“Sufrí un ataque talibán a unos quince metros de mi moto”

Motero Rusia

Marta Cuervo

Fabián C. Barrio sentía que su vida estaba siendo vivida por otra persona, con otros gustos, otras necesidades, otros deseos, otros intereses y otras responsabilidades. “Atrapado en una vida que me era ajena”. Pero, por fortuna, se dio cuenta de que “los occidentales disponemos de una herramienta valiosísima que ni siquiera valoramos: la posibilidad de cambiar nuestro destino”. Así que se enfrentó a una cruzada personal para cambiar su destino e intentar ser plenamente feliz. Se enfrascó en una aventura que le ha llevado a conocer 63 países, recorrer 120.000 kilómetros y vivir 749 días en ruta; una vuelta al mundo en moto. “Debo confesar que he vivido, como diría Neruda. Y aquí estoy, dos años después”.

Fabián estuvo en León esta semana presentando su libro 'Salí a dar una vuelta' y nos concendió una entrevista en la que nos ha contado su aventura y nos da consejos por si alguien se anima a iniciar una similar.

120.000 kilómetros y 749 días en ruta. Tras una experiencia así, ¿tiene mono de moto?

Por supuesto. Sufres una especie de síndrome de Estocolmo, eres cautivo de una forma de vivir la vida, eso por supuesto. Pero también es difícil evitar sentir una especie de cansancio general, como si estuvieras anestesiado de sensaciones extraordinarias. Supongo que es el peaje que tienes que pagar por vivir una vida increíble, al final sientes una extraña anestesia ante lo hermoso que tiene el mundo, y lo ves como algo natural.

Tantos días de viaje sobre 'Fefa', su moto ¿llegaron a hacer que perdiera la noción del tiempo?

Casi nunca sabía en qué día estaba. Pero, por otro lado, ¿importaba eso realmente?

Ha pasado por 63 países pero, ¿con cuál se quedaría como mejor opción para viajar en moto?

Yo soy muy de Asia, y en concreto Tailandia me parece un país simplemente asombroso. La gente, las costumbres, la cultura, la música, la gastronomía y los paisajes hacen que la experiencia sea redonda. Tiene un punto un poco alocado, y un punto ordenado y disciplinado también, en su justo equilibrio. Si tuviera que centrarme en América Latina, optaría por Perú, que por cierto disfruta de una de las mejores gastronomías del mundo. De África, destaco Zanzibar, una isla en el Índico que es la definición de paraíso en tierra.

¿Podría compararse su experiencia al Camino de Santiago?

Todo viaje largo es, en esencia, un viaje al interior de uno mismo. Es una forma de aprender sobre lo que se ve pero, sobre todo, sobre los límites que uno tiene, las prioridades vitales.

Pasas muchas horas contigo mismo, asistiendo a un mundo eternamente cambiante, lleno de sorpresas, en ocasiones malas, en ocasiones fantásticas. Si un viaje largo no pasa a través de ti y no te ofrece un cambio interior, has desperdiciado una fantástica oportunidad de crecer como persona.

Con miles de anécdotas en la memoria, ¿cuál es la situación más extrema que ha vivido en su viaje?

Sufrí un ataque talibán a unos quince metros de mi moto. Hoy lo recuerdo con una mezcla de nostalgia y afecto, realmente no pasé peligro alguno, la pelea era entre ellos y no contra mí, pero en aquel momento, emplear el botiquín y unos guantes de cocina para curar a un tipo en medio de la Cordillera del Karakorum, resultó un momento bastante angustioso.

Asistí a un entierro en Indonesia siendo el invitado de honor, me encontré desnudo tras una mampara en la frontera Egipto-Israel, y charlé durante dos horas con un pastor kazajo, cada uno en su idioma

¿Y la más graciosa?

Desde encontrarme hundido en el barro teniendo que compartir cabaña con unos pastores turcos, a encontrarme en medio de un entierro en Indonesia siendo el invitado de honor, pasando por propuestas matrimoniales absurdas, hacer de niñera a mi madre que quería bailar y practicar tai-chi en las calles de Bangkok, encontrarme desnudo tras una mampara en la frontera Egipto-Israel, o charlar durante dos horas con un pastor kazajo, cada uno en su idioma.

El mejor consejo para los leoneses que estén preparando un viaje largo en moto...

