Prisión comunicada y sin fianza para el detenido por agredir a un matrimonio de octogenarios en León

El arrestado por agredir brutalmente el pasado martes a dos personas de más de 80 años de edad en su casa en la plaza Maestro Odón Alonso de León ha pasado en la mañana de este viernes a disposición judicial por la tentativa de homicidio y el robo con violencia cometido en el domicilio y por otros cuatro robos con violencia. El Juzgado de guardia ha decretado su ingreso en prisión comunicada y sin fianza.
Fue el pasado martes cuando el varón, de 53 resultó, fue detenido por agentes de la Policía Nacional acusado de robo con violencia y tentativa de homicidio. El sospechoso accedió a un portal a las 9.00 horas y, haciéndose pasar por un revisor de contadores, logró que un matrimonio del inmueble le abriera la puerta y le permitieran acceder a su domicilio.
Una vez dentro amenazó al matrimonio para que le entregarán dinero y joyas. Al escuchar los gritos y ser alertado por otros vecinos, un guardia civil que salía de su domicilio procedió a llamar insistentemente a la puerta identificándose como agente de la Benemérita. A continuación, salió el agresor con manchas de sangre y esgrimiendo un palo de manera amenazadora, por lo que procedió a reducirlo mientras acudía al lugar la Policía Nacional avisada del suceso, haciéndose cargo del detenido así como de la instrucción de las diligencias policiales. La actuación del guardia civil es fruto de la formación recibida por todos los agentes de atención permanente al ciudadano esté o no de servicio.
Los heridos fueron evacuados al Hospital de León con heridas muy graves. El arrestado, que ofreció en todo momento una fuerte resistencia, cuenta con numerosos antecedentes y estaba siendo buscado por cuatro robos con violencia ocurridos en los últimos 15 días.
En los cuatro sucesos había abordado a mujeres en calles céntricas de León, a última hora de la tarde o de madrugada, amenazándolas con un objeto punzante, navaja o tijeras para sustraerles las joyas que llevaban puestas y el bolso, que después arrojaba vacío en las inmediaciones. Las víctimas de estos hechos lo han reconocido a pesar de que cuando las abordaba intentaba cubrirse la cara con una braga o el cuello de la cazadora.