Condenan a Unicaja Banco a indemnizar a la familia de una trabajadora que se suicidó en 2016 por la presión laboral

Antigua sede central de Caja España en León, lugar de trabajo de Esther Sierra

Antonio Vega

Unicaja Banco, como heredero de la actividad de la extinta Caja España-Duero, deberá abonar casi 100.000 euros de indemnización a la familia de una trabajadora que se suicidó en junio del 2016 por entender del Juzgado de lo Social número 2 de León que la fallecida sufrió una situación de presión laboral o acoso. De forma que queda “clara e indubitativa la relación de causa efecto entre trabajo y suicidio” y “la empresa ha de responder por las indemnizaciones que procedan por la muerte de la trabajadora”.

La sentencia, a la que ha tenido acceso este periódico, se produce siete años después de que Esher Sierra se quitara la vida y su familia comenzara una reclamación judicial para poner luz a su muerte, que ahora se considera relacionada con su situación laboral. La familia de Esther ha logrado una victoria judicial después de que la vía penal decayera definitivamente en el año 2020 por considerar el Juzgado que llevaba el caso que no había reproche penal pero que sí podía haber sanción disciplinaria. La familia inició en mayo del 2022 una demanda civil contra Unicaja por lo social, que reconoce que pese a que no hubo denuncias internas del caso sí está probado que las presiones laborales afectaron a la fallecida ocasionándole “un deterioro físico brutal” y finalmente su muerte autoinfligida.

El resolución judicial del caso llega cuando se cumplen además 10 años de la nacionalización de Banco Ceiss (el banco que agrupaba la actividad financiera de las antiguas Caja España y Caja Duero), donde trabajaba Esther Sierra. En mayo de 2013 el FROB lo nacionalizó ante el impago de su primer y millonario rescate facilitado por la fusión de las cajas insignias de Castilla y León, una operación política bendecida en 2010 y que acabó en fiasco total. A comienzos del 2013 se inyectaron 3.137 millones de euros procedentes del Sareb o 'banco malo' pero su situación hizo necesario un segundo rescate bancario a Banco Ceiss o EspañaDuero, con 1.129 millones de euros a mayores. Sus activos inmobiliarios 'tóxicos' sobraban del balance del banco y Esther Sierra trabajaba en un departamento clave para su viabilidad, la unidad IPRAS (Inmuebles Procedentes Antes de Sareb), donde la presión era brutal, según confirman extrabajadores de la entidad que vivieron esos años en la sede central de León.

Porque el funcionamiento de esta unidad era esencial para el futuro del Banco Ceiss, que acabó siendo absorbido en 2017 por Unicaja, y fundamental para el trágico final de la trabajadora. La sentencia considera probado que desde que Esther se incorporó a esa unidad “fue objeto de hostigamiento reiterado por parte de dos de sus jefes”, uno de ellos responsable del departamento de Gestión de Activos de la Dirección Territorial de León. “El jefe se dirigía a ella y a las otras trabajadoras del departamento a voces y en términos imperativos”, recoge el juez que considera probado que Sierra fue objeto de frases vejatorias y en tono elevado, “que es, que no te enteras, que no puedes con esto” o “nos vamos a cargar a esta, la vamos a quitar de ahí, es una inútil, a ver si la largamos”.

Sierra se incorporó a esta unidad clave en el banco en enero de 2016 y al mes ya necesitó tratamiento psicológico por ansiedad con origen laboral. Según recoge la sentencia, la fallecida llegó a orinarse encima por una reprimenda del jefe debido al miedo que sentía cuando el último mes antes de su suicidio las broncas eran constantes. Se considera probado que “las conductas concretas de hostigamiento personal y maltratos verbales y psicológicos se sucedieron de manera continua, llegándola a excluir incluso de ir a tomar café con el resto de los compañeros”. Seis meses después de llegar al departamento Esther se suicidó.

El detonante de su suicidio, recoge el escrito judicial, fue la situación laboral que vivía, ya que está probado que “no tenía problemas económicos ni sentimentales ni de ningún otro tipo fuera de los laborales”. El 3 de junio de 2016 Esther sufrió una gran presión cuando se le pidieron datos que no podía obtener y que debía presentarlos en una reunión del 6 de junio a primera hora, día de su fallecimiento.

El suicidio por motivos laborales es una de las lacras que cada vez con mayor frecuencia se presenta en las empresas modernas y deshumanizadas

La sentencia señala que “el suicidio por motivos laborales es una de las lacras que cada vez con mayor frecuencia se presenta en las empresas modernas y deshumanizadas (...) Cuando además el suicidio está motivado por una situación de acoso o presión moral por parte de sus 'compañeros' o sus jefes, alcanza una dimensión verdaderamente intolerable y que en algún modo puede permitirse”. En el caso de Esther Sierra se especifica que “el suicidio por causas laborales puede tener su origen en una situación de acoso o simplemente de la presión laboral a la que el trabajador se ve sometido, aunque no pueda hablarse en sentido técnico jurídico”.

Testimonios y autopsia psicológica

En la investigación judicial se recogen testimonios contradictorios con los hechos, según fueran aportados por las partes. Todos reconocieron, incluso los jefes que fueron acusados de acoso por lo penal en la causa que decayó, que había mucha presión y que se trabajaba a voces. El juez cree que “al margen de que se califique o no de acoso laboral la conducta del jefe en cuestión es intolerable que se trate a los trabajadores a voces y descalificándolos delante de testigos”.

Ante la alegación del banco de que desconocía el caso, ya que Sierra nunca denunció por los dos protocolos existentes la situación, el juez valora que ante el reconocimiento de los testigos del funcionamiento del departamento “el banco sabía perfectamente como actuaba ese jefe pero le convenía hacer la vista gorda y hacer como no se enteraba ante el acoso. Y ello tanto si es cierto que ya había provocado el suicidio de otro empleado antes como si no”. El banco realizó una investigación interna ante la demanda penal pero concluyó que no existía situación de acoso en el caso.

El banco sabía perfectamente como actuaba ese jefe pero le convenía hacer la vista gorda y hacer como no se enteraba ante el acoso

Una de las pruebas fundamentales en este caso ha sido además la autopsia psicológica que realizó la sección de análisis de la conducta de la Unidad Central de Inteligencia Criminal de la Policía Nacional, que la familia consiguió que se realizara en el proceso penal cerrado. En ella se concluía que la situación laboral de Esther Sierra afectó de manera fundamental a su decisión de suicidarse, habla de “clima laboral disfuncional” y recogía testimonios que recogían la ansiedad laboral de la fallecida.

En la denuncia penal sobreseída la familia actuó también contra los dos jefes de Esther Sierra, que no fueron incluidos en esta demanda civil que se ha sentenciado ahora pese a existir esa posibilidad. El jefe del departamento siguió en el mismo puesto de trabajo hasta su jubilación el año pasado y su segundo sigue trabajando en la entidad financiera, donde también ha sido representante sindical.

La sentencia ha sido recurrida por Unicaja Banco ante el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, que no ha querido realizar declaraciones a este periódico sobre la sentencia, los protocolos existentes o la investigación interna al seguir el asunto en curso judicial. La familia de Esther Sierra señala que se sienten parcialmente reconfortados por la misma, ya que se reconoce en los tribunales tras una larga lucha que fue la presión laboral la que provocó su fallecimiento.

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