¿Qué fue de la tapa 'low cost' en León?

Abundantes 'sartenucas' del desaparecido local ¡Las tapas! de León.

Carlos J. Domínguez

No es nuevo el recurrente debate en la provincia leonesa, con más bares por habitante de toda España, sobre si las tapas que los camareros leoneses sirven gratis por cada consumición debe ser muy pequeña y elaborada o inmensa y económica. Y se trata de un debate que está muy lejos de considerarse asunto cerrado. Hay tantas opiniones como tapas y clientes, como empresarios y como gustos distintos.

Sin embargo, el paso del tiempo sí permite valorar qué tipo de hostelería dice la estadística que tiene en León más éxito garantizado: si aquella que hace de la enorme abundancia su bandera o la que apuesta por delicatessen más pequeñas. Para entendernos con ejemplos reales: si con tu caña o tu vino o tu butano tira más que te planten delante un plato rebosante con un huevo frito, morcilla de León y patatas fritas, o si mejor un 'pinchín' con guacamole y una filaspa de boquerón y tomate con brotes de soja.

Para realizar un análisis en ILEÓN lo tenemos tan fácil como acudir a un reportaje publicado seis años atrás, un trabajo en el que se analizaban muy conocidos y entonces de mucho éxito en los que una de las claves era su apuesta por la tapa 'low cost' y de grandes dimensiones. Eran bares donde con un corto de cerveza que apenas costaba 1,40 o 1,50 euros podías tomar mucho más que un simple aperitivo, quedándote con la boca abierta y a la vez muy llena.

Muchos casos en plena crisis en 2017

Corría el año 2017 cuando abrimos el debate de este fenómeno del que tanto se habla por parte de los turistas y visitantes cuando recalan en León, entrevistando a empresarios hosteleros que abogaban con orgullo por la cantidad, algunos de ellos con décadas de experiencia contrastada y otros de impulso más reciente.

Todos ellos defendían su fórmula de mucha tapa gratis, y no necesariamente de calidad mediocre, para paliar contra la pérdida de clientes por culpa de la crisis económica, que amenazaba claramente con reducir el negocio, como entonces parecían notarse también en un descenso en las mesas de restaurante que había en León.

La Patronal hostelera no lo veía claro

En el lado opuesto, la Asociación de Hostelería y Turismo, representada entonces por Mª Ángeles Luengo, negaba la mayor: “Esta política (de tapas enormes a precios populares) no benefician al sector ni a la marca de León ni a su gastronomía, porque las tapas son un reclamo en León pero no por su cantidad”. Aunque no fuera la opinión de todo el sector en la provincia, ella defendía entonces que en León se “hable de tapas buenas, elaboradas, de calidad” porque el fenómeno low cost “nos fuerza a perder dinero si queremos competir”. “Eso de comer sólo de tapas hace que (estas empresas) muevan mucho dinero, sí, pero en general ganen poquito; y personalmente creo que es muy difícil salir de la crisis así, vaciando los restaurantes”.

Lo cierto es que sus palabras parecen ahora un vaticinio acertado. Porque sea por esa razón o por otras muchas, después de los años más azarosos, algunos de enorme éxito y otros los más duros que la hostelería recuerda, son muy pocos -por no decir, prácticamente ninguno- los que han sobrevivido abiertos al público seis años después.

Para aquel reportaje ILEÓN se centró en concreto en seis establecimientos que abanderaban el low cost de consumición y tapas. Y hay que admitir que estaban llenos a rebosar casi siempre. Eran casos como 'Jamón, jamón', el mítico 'Seaki', varios locales que mantuvo abierto '¡Las tapas!, el 'Picos de Europa' en la avenida de Madrid, 'Beerland' en el barrio de La Palomera, y el 'Erika' en San Mamés.

La Capital Gastronómica y la pandemia que cambiaron (casi) todo

Hay que recordar que en 2018 León vivió una sacudida para el sector, en general muy positiva para llenar las cajas, también con fuertes incrementos del precio de las consumiciones, a veces muy criticado por los clientes, al menos por los clientes locales. León vivió con adrenalina ser Capital de la Gastronomía, un título obtenido de manera políticamente eufórica pero que en realidad tenía un alto coste económico desembolsado por el Ayuntamiento de la capital para conseguirlo.

Después vino desde marzo de 2020 lo contrario: un parón global causado por la pandemia de la COVID, que durante muchos meses condicionó a la hostelería, como a otros muchos sectores, con constantes restricciones que en lugares como León se trataban de contrarrestar con medidas como la multiplicación de terrezas, entre otras.

Después de seis años y un panorama tan cambiante, la mayoría de aquellos establecimientos de tapa low cost en León ya no existen, han cerrado. Algunos por simple jubilación, como fue el caso de 'Jamón, jamón' cuando se ubicaba en la calle Cardiles, donde Santiago Martínez bajó la trapa a los pocos meses del reportaje, agotada felizmente su vida profesional. La marca sobrevive ahora en dos locales nuevos que no están relacionados con él. También se jubiló, hace menos tiempo, Fernando Vidal tras la barra del Erika, en San Mamés.

Un modelo que aún así continúa

La lista de cierres se ha completado con el Seaki, ¡Las Tapas! o el Picos de Europa, que hoy es un restaurante indio. Por su parte, el Beerland permanece abierto pero ha cambiado de dirección, en su caso tras otros problemas relacionados con la comunidad de vecinos de la zona.

Sin embargo, sí se mantiene el modelo de negocio de tapas de mucha abundancia en otros establecimientos que no sólo continúan desde entonces sino que han afianzando su éxito. Tales son por ejemplo los casos de El Patio o El Gallinero, que son de de los mismos empresarios, ambos en el barrio Romántico y en la Plaza de Torres de Omaña. Tampoco es el único caso: hay numerosos bares de barrio en León, fuera de los circuitos más masivos del turismo, que ofrecen todavía generosas tapas y en algunos casos muy tradicionales, y con un éxito sostenido en el tiempo.

Es decir, que es un modelo no desaparecido en León, ni mucho menos, a pesar de que el bagaje final de muchos de ellos haya sido el cierre.

Etiquetas
stats