La prevención, fundamental para evitar toxiinfecciones alimentarias en verano
La llegada del verano y de las altas temperaturas obliga a extremar la precaución ente las toxiinfecciones de origen alimentario o hídrico, principalmente las causadas por la salmonella, que en 2011 estaba presente en casi el 30 % de los brotes epidemiológicos registrados en Castilla y León.
Castilla y León registró a lo largo de 2011 un total de 59 brotes epidemiológicos, según se desprende del balance desarrollado por el Servicio de Epidemiología de la Dirección General de Salud Pública de la Junta.
De los 59 episodios notificados, cerca del 55 % tuvo su causa en enfermedades de transmisión a través de alimentos o agua, mientras que las gastroenteritis agudas de origen no alimentario protagonizaron casi el 10 % de los brotes notificados; el resto quedan enmarcados en los de variada etiología.
El número de toxiinfecciones de origen alimentario o hídrico en 2011 experimentó una importante reducción de casi el 50 % respecto a los registros del ejercicio anterior, con 39 el año pasado frente a 47 en 2010; en cuanto a los afectados, estos fueron 373 en 2011, por 787 en 2010, y 26 hospitalizados el año pasado por 51 el anterior.
En un destacado porcentaje, las enfermedades transmitidas por alimentos tienen su origen en su incorrecta preparación y conservación en los propios hogares.
El conocimiento general y la aplicación correcta de las buenas prácticas que eviten la contaminación por salmonella en establecimientos e industrias y en los hogares es garantía primordial de los mayores índices de seguridad alimentaria, por lo que es bueno recordar y difundir los consejos y las actitudes a adoptar para lograr una mayor seguridad alimentaria.
Con respecto a los hábitos para la compra, las carnes, los pescados y los productos de repostería deben estar refrigerados o congelados; hay que rechazar los huevos que no estén etiquetados y los que no lleven fecha de consumo preferente, y tampoco hay que admitir los que estén rotos o sucios; y en bares, cafeterías y restaurantes, evitar alimentos elaborados que, precisando de refrigeración, estén expuestos a temperatura ambiente.
En cuanto al almacenamiento racional de los alimentos, se deben refrigerar carnes, pescados y mariscos lo antes posible tras la compra; evitar que carnes y pescados escurran sobre otros alimentos que vayan a ser consumidos en crudo; los huevos no hay que lavarlos, ya que la humedad favorece la penetración de la salmonella en su interior.
Asimismo, hay que ser exigentes en la higiene personal: los niños han de lavarse las manos con agua caliente y jabón, sobre todo después de jugar con sus mascotas, y siempre antes de comer; y hay que comprobar que las superficies, recipientes y utensilios en contacto con los alimentos estén limpios antes y, sobre todo, después de cada uso.
Se deben extremar las precauciones al preparar la comida: no romper el huevo en el borde de recipientes donde vayan a ser batidos y empleé el recipiente únicamente para esta operación; no separar las claras de las yemas con la propia cáscara del huevo; cuajar bien las tortillas; para preservar o conservar la tortilla no utilizar el mismo plato con el que la ha dado la vuelta; preparar las mayonesas con la máxima higiene; descongelar carne y pescados en recipientes cerrados en el frigorífico; y cocinar suficientemente los mariscos adquiridos vivos.
Otro de los aspectos a tener en cuenta es la conservación de la comida preparada adecuadamente: no se deben poner en contacto los alimentos crudos con la comida preparada; hay que utilizar recipientes herméticos para guardar y mantener refrigera la comida; conservar en el frigorífico los alimentos cocinados y las sobras de comida hasta su próxima utilización; consumir o eliminar cualquier mayonesa o salsa casera tras su elaboración y, en el caso de que se trate de productos elaborados industrialmente, debe de mantenerse en el frigorífico una vez iniciado su consumo; conservar siempre en frío pasteles, natillas y salsas, y consumirlas en las 24 horas siguientes a su elaboración; y, en excursiones y salidas fuera de los domicilios, no hay que dejar nunca los alimentos preparados al sol o en el interior de los vehículos y sí en neveras portátiles.
Hay que ser prudente a la hora de consumir alimentos, evitar comer huevos crudos o alimentos poco cocinados que contengan huevos crudos; no tomar carnes insuficientemente cocinadas, especialmente si son de ave; y no consumir leche cruda.