Si de verdad quieren hacerlo, que fijen una fecha. Una fecha inamovible. Realista. Su propia fecha para salir a cambiar su vida. Bien sea viajando, bien sea persiguiendo esa ilusión infantil que ahogaron en ese proceso absurdo al que llamamos madurar. Muchas personas me dicen “qué envidia me das”, pero sospecho que la envidia que sienten es la misma que pudiéramos sentir al ver a un tipo que baja por la calle comiéndose un polo un día de verano. Lo miras, y piensas “qué envidia” y a continuación giras la cabeza y dices “oh, fíjate, una pelusilla” y te has olvidado del tema. Si alguien al ver a un viajero siente una fuerza incontrolable que lo obliga a soñar día y noche con mapas y estampas... bueno, ahí es donde tenemos un problema y debemos empezar a fijar una fecha.

¿Lo más imprescindible para un camino tan largo? ¿Y lo menos?

Lo único imprescindible es la voluntad. El resto, realmente, no importa tanto. Si haces de tu prioridad vital salir a dar una vuelta, lo conseguirás. Contrariamente a lo que pudiera parecer, no es una cuestión de dinero: Emilio Scotto salió de Argentina con 300 dólares en el bolsillo, tardó ocho años, pero dio la vuelta al mundo. Tampoco tu familia condiciona una decisión de estas características: conozco a muchas familias que se embarcaron juntos en una odisea, y simplemente salieron reforzadas, sus hijos crecieron más sanos, más sabios. Yo si pudiera volver a vivir, viajaría más liviano. No daría tantísimas vueltas a las cosas, seguiría con pasión mis deseos. Y ya está. No es tan complicado, en realidad.

¿Alguna vez pensó en abandonar? ¿Qué les diría a futuros viajeros para que no se rindan en una experiencia como la que ha vivido?

Aproximadamente, uno de cada cuatro días. Es lo que yo llamo “la hipótesis del Enanito”. Días en los que, si apareciera un enanito con una cajita con un botón y dijera “¡Si pulsas el botón te devuelvo a la comodidad de tu casa!” lo apretaría hasta convertir mis dedos en muñones. Pero como soy un tipo enormemente positivo, siempre pienso que cada maldad que pone en tu camino el mundo es siempre temporal y pasajera.

¿Es bueno viajar solo en moto?

Es bueno sentirse cómodo y feliz con lo que haces. Si prefieres hacerlo solo, adelante, y si tienes a alguien contigo que comparta lo que tú sientes y con quien te compenetres lo suficiente como para hacer un viaje extraordinario, mejor que mejor. Sin embargo, hay viajes que resultan catastróficos en compañía porque no hay esa compenetración, esa complicidad. El que planifica se siente culpable porque las cosas no salen como quería, el que es planificado se frustra porque le hubiera gustado hacer tal cosa o tal otra, o porque cree que habría encontrado un alojamiento mejor.

¿Cómo organizó la preparación del viaje?

Diseñé el viaje teniendo en cuenta motivos políticos y climatológicos. Por un lado, hay zonas del mundo por las que no puedes pasar, como Myanmar, o por las que es muy difícil o caro -China no te deja circular con tu propio vehículo, exige que te pagues a un guía-censor con su propio chófer, y eso sale por un ojo de la cara-. Además, hay regiones en las que la época del año determina completamente si podrás o no transitar por ellas, especialmente en moto, que es un vehículo especialmente sensible a la temperatura y la lluvia. La idea era viajar siempre en verano, y lo conseguí: Había estimado dos años, y tardé dos años y diecisiete días.

Su próximo viaje...

Siempre he sido un nómada, de hecho utilizaba los viajes como una especie de catarsis personal: cuando viajes, vives el doble, de tal forma que empleaba lo trepidante del viajar para librarme de los fantasmas del trabajo, en ocasiones demasiado intenso. Ahora viajaría por otros motivos, más profundos e intensos. Porque no me queda más remedio. Pero ojo, con tiento. Una vez sedimente todas las sensaciones, tendré que volver a salir, pero no antes. Porque somos máquinas de procesar sensaciones, y es imprescindible, para que la maquinaria no se gripe, darle un respiro y un descanso. Hoy no saldría a dar otra vuelta. Pero mañana, quién sabe.

Las aventuras de Fabián C. Barrio están disponibles en su libro: 'Salí a dar una vuelta'. Ya a la venta.

Etiquetas
stats