La “tortura” del profesor leonés en Princeton

ileon.com

La historia del profesor leonés Antonio Calvo, natural de Benavides del Órbigo, que se quitó la vida el pasado 12 de abril en su apartamento de Nueva York tras conocer el despido de su puesto de trabajo, sigue concitando numerosas incógnitas. Un misterio que se incrementa con el silencio de la prestigiosa Universidad de Princeton para la que trabajaba.

Algunos documentos a los que ha tenido acceso The New York Times arrojan algo de luz sobre el tema. El diario publica que la rectora del Departamento de Lengua y Cultura Española y Portuguesa, Gabriela Nouzeilles, envió una carta al profesor con fecha del 8 de abril en la que comunicaba su despido y detallaba: “Hemos recibido información de fuentes múltiples que usted ha realizado comportamientos extremadamente inapropiados y turbadores en su puesto de trabajo”, reza la misiva en la que se le indica que hay una investigación abierta, por lo que queda prohibido su acceso al campus y se le pide que devuelva las llaves de su despacho.

Un día después, Antonio Calvo escribía en su diario al que ha tenido acceso el periódico neoyorkino: “Es mejor dejarlo aquí en lugar de continuar por este camino hacia una mayor tortura, de marchar marcado como si fuera culpable de un crimen cuando en realidad el comité rechazó ver el mérito de mi trabajo, centrándose en su lugar solo en el hecho de que alce la voz a alguno de mis subordinados”.

El pasado viernes un grupo de 23 personas entre alumnos y profesores de Princeton hicieron publica una carta dirigida a la institución en la que piden una investigación profunda sobre el proceso de despido de Calvo.

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