucho más caóticas, pues tiende a leer casi todo lo que cae en sus manos, especialmente ensayo. “He reunido una buena biblioteca, muy personal y diversa porque diversas han sido, y son, mis preocupaciones, que van de la política a la filosofía, de la economía a la teología. He sufrido muchas influencias, pero he tratado de metabolizarlas en un pensamiento propio y coherente, que he reflejado muchas veces, sobre todo, en mis libros y artículos de opinión”. Respecto a la Literatura, se define como un gran lector de novela, sobre todo la novela decimonónica (francesa, rusa, inglesa, española); aunque ahora le interesa más la narración breve, el cuento (Maupassant, Chejov, Pereira), porque dice que le cansa menos y, en pocas páginas, se concentra lo que uno quiere contar.
Gustavo Bueno es probablemente el único filósofo español que ha creado escuela
Habida cuenta de que Balboa fuera profesor del Instituto Gil y Carrasco de Ponferrada y este es el Año Romántico, en el que se está celebrando el bicentenario del nacimiento del escritor villafranquino, cree que 'El Señor de Bembibre' es realmente una gran novela histórica, no como las que proliferan en nuestros días –afina–, porque la mayoría son historias noveladas, “cuando no, novelas esotéricas y provocadoras, al estilo del Código da Vinci”. La novela romántica de Gil, su mejor obra, “quizá porque murió joven”, es “primero una gran novela de amor, bien escrita, que se enmarca en un tiempo histórico, el siglo XIV, que Gil y Carrasco conoce bien por sus lecturas del Padre Flórez y Campomanes, éste en relación con los templarios”. Gil también destacó –recuerda Balboa– como articulista y crítico literario, “faceta menos conocida pero de un gran interés, no solo por lo bien escritos que están sus artículos, sino porque está bien informado y va a lo sustancial; anuncia el artículo de costumbres, tan del siglo XIX”, resalta Balboa, que, en estos momentos, trabaja en dos libros. El primero, que está terminando, es una Historia de la vida religiosa en la provincia de León; es decir, de las órdenes religiosas desde el siglo IV hasta hoy. “León es una provincia que ha contado con numerosos monasterios -la famosa Tebaida-, conventos y colegios, cuya historia particular es conocida por los especialistas, porque se ha escrito mucho en estos últimos cincuenta años, pero faltaba una visión general y hacer llegar esa visión al gran público. Mi intención no es, en este caso, de investigación sino de divulgación, de síntesis de esta larga e interesantísima historia”. El otro libro, El carlismo en la provincia de León, es un trabajo de investigación de un tema poco y mal conocido, pero que tiene mucho interés –sostiene su autor–, porque en buena medida explica el discurrir de la historia leonesa de los dos últimos siglos, por sus implicaciones en otros ámbitos de la vida social y política. “Espero terminarlo el próximo año”.
Entrevista breve a José Antonio Balboa de Paz
“La justicia me parece la principal virtud”
¿Qué libro no dejarías de leer o leerías por segunda vez?
He leído varias veces 'El Quijote' y, de cuando en cuando releo algún capítulo. También leo 'La Biblia' asiduamente; pero no soy lector de un solo libro.
Un personaje imprescindible en la literatura (o en la vida).Visita El Bierzo
Estos días leo una biografía sobre santa Teresa de Jesús, cuya vida como fundadora y viajera fue verdaderamente asombrosa en la España del XVI. Es un personaje único e irrepetible.
Un autor o autora insoportable (o un libro insoportable).
No tengo nada personal contra Saramago, que me perdone mi hermano Carlos, ferviente lector del portugués, nunca he sido capaz de terminar uno de sus libros.
Un rasgo que defina tu personalidad.
La voluntad, pues no ahorro esfuerzo para hacer lo que creo que debo hacer.
¿Qué cualidad prefieres en una persona?
La bondad, porque el hombre bueno es justo y la justicia me parece la principal virtud.
¿Qué opinión te merece la política actual? ¿Y la sociedad?
Los partidos lo han ocupado todo, asfixiándolo. Vivimos en una situación predemocrática, sin división de poderes. Esto explica la corrupción, cáncer que ahoga la vida social. La sociedad está desorientada, la demagogia y el populismo amenazan la convivencia.
¿Qué es lo que más te divierte en esta vida?
Me divierten muchas cosas, pero lo que más me gusta es viajar, bien leyendo libros sobre otros países, bien pateando sus paisajes y ciudades.
¿Por qué escribes?
Nunca me lo he preguntado, me imagino que como algo que no puedo dejar de hacer. La escritura, podría contestar, me obliga a reflexionar y, de este modo, entender mejor el mundo.
¿Crees que las redes sociales, Facebook o Twitter, sirven para ejercitar tu estilo literario?
No las utilizo.
¿Cuáles son tus fuentes literarias a la hora de escribir?
Los recuerdos, las vivencias diarias, todo ello tamizado por las lecturas.
¿Escribes o sigues algún blog con entusiasmo porque te parezca una herramienta literaria?
No.
Una frase que resuma tu modo de entender el mundo.
La vida intensamente vivida es causa de inmenso gozo.