Catalina Grande Piñón Pequeño, sonrisas afiladas a orillas del Órbigo

Catalina Grande Piñón Pequeño

Abel Aparicio

A la vera del río Órbigo los relojes se acercaban vertiginosamente a la media noche. La barra empezaba a ser un lugar inaccesible y decenas de coches buscaban un lugar donde ser aparcados. Minutos antes del concierto de Catalina Grande Piñón Pequeño (CGPP) —que abría la edición XVIII de Ajo Rock en Santa Marina del Rey—, los integrantes del grupo tuvieron a bien conceder una entrevista a este humilde servidor que se confiesa amante de la música, concretamente, de la buena música.

Si aún queda alguien que no conozca a CGPP, decirle que su música se caracteriza por usar el humor y la ironía plasmadas en una sonrisa afilada. David Verderón (vocalista del grupo), escoltado por Richard Majo (guitarra) y en esta ocasión por el batería de Zoketes, Daniel Martínez —supliendo a Adrián Cavero como batería oficial—, nos explican el porqué de su estilo tan característico. “Al final haces la música que te gusta escuchar, con la que te has criado. No estamos haciendo nada nuevo,. Mama Ladilla y Lehendakaris Muertos son un ejemplo de ello”, indica David, que hoy toca en su pueblo paterno y reconoce sentir ese no sé qué especial. “Me gusta meter acidez. Un mensaje subterráneo que igual al escucharlo en directo no te detienes a analizar por las risas pero que crea un poso en tu cabeza, y ese mensaje tarde o temprano vuelve”, declara mirando al público que se acerca al festival.

Bailas para el empresario, el inmigrante es tu enemigo.

Estás buscando a los malos en el lado equivocado.

En vez de mirar p´arriba estás tirando a los lados.

Esta letra forma parte de la canción Ofensor del Pueblo, una de las diecisiete que componen el disco Baile Vermú. David reconoce que esta canción debió escribirla cualquier día después de ver el telediario y que es un buen ejemplo de lo que uno puede escuchar al acercarse a cualquiera de sus conciertos.

Otra de las letras más sonadas es Menestra con Ginebrax. “Muchas veces cuando hacemos críticas vamos sobre temas grandes, universales. Las modas encasillan a la gente y esta se deja llevar. Aunque igual a nadie le importa, ni si quiera a mí, pero tenía que salir”. Richard aprovecha para decir que hay una canción que tienen en el almacén a la espera de salir, Muñecos mágicos de madera, que esperan vea la luz en una fecha indeterminada. “La letra es muy buena, pero aun no dimos con la música, digamos está en barbecho”.

A mí lo que me gusta es el Cacique-Cola pero soy gilipollas y sigo todas las modas.

“A finales de 2019 quedé para hablar con Richard. Yo llevaba unas letrillas y él me dijo: hay que ponerle música a esto. Nos fuimos juntando poco a poco hasta que se crió la bestia”. La bestia, como dice David, está dando pasos de gigante y a fecha de hoy tienen varias fechas cerradas.

  • HOY 15 de julio - Festival Born Free (Robledo de la Valdoncina)
  • 23 de julio - Boñar
  • 30 de julio - Benavides
  • 12 de agosto - Festival Valparock (Valparaíso-Zamora)
  • 20 de agosto – Astorga

“Nos prestaría saltar los límites leoneses, pero la cosa está jodida, Parece que el grupo está gustando, pero es complicado salir fuera, tocar y que te salga rentable. Pasar lo pasamos muy bien, pero sin un sello, de forma independiente, es muy difícil” indica Richard, a lo que David añade “a raíz del concierto de Come y Calle de León esto se infló mucho. No descartamos nada. Nos gustaría mucho salir, la verdad”. Preguntados por ese tercer disco (Baile Vermú y La ira de un hombre bueno son los anteriores) David señala que “cuando acabe el verano y llegue la tranquilidad del otoño me sentaré a escribir. La verdad es que tengo muchas ganas, eso sí, siempre y cuando llegue la inspiración”.

Todo grupo tiene su bar, su local, su trinchera o barricada. Daniel reconoce que el suyo es “la perrera, nuestro local de ensayo en Benavides. Un local de dos metros cuadrados, muy pequeño pero en el que hemos hecho todo, desde ensayar hasta grabar los discos. Más artesano es imposible”.

Mientras nos despedíamos David señala la mesa de merchandising que se acababa de instalar. Cintas, discos, chapas, pegatinas, bolsas y sobre todo camisetas. “Hay amigos que van a festivales importantes, como el Resurrection de Viveiro y nos dicen que ven varias camisetas con nuestra frase más famosa, ya sabes: Lo mejor de Madrid es cuando vuelvo pa León”, estas cosas nos ponen muy contentos.

A la hora acordada comenzó la algazara. La salida a escena de CGPP fue algo similar a una descarga eléctrica. Daniel a la batería (nada que envidiar a Roberto Castresana de SA), Richard a la guitarra (nada que envidiar a Iñaki Uoho Antón de Platero y tú y Extremoduro) y la voz y puesta en escena de David (nada que envidiar a nadie) consiguieron que el respetable no cesara ni un solo minuto de cantar, saltar y bailar (y beber). Mención especial cuando David bajó del escenario a repartir pan y cecina antes de que sonara 'Condones de Cecina'. Y así, mientras bebía de una plancha de la ropa, se desvestía para quedarse con unos icónicos calzoncillos, se mofaba del laísmo de las y los vallisoletanos y se ponía unas gafas y una visera imitando a la benemérita para desearnos buenas tardes caballero, los estribillos pegadizos de sus canciones desembocaron en el cierre del concierto, con frases como

Yo me muevo en el metro, vaya comodidad

¿Tú que haces en el pueblo?

Voy andando subnormal.

Recuerden, Catalina Grande Piñón Pequeño. Desde el Órbigo a sus conciencias... ¡y al resto del mundo!

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