Concha Velasco abre con 'Olivia y Eugenio' el abono de otoño del Bergidum
Concha Velasco encarna a Olivia, una viuda de posición económica desahogada propietaria de una galería de arte, que convive con Eugenio, su hijo con síndrome de Down. Cuando se enfrenta a una situación difícil y quizás sin vuelta a atrás, decide dar un paso definitivo. Mientras ella y el joven se engalanan para una cena, tal vez la última, que celebrarán en la intimidad de su hogar, ella va
ajustando cuentas con la vida, habla de su matrimonio infeliz, de la luminosa relación con Eugenio y de otras cuestiones, en un casi soliloquio que acota los perfiles vitales de esta mujer madura a punto de rendirse y a quien la terquedad alegre de Eugenio y sus ganas de vivir obligan a replantearse todo.
En Olivia y Eugenio, madre e hijo enfrentan una situación extrema donde se cuestionan valores que surgen en tiempo de crisis. La tragedia se acerca irremediablemente a Olivia, que rememora su pasado haciendo un sincero ajuste de cuentas con su marido, madre, amistades, médicos, y con todos aquellos que presumen de ser normales, como políticos, profesionales y deportistas con éxito.
Sobre ellos Olivia se plantea si son más normales que su hijo Eugenio, un joven con síndrome de Down. Finalmente, ¿quién es normal en esta vida?
El autor, el peruano Herbert Morote, de quien hace unos años pudo verse en el Bergidum «El guía del Hermitage», trata el asunto con naturalidad y una delicadeza que no oculta los problemas de dependencia de los entrañables seres humanos afectados por esa circunstancia ni la necesaria cuota de sacrificio y abnegación de quienes los cuidan.
La crítica ha dicho que Olivia y Eugenio es una obra llena de sensibilidad, donde se da sentido y contenido a la palabra 'eutanasia'; que expresa las grandes diferencias entre un ser humano normal y un ser humano con síndrome de Down; entre el arte y la mediocridad; la entereza y la arrogancia; la energía y la muerte; los normales y los anormales. El que el personaje de Eugenio, el hijo, lo
interprete un actor con síndrome de Down aporta una “verdad” especial al montaje